Lanzan programas para que la obra pública tenga perspectiva de género

Intendentas y funcionarias nacionales trabajan en la puesta en marcha de una obra pública con perspectiva de género, con proyectos que contemplan la contratación de cooperativas integradas por mujeres y la capacitación en oficios tradicionalmente asociados a los hombres como una salida laboral que les permita sostener su autonomía ante contextos de vulnerabilidad y violencia.

«Estoy convencida de que muchas actividades laborales se les asignan a los hombres por tradición, a las que nos vamos acostumbrando sin mayores explicaciones, porque tranquilamente la pueden ejecutar mujeres y así lo demostramos con la construcción», explicó a Télam la intendenta de la localidad chubutense de Camarones, Claudia Loyola.

Camarones es una pequeña población costera, ubicada en la mitad de la costa atlántica chubutense entre Rawson y Comodoro Rivadavia, de aproximadamente 1.500 habitantes, que fue seleccionada en el marco del programa «Argentina Hace» para obras de adoquinado en las calles.

«Lo bueno de este programa es que viene de Nación directamente a los municipios y tramitamos en nuestro caso la obra de adoquinado de algunas cuadras del pueblo por un monto de 16 millones», describió.

Al igual que Loyola, las mujeres con cargos públicos de todo el país celebraron cuando esta semana el presidente Alberto Fernández anunció «la inclusión de la mujer en la obra pública»; al igual que las declaraciones del ministro del área, Gabriel Katopodis, que aseguró que se desarrollará «un Manual para la Gestión de la Obra Pública con perspectiva de género».

En esa línea, la secretaria de Políticas contra las Violencias por Motivos de Género del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, Josefina Kelly Neila, explicó a esta agencia que «la obra de construcción es un lugar donde claramente hay una gran desigualdad y venimos trabajando en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas para incluir en los proyectos o plan de obra la perspectiva de género».

Remarcó que «hay una fuerte decisión política de llevar adelante políticas que impulsen cambios» y destacó el plan «Argentina Hace», anunciado meses atrás por el Presidente y el ministro Katopodis, «que busca a través de diferentes cooperativas que exista una participación de mujeres en la construcción».

La funcionaria adelantó la próxima puesta en marcha del programa Acompañar, a través del que «habrá una transferencia económica a la persona que es víctima de violencia de género; asistencia psicológica y jurídica, y durante 6 meses se le brindará una capacitación para que obtenga herramientas que le permitan lograr su reinserción laboral, su autonomía «.

En la provincia de Buenos Aires, también se trabaja para incluir la perspectiva de género en la obra pública, según contó a esta agencia Flavia Delmas, subsecretaria de Políticas contra las violencias por razones de género del ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense.

«Sabemos por experiencias anteriores, como el programa Ellas Hacen, que la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo en oficios que no son los tradicionales, tienen un impacto enorme en sus vidas cotidianas y en la percepción que la sociedad puede tener en torno a aquellas tareas masculinizadas», afirmó a Télam.

La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, también puso manos a la obra y anunció que en su distrito construirán «el primero de los Centros Territoriales de Políticas de Género y Diversidad en Buenos Aires, que permitirá el abordaje de situaciones de violencias por motivos de género».

Y en la provincia más austral del país, el intendente de la ciudad fueguina de Río Grande, Martín Pérez, afirmó que las mujeres «han demostrado estar capacitadas para ocupar cualquier puesto laboral», y destacó que el Gobierno nacional «está a la altura de las circunstancias» y «no toma como una novedad el empleo femenino en lugares históricamente masculinizados».

En esa línea, el intendente precisó que dentro del polo industrial de Tierra del Fuego, «cuatro de cada diez empleados son mujeres».

«Solo ese dato explica por qué tenemos que sostener las fuentes de trabajo de las empresas. Y demuestra cómo el gobierno anterior no solo atacó a la industria sobre la base de la producción sino que indirectamente golpeó el trabajo femenino», analizó Pérez en diálogo con Télam.

Por su parte, el jefe comunal recordó que el municipio replicó una iniciativa de la ciudad de Ushuaia consistente en un programa para mujeres choferes de colectivos, mientras que respecto de la industria también «se le ofrecerá a las fábricas la posibilidad de que implementen una terminalidad educativa», señaló.

La intendenta chubutense Claudia Loyola recordó que «el año pasado tras un convenio con vialidad (provincial) se hicieron 3 cuadras frente a la casa de la familia de Perón, que tiene un valor histórico para nosotros, a través de una cooperativa de trabajo integrada totalmente por mujeres y estoy orgullosa de que haya sido así».

