Rosana Sotelo (Acción Social de Monte Hermoso): “Te lo dicen con todas las letras: no llego a fin de mes. ¡Y no llegan!»

A inicios del mes Unicef brindó un dato escalofriante: el 48% de los chicos de Argentina vive en la pobreza. La semana pasada fue el turno de la Universidad Católica: a través de su Observatorio de la Deuda Social emitió un documento en el que señaló que la pobreza subió al 33,6% y afecta hoy a 13,6 millones de personas.

Detrás de esos índices y cifras que duelen hay familias con graves necesidades. Y una demanda de ayuda que, según reconocen desde las áreas de Desarrollo Social de los municipios, este año creció a niveles récord.

“A nosotros se nos duplicó la demanda -disparó Rosana Sotelo, de la cartera social de Monte Hermoso-. La crisis no nos la cuenta nadie: la vemos todos los días. Este año han estado en nuestras oficinas familias que nunca habían venido antes para pedir alimentos, medicamentos y, sobre todo, pago de servicios o alquileres”

“Te lo dicen con todas las letras: no llego a fin de mes. ¡Y no llegan! Ves los números y no llegan. En Monte, cuando llega el verano la situación social se distiende, porque la gente consigue algún trabajo en el sector turístico; sin embargo, hoy estamos peor que en el invierno”, añadió.

El dato que disparó todas las alertas, este año, fue la cantidad de familias que pese a tener trabajo se vieron obligadas a pedir ayuda.

“Es el dato más preocupante”, opinó Marta Paniagua, directora de Acción Social de Saavedra.

“Un sueldo medio hoy está entre 13 y 14 mil pesos y, un alquiler, de 7 a 8 mil. Con una boleta de gas de 4 mil pesos, dividido en dos cuotas de 2 mil, y sumándole el costo de la luz… ya no te alcanza para comer. O sea, tenés empleo, pero no llegás de ninguna manera. Es terrible”, completó.

En su distrito la cantidad de familias que demanda ayuda en forma periódica pasó de 100 a más de 700. Los pedidos van desde alimentos, leña y garrafas hasta fondos para pagar el alquiler o las boletas de energía, gas y agua.

Carlos Morelli, titular del área social de Villarino, reconoció que históricamente se había asistido a familias para pagar servicios y alquileres, aunque nunca en los valores actuales.

“Antes una familia venía con una boleta de 200 o 300 pesos, pero hoy se aparecen con facturas de 5.000. Para alguien de clase media eso es muy alto”, refirió.

Un sueldo medio está entre 13 y 14 mil pesos y, un alquiler, de 7 a 8 mil. Con una boleta de gas de 4 mil pesos, sumándole el costo de la luz… ya no te alcanza para comer», dijo Marta Paniagua.
El funcionario dijo que en su distrito hubo un crecimiento de la demanda de ayuda durante este año, aunque no fue explosivo porque –enfatizó- ya se venían aplicando una batería de planes.

“Previendo esto, desde 2016 veníamos trabajando en programas socioeconómicos. Así hemos amortiguado el impacto de la crisis en este 2018. Lógicamente, la asistencia ha crecido, pero logramos que no sea algo traumático, sino paulatino”, explicó.

Morelli citó no menos de 20 programas en marcha.

“Este año, por ejemplo, se trabajó muy fuerte no sólo para asistir con alimentos a las familias necesitadas, sino con capacitación para que desarrollen sus propias huertas”, mencionó.

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