Todo silencio es político

Por Diego Valeriano

El silencio sobre la desaparición de Facundo Astudillo Castro es uno de los silencios más ruidosos que escuchamos en mucho tiempo. Silencio, militancia, posteo, funcionaria, pandemia. Es un silencio raro en un año en que todos opinamos, en el que no nos callamos nada, en el que no le dejamos pasar nada a nadie. Es un silencio llamativo entre tanto griterío vigilante, encerrona, anti trosko, anti cheto. Silencio luchon, desconcierto, burocracia. Silencio gato de Berni, condescendiente con Axel, traidor a la mamá de Facundo.

Los silencios, nuestros silencios tienen certezas, razones, motivos. Todo silencio es político, entonces poco importa el dolor y la fuerza de la mamá, el acoso al abogado, la tortura al cuñado, la complicidad con esos fiscales, jueces y periodistas tan ortibas siempre. Poco importan Ludmila, el Negrito, María, Luciano. Lo que importa es lo que creemos, lo que nos hace sentir bien, cómodos, conformes. Lo que importa es el encuadramiento, el cargo, la próxima elección, no hacerle el juego a la derecha, ser parte de algo grande, hacer caso. No importa la víctima, sino quien es el victimario.

Todo silencio es político, lo policial es político y la política anda en patrullero. El patrullero nos educa, nos corrige, nos llama a silencio. Dice que sí y que no. Impide la fiesta, el vagar, juntarse. El patrullero odia a los pibes. La política en patrullero no entiende de tonos, momentos o historias, no le importan. Es pura herramienta de gobernabilidad. No entiende de ideas, es la idea. No entiende de palabras, es el silencio. (17/12/20).

Los comentarios están cerrados.