POR REVISTA SUDESTADA
El mundo entero está movilizado por el caso de Drayke Hardman, el niño que murió el pasado 10 de febrero en el condado de Tooele, Utah. Drayke le había contado a su hermana que había sido golpeado en la escuela por otro alumno cuando llegó a la casa con un ojo con un moretón grande. La familia estaba al tanto de las agresiones que sufría su hijo, tanto verbales como físicas, en el colegio. Su madre se expresó con dolor en las redes y dijo: “Mi corazón está destrozado, no sé cómo arreglarlo, o si alguna vez lo haré, pero pasaré cada minuto enseñando bondad en la memoria de mi persona favorita. Su propósito aquí era enseñar bondad, mostrar amor y lo hizo absolutamente, tomó a cualquiera como amigo para que tuvieran uno. Una vez que estabas en la tribu de Drayke, estabas allí para siempre.No puedo empezar a expresar lo agradecido que estoy por mi gente, por las llamadas, los textos, todos los mensajes. Intento responder, lo hago, pero no sé cómo en este momento. Diré que los abracen, abrácenlos fuerte. Enséñenles a vivir y a amar ferozmente. Enseñen amabilidad y #doitfordrayke”. Tanto ella como el papá de Drayke lanzaron una campaña para costear el funeral a través de un hashtag (hacelo por Drake).
Una vez más el bullying y la violencia llevándose la vida de un niño. Esta violencia silenciosa que va cargando en el cuerpo de cada niñx, joven o adolescente. El acoso y el maltrato que reciben quienes están en el foco de la burla es difícil de transitar. Es fundamental que lxs adultxs abracemos a las infancias, que enseñemos tolerancia y respeto por el otrx. El bullying mata y no podemos seguir mirando para otro lado. (18-02-22).