La gordofobia no nace de un repollo
Sofía Ortiz Andrada (foto) relata que ella y sus amigas ya contaban con la reserva del box del boliche Bruto Beach, que ahora por protocolo funciona con “burbujas” para 10 personas. Antes de las 6 de la tarde ya estaban en la puerta, porque a esa hora era gratis, dato que les comunicó uno de los encargados de relaciones públicas. Sus amigas, fueron entrando una a una. Cuando llegó su turno le dijeron “Espera, me fijo si hay lugar”.
Media hora de espera le bastó para darse cuenta lo que estaba pasando. Mientras, seguía pasando gente. Pidió explicaciones, y desde el boliche probaron varias. Le dijeron que el lugar era para mayores de 21 años, ella tiene 24 y lo corroboró con su DNI. Le dijeron que iba a tener que pagar, respondió que lo haría y aún así, le impidieron el ingreso. A falta de argumentos, la realidad se tornó muy clara para Sofía: “No había lugar para mí, por tener sobrepeso no llegaba a su target”. Sus amigas salieron del boliche y se fueron.
Los responsables de Bruto sacaron un comunicado, donde lamentan los hechos y expresan “sinceras disculpas a las personas que hayan sido afectadas” y “condenan enfáticamente todo acto de discriminación y violencia hacia las personas”. También prometieron que todo su personal recibirá capacitación de “Buenas prácticas Respetuosas” a través de la subsecretaría de Derechos Humanos municipal. Para Sofía no hubo respuesta.
Ella denunció al boliche en sus redes, y funcionarios del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) de Mar del Plata se comunicaron con ella y la asesoraron sobre los elementos a reunir para formalizar la denuncia en su provincia natal, Tucumán. La denuncia será contundente; “el derecho de admisión no es para alguien que tiene un cuerpo distinto”.
Trabajó en distintos boliches modelando y en campañas publicitarias en Tucumán, pero es la primera vez que le ocurre algo así. Este hecho le duele, le da bronca y afirmó “pero me hace más fuerte para luchar contra la discriminación de los cuerpos diferentes”.
DERRIBAR PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS
Las pantallas son el lugar privilegiado para reproducir estándares de belleza y de apariencia física. Pero también las revistas, los diarios y sus tapas. No hace mucho se generó una polémica por la tapa de la revista Caras cuando publicó en su portada una fotografía de Amalia, una de las herederas del trono de Holanda, y tituló que “la hija mayor de Máxima” Zorreguieta “luce con orgullo su look plus size”.
En esta nota, Lala Pasquinelli, investigadora, artista y fundadora de Mujeres que no fueron tapa, explica el rol problemático que cumplen los medios de comunicación cuando hablan de cuerpos que salen “de la norma y de los cánones de belleza que se exigen para ser considerado un cuerpo bello o con derecho a ser mostrado, mirado y deseado”. Los efectos son claros: las imágenes y los dichos normalizan los juicios sobre los cuerpos de las mujeres y habilitan el bullying, las críticas violentas hacia los cuerpos diferentes y trastornos de alimentación.
Lala Pasquinelli también afirmó: “Necesitamos ser valoradas por lo que hacemos, por lo que pensamos, por nuestro intelecto y nuestra capacidad. No seguir siendo evaluadas por nuestra apariencia física como si fuésemos objetos. Es realmente una vulneración de derechos».
La distancia que separa a la princesa de Holanda de Sofía es abismal. Amalia, recibirá al cumplir 18 años, un sueldo anual de 250 mil euros, solo por pertenecer a la monarquía de Holanda. Si una princesa, -con acceso a todo lo que desea por el solo hecho de heredar un trono-, sufrió bullying en su país, qué le queda al resto de las jóvenes. La mayoría de las adolescentes se enfrentan a este tipo de prejuicios y estereotipos, pero desde otro lugar: haciendo malabares para estudiar, trabajar y en muchos casos, haciéndose cargo del cuidado de los hijos e hijas. (22-1-21).