El dato llamativo de esta cooperativa es que en un gran porcentaje son madres solas con hijos a cargo (por lo general 1 o 2), que nunca contrajeron matrimonio o son separadas.

La intendenta subrayó que «si está la base técnica de alisado y nivelado de las calles, que se hace a través de maquinarias, no veo por qué no se puede realizar esa tarea por mujeres, en este caso a través de una cooperativa que incluso se las arreglaron para hacer el cordón cuneta».

Estela, de 32 años, es una de las integrantes de la cooperativa de trabajo y explicó en diálogo con Télam: «Yo soy mamá soltera con tres criaturas a cargo y la verdad que agradezco que me permitan hacer un trabajo, aunque sea rudo, para llevar el sustento dignamente a mi casa».

Colectiveras, árbitras de fútbol y hasta una mecánica de autos en el Fin del Mundo / Por Gabriel Ramonet

«Al comienzo fue todo una novedad, pero nuestros compañeros nos tratan como pares y nos han aceptado muy bien», sostiene Sandra Aravena, una colectivera que desde hace tres años se desempeña en la empresa estatal de transporte público de la ciudad de Ushuaia, en Tierra del Fuego.

Sandra le contó a Télam que Ushuaia Integral Sociedad del Estado (UISE), dependiente del municipio local, cuenta con otras dos mujeres en el plantel de choferes, una de las actividades históricamente reservada solo para hombres.

«Trabajamos jornadas de entre 7 y 9 horas, dando 4 o 5 vueltas diarias a todo el recorrido, con horarios rotativos, igual que todos los demás», afirmó la mujer.

Según mencionó, los usuarios las tratan con naturalidad, y aunque al principio recibieron muchos elogios, tanto de mujeres como de hombres, con el transcurso del tiempo la situación se volvió normal, y los problemas que se presentan son los mismos que en el caso de los choferes masculinos.

«El tránsito en Ushuaia es complicado, por las calles con pendientes y congeladas en invierno. No he notado diferencias en el trato con otros automovilistas. Me gusta mucho mi trabajo y todos los días aprendo algo», reconoció Aravena.

Otro trabajo socialmente «masculinizado» es el que ejerce Elena Gómez Navarro, que se desempeña como mecánica de autos en un taller de la capital fueguina.

Elena también dicta talleres de mecánica a otras mujeres, a quienes les enseña trabajos que van desde el cambio de cubiertas hasta la sustitución de pastillas de freno.

«Me gusta el trabajo que hago. Mis hijos están bien, felices, y eso es lo que más me llena el corazón. Tengo mi oficina, mi taller y también soy ama de casa. En la vida todo se puede hacer», reflexionó Gómez Navarro en dialogo con Télam.

La mecánica explicó que fue aprendiendo el oficio y con el paso del tiempo se hizo un espacio en un mercado habitualmente dominado por varones.

«Por suerte eso está cambiando. Las mujeres podemos hacer las mismas actividades que los hombres. No hay ninguna duda de eso», aseguró.

Lo mismo piensa Romina Gil, una mendocina de nacimiento pero radicada en Tierra del Fuego que desde hace cuatro años es árbitra de primera división en la liga local masculina de Fútbol de Salón (Futsal).

«Empecé en las divisiones infantiles, como planillera y cronometrista. Después probé dirigir y me gustó. Hice el curso y me fui integrando. Creo que me ayudó la actitud y la personalidad. También demostrar que me gusta lo que hago, y que soy muy profesional», relató Romina en diálogo con Télam.

Como en el resto de las profesiones y oficios antes reservados a varones, esta mamá de dos hijos -una niña de 9 y un niño de 8- recordó que una vez pasada la novedad, su género comenzó a pasar desapercibido.

«Al principio a los jugadores les costó acostumbrarse. Tuve algunos encontronazos, pero nunca pasaron a mayores. En definitiva, nada que también no les haya pasado a los árbitros varones», destacó.

Romina también dirige la reserva en los torneos regionales de fútbol de cancha abierta y llegó a representar a la provincia en campeonatos de Futsal patagónicos y en un nacional realizado en San Juan.

En su caso, el arbitraje no es la primera actividad «masculinizada» que le tocó transitar: cuando no tenía empleo, incursionó en la construcción, donde empezó juntando escombros y aprendió a masillar paredes, pintar, soldar y colocar cerámicos.

De hecho, como la pandemia frenó el fútbol, en la actualidad maneja un remis en una de las principales empresas del rubro de Ushuaia.

«Pienso que ahora las mujeres se animan más. Marcamos diferencia en muchas cosas. Yo siempre fui persistente. Donde me dicen «acá mejor no», siempre me pregunto por qué no. Ese es mi mérito», concluyó Romina.

FUENTE: TÉLAM

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