NUEVO LUGAR, RENOVADAS EXPECTATIVAS, LA MISMA PASIÓN

Por Carlos Madera Murgui
Sin la más minúscula intención de generar concordias o discrepancias, ya que se trata de un pensamiento en voz alta como me lo ha permitido la radio desde hace muchos años, y por versar de algo personal, no es más que un escrito sobre huellas y afectividades que solo lo pueden comprender quienes estiman o aman algo. Aquí nada se termina, por el contrario empieza algo nuevo. No será lo mismo, lo transcurrido es historia, pero no por eso menos.
Quienes vivimos los primeros tiempos en ese lugar, y que convergemos allí, al igual que todos los que pasaron efímeramente, o los eternos pertinaces de hoy con más razón, solo ellos sabrán comprender lo que es la radio. Y más ESTA radio y en ESE lugar. A la mayoría, pero hablo en primera persona, la radio y ese ámbito nos marcaron y formatearon la vida. Son pasiones, por allí inexplicables, pero sí con la subjetividad de saberse algo personal. En esto por ser la radio patrimonio del pueblo, juega a mí entender algo más, al menos la reflexión que conlleva algo que varía y trastoca ciertas caducidades.
Debo advertirles que esto no es sensiblería plañidera ni nada de ese carácter, está hecho con la toda la intención de un mea culpa de alguien nativo de este pueblo que seguramente terminara acá, ( eso es lo deseado), parte del conjunto, no más que nadie, ni menos que cualquiera, y por ello precisamente con todo el derecho a pronunciarse. Por eso esencialmente lo de la responsabilidad como dorreguero, como parte de un muestrario donde nadie puede sacar los pies del plato.
Lo que hemos, y seguimos perdiendo como comunidad, pueblo, distrito o como le quieran llamar, durante gran parte de la historia que me ha tocado vivir, más allá de la añoranza de la infancia cuando no comprendía, aún en la adolescencia cuando me interesaba menos, luego con familia cuando los horizontes se endurecen y toman forma, no coinciden con una tabulación ingénita de lo que se pretende para quienes siempre hemos vivido por aquí. Los motivos siempre son valederos,.. económicos,.. de gestión, …por los tiempos,… todo cambia,.. por algo pasó.
“ Algo habrán hecho,” también coronó alguna etapa no exenta en mi pueblo, cuando nos dedicamos a negar y enterrar situaciones. Pero la apatía, la indolencia no pasa de moda, seguimos perdiendo cosas, en condición de pobladores, de instituciones, las fuerzas distan de ser vivas, de luchar, revelando un marcado sesgo de individualismo que a la larga desnudan la falta de pertenencia de conjunto, que solo advertimos por unos pocos días y después hasta la próxima frustración. Más aún, los últimos tiempos con un vacío conceptual, muy de moda, muy de coartada, todo muy justificado. No se trata de ser pesimista porque si, ni optimista por el solo hecho en el conformismo de ciertos aspectos que nos identifican, pero es evidente que no nos auto preservamos como comunidad. Detallar lo perdido, que todos conocemos a lo largo de los años no ayuda y menos buscando culpas, pero aflora sí la falta de determinación política, corporativa, donde todo se disipa en injustificables argumentos que se han tornado habituales cuando fuimos dilapidando industrias, comercios, instituciones, servicios, hábitos, costumbres, y hasta la disposición y voluntad de ayudarnos, hasta eso.
Nuestra radio dejo el lugar de su nacimiento. Vaya a saber por qué, el edificio que nunca cobijó otra cosa que la radio durante casi 50 años, desde hoy será otra cosa. La Radio, de eso se trata, hoy es de sus trabajadores, muy poquita gente, gente de acá. Todavía con algunos colaboradores en el staff artístico de la primera hora, es la primera vez que muestra esa característica, de estar en manos de los laburantes. Hubo otras épocas, donde capitales de afuera, iniciaron la épica meta de tener una AM, con alma, vida, sufrimiento y angustias de un visionario de acá, que sedujo a esos intereses para la inversión, donde entonces y también ahora, no todos los distritos como el nuestro cuentan con una emisora de amplitud modulada. También hubo importantes inversiones de gente vinculada fuertemente al medio, con gestión exitosa fuera del pueblo, y luego derivado en este presente, el esfuerzo titánico de quienes protagonizan la radio todos los días, sin envidiarle nada a lo transcurrido. Vamos a seguir por los años, eso no lo duden, donde sea, esto no se silencia así nomás. El compromiso tendría que ser de más gente; dirán es solo un inmueble, también escucharemos es un negocio como cualquiera, y es particular. Una radio, pregunto, la primera, la AM, la única del pueblo: ¿Es particular y un negocio como cualquiera? A veces me parece y obvio, siempre con la molestia encima, que existen pergeños, por momentos fabricados, por momentos inconscientes, extrapolados como todos los discursos que últimamente escuchamos, con disímiles características que se asemejan a algo que nadie conoce o que nada tiene que ver con este pueblo y sus necesidades e idiosincrasia.
Seguiremos, porque de esto vive gente, artesanalmente, pero con un trabajo crecidamente profesional, sin inversiones lugareñas, (nuestro nodo histórico para cualquier concepción de gente de acá), en un nuevo lugar, con renovada esperanza, sintiendo la pasión por la radio, pero también de lo dicho, una marcada tendencia localista, difundiendo y contando durante todo el día, como ha sido toda su existencia, las alegrías, realizaciones y dolores de nuestros coterráneos, afirmando que tal vez haya cosas que no se ven, ocurrieron, se pueden contar, y los seguiremos haciendo en pos de algo que no tiene precio, la dignidad y el desarrollo de las personas por sobre todas las cosas.