Derribando mitos: por qué es recomendable que los nenes anden en patas
Por Sabrina Critzmann (*)
Entre las frases más comunes que nos persiguieron en la infancia, se encuentra, con voz de abuela, el: “PONETE LAS MEDIAS QUE TE VAS A ENFERMAR”.
Esta frase tiene mil variables, por supuesto. Incluye destinos catastróficos para cualquiera que la desafíe: dolores de panza, broncoespasmos, gripes, nunca aprender a caminar, cólicos, pies que nunca crecen, pies que crecen mucho, pies que crecen mal. Los males de la humanidad están sostenidos en el contacto de una planta del pie de la niña o el niño sobre la cerámica fría.
¿Por qué le ponemos zapatos y medias a un bebé que no camina, por ejemplo? Porque queda tierno, probablemente, así como les ponemos gorros de dinosaurios. Pero, ¿los necesita? No. No solo no los necesita, sino que, si los tiene puestos todo el tiempo, pueden entorpecer su exploración.
Los bebés están en continuo movimiento. Pataleo, giro, medio giro, reptación, gateo. Los pies sirven de soporte, pivoteo, rascado de superficies. Los recién nacidos tienen un reflejo que llamamos «de caminata»: si los hacemos «caminar», ponen un pie delante del otro. Esta respuesta neurológica, lejos de la «gracia», tiene un propósito fundamental: un recién nacido sano es absolutamente capaz de arrastrarse sobre el cuerpo de su madre hacia el pecho, impulsado ¡por sus piecitos!, sirviendo esto también de masaje al útero que está regresando a su tamaño. Pocas veces se respeta este momento, aún en los nacimientos menos intervenidos; pero cada día tenemos más información acerca de su importancia.
Permitirles explorar descalzos es permitirles que sus pies tomen información del ambiente, que recoge el cerebro, procesa y almacena. Tenerlos siempre con medias es como tenerlos siempre con guantes: los desafío a pasar un día entero con guantes. Percibirán las cosas diferentes, hasta con molestia. El cerebro tiene que procesar que hay algo en el medio de la piel y las superficies, y adaptar la sensibilidad y el movimiento a ello. Un lío.
Vamos con algunos mitos comunes:
-“Estar descalzo produce pie plano”: Después de décadas de zapatos ortopédicos y plantillas, el pie plano hoy es considerado una variación del pie normal. Si no hay dolor, y es un pie plano flexible, no se hace nada con él. Más allá de esto, los niños y niñas tienen los pies planos en forma fisiológica hasta los 3-4 años porque los ligamentos son lados, tienen más cartílagos que huesitos y más tejido adiposo (los pies de empanaditas). Los pies descalzos favorecen el fortalecimiento de los músculos, dado que el pie recibe más información que si estuviera dentro de un zapato.
-“Los pies descalzos producen enfermedades respiratorias”: Los niños y niñas suelen tener muchos mocos, la mayoría producidos por virus estacionales. La temporada otoño-invierno suele ser la peor ¿Por qué? Porque solemos estar agrupados en lugares poco ventilados tosiendo, porque los adultos vamos a trabajar enfermos, porque la humedad del ambiente hace que los virus perduren más tiempo en las superficies. Enferman los virus y las bacterias, y éstas entran por las mucosas (vías respiratorias, ojos) y no por los pies.
Y si faltaban más datos para corroborar esto, en este nuevo mundo COVID-19 los tenemos: ¡Este año tenemos un 76% menos de bronquiolitis (enfermedad respiratoria que afecta los pulmones de bebés de hasta dos años) que en 2019! ¿Por qué? Porque tomamos más medidas de higiene, ventilación y aislamiento social.
-“Los pies descalzos producen cólicos”: Falso. No producen cólicos, tampoco generan dolor de cabeza, ni caca verde. Tranquilos.
-“Se les enfrían los pies y puede ser molesto”: Los bebés suelen tener pies y manos más frías que el resto del cuerpo. Esto es fisiológico y normal. Pero están en continuo movimiento, en posiciones que los adultos que estamos todo el día sentados o parados no solemos tomar (un lindo ejercicio es seguir a un deambulador de dos años por toda la casa e imitar sus movimientos. A la media hora estaremos pidiendo clemencia). Este movimiento mantiene el cuerpo calentito y, claramente, a ellos no les molesta estar descalzos (¡lo notamos mucho cuando se sacan las medias solos!) y suelen buscar estarlo.
¿Cuándo poner medias o zapatos?
Si hace el suficiente frío como para poner guantes, no hay duda: la idea no es tener frío, solo quedarnos tranquilos.
Para salir a la calle, en bebés que ya caminan es conveniente buscar un calzado flexible que los proteja de lastimarse, y que se parezca «lo más posible» a estar descalzos. Cuando nos parezca que nuestro hijo o hija tiene frío o que está molesto/a por estar descalzo, podemos preguntarle. Todas las personas son diferentes y sienten cosas distintas. No es una imposición que los bebés, niñas y niños estén descalzos, cada familia informada tomará sus decisiones y estará perfecto.
No buscamos que se deje al niño caminar en la nieve con los pies descalzos y una musculosa, no exageremos. Mucho menos romantizar el hecho de que hay niñas y niños que no tienen zapatos para ir a la escuela: esa es una deuda que tenemos como sociedad y debemos trabajar para garantizar sus derechos. Simplemente sabemos que, si continuamente se saca las medias y corre descalzo por la casa, podemos ahorrar toda esa energía que empleamos para que se las ponga de nuevo, porque NO se va a enfermar por ello.
¡A andar en patas, se ha dicho!
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(*) Nota publicada en Big Bang News.