Fiesta de las Llanuras: un culto a lo auténtico
POR PABLO JAVIER MARCÓ
Es imposible imaginar a Coronel Dorrego sin la Peña Nativista y su Fiesta de las Llanuras. No hay nada que identifique más a este pueblo del sur de la Provincia de Buenos Aires que la entidad gaucha y su más lograda creación.
Alguna vez, Amílcar González, ex presidente de la institución, reflexionó que la semilla sembrada por Atahualpa Yupanqui, Suma Paz, Osiris Rodríguez Castrillo, Ñusta de Piorno y tantas otras figuras de jerarquía, han caído, aquí, en suelo fértil.
Todavía hoy, a pesar del avance tecnológico y al vértigo que impone la vida moderna, gentes de todas las edades siguen disfrutando del canto del sur, del baile del sur.
La Peña, desde su nacimiento, ha postulado siempre la recuperación de las manifestaciones culturales, artísticas y costumbristas de la tradición surera. Desde 1955, no ha cejado en su empeño de rescatar los principales aspectos del arte nativo.
Esa fue la obligación moral que se impusieron Pedro Iribarne y tantos otros que en estas más de cinco décadas han honrado nuestro pasado, convencidos de que es la única forma de preservar valores y trazar un destino basado en fundamentos firmes y auténticos.
La tarea no es sencilla, pero la tenacidad de hombres y mujeres que siguen luchando para que no se pierda nuestra verdadera identidad, le han dado continuidad a esta esperada cita.
Aquí, cada año, habitualmente en octubre, este año excepcionalmente en noviembre, nuestro pueblo reaviva sus raíces nutriéndose de charlas, muestras y espectáculos. También de cabalgatas, desfiles gauchos, jineteadas, destrezas, danzas y canto.
Dorrego es la tierra de José Alaiz. También de Luis Acosta García. Y de Pedro Iribarne. Es la tierra que cautivó a Don Ata y a su exigente mirada para evaluar qué es lo verdaderamente auténtico.
Porque aquí, en Coronel Dorrego, todo los años, se hace un culto a la argentinidad.