LA DORREGO

Carta de una vecina para que no le pase a nadie más: 2 médicos del Hospital local dijeron que su hijo tenía cólicos y era apendicitis gangrenosa

Quiero hacer público lo que sucedió con mi hijo de 11 años. El lunes pasado, alrededor de la 1 de la madrugada, decidí llevarlo al Hospital Municipal porque tenía dolor de panza. Lo atendió el doctor Sueldo y como para él eran cólicos, le dio Ibuprofeno. Le pregunté si no podría ser apendicitis, porque yo había sido operada de eso. Aunque no había presentado los otros síntomas de la enfermedad, más allá del dolor abdominal, rápidamente me extrajeron sangre.

Ese mismo lunes mi hijo fue a la Escuela (Técnica) y alrededor de las 10 de la mañana me llamaron para que lo retirara porque volvió a sentir dolores. Lo llevé nuevamente al Hospital y me atendió un médico de apellido Abraham, que lo revisó más exhaustivamente y sólo me pidió que lo mantuviera vigilado.

Alrededor de las 13, siempre del lunes, retorné al Hospital porque a mi hijo le seguía doliendo mucho la panza. Me atendió Sueldo y después se sumó Abraham. Les pedí que le hicieran un análisis de sangre y me dijeron que no se justificaba ‘pincharlo’ (al nene) porque tenía la panza blanda. Ante mi insistencia, resolvieron hacerle un examen de orina. Luego, una enfermera me llamó para decirme que en el mismo no había salido nada. Me sugirieron que volviera a las 21, porque a esa hora iba a llegar el doctor (Nicolás) Testani (es pediatra). En ese lapso mi hijo comenzó con vómitos.

Como a Demian no le calmaban los dolores, decidí llevarlo en auto a Bahía Blanca, donde primeramente lo llevé a la guardia del Penna. En este Hospital le hicieron una ecografía, le sacaron sangre y le diagnosticaron apendicitis gangrenosa. Me pregunto, ¿qué hubiera pasado si, como me recomendaron los 2 médicos en Dorrego, esperaba hasta las 9 de la noche? No quiero ni imaginarlo. Otra pregunta, ¿qué hubiera pasado si un caso similar le hubiera sucedido a una familia que no tiene los recursos para viajar por sus propios medios?

Como tengo obra social, me derivaron a la clínica de OSECAC, donde fue operado el martes a las 9, aunque recién recibió el alta el sábado a la mañana.

Quienes me conocen saben que no soy de hacer críticas por la crítica misma, y menos públicamente, pero decidí hacerlo porque no quiero que ninguna madre o padre pase por el calvario que pasé, y para que ningún otro niño o adolescente sufra lo que sufrió Demian.

Siempre que fui al Hospital de Dorrego me atendieron muy bien, en tiempo y forma, y soy una defensora de nuestro hospital. Creo que acá hubo errores de parte de los dos médicos porque no agotaron las instancias para descartar de un primer momento la patología más grave según los síntomas que tenía mi hijo.

Por último, quiero expresar algunos agradecimientos:

*Al intendente Raúl Reyes, porque una vez enterado de la situación se comunicó conmigo.

*A mis familiares, amigos y allegados, por el acompañamiento y la preocupación constante que mostraron acerca de la evolución del estado de salud de Demi.

*A las chicas que se quedaron en el negocio para que no cerrara sus puertas durante mi ausencia.

*A todo el personal de OSECAC, por la calidad humana y profesional demostrada durante los 5 días en que estuvimos internados. Al cirujano Guillermo Granada.

Me hubiera gustado haber dirigido esta carta al director del Hospital Municipal, pero, lamentablemente, es el mismo médico que mal diagnosticó a mi hijo.

Analía Arruti

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