Luis Barrionuevo presentó “De mi propia cosecha”

El viernes pasado, en la Biblioteca Cacuri de Tres Tres Arroyos, se vivió un momento muy especial. Luis Barrionuevo, en un encuentro que tuvo todos los condimentos, presentó su segundo libro, titulado “De mi propia Cosecha”, una vez más, junto a la Editorial Caravana.

Participó Roberto Di Palma, secretario general del Sindicato Empleados de Comercio; integrantes de Caravana, laex legisladora Graciela De Leo y Daniel Civardi, presidente de la Peña Nativista de Coronel Dorrego, entre otros.

El evento contó con una gran asistencia de público. Entre familia, amigos y vecinos de la ciudad, el público estaba listo para escuchar a Luis Barrionuevo hablar sobre sus aventuras, que como marcaría durante la conferencia, “A mí no me lo contaron, yo lo viví”.

Diego Slagter fue el encargado de la edición de la obra, y el primero en tomar el micrófono, quien remarcó la importancia cultural de Luis, de llevar a Tres Arroyos en su corazón a lo largo y ancho del país y del mundo.

Luis, con su ímpetu y orgullo, comenzó agradeciendo a Dios, que puso en su camino “un rebenque, unos estribos y el coraje”. Barrionuevo contó su historia cronológicamente, como domador “amansando potros para trabajar en la hacienda”, luego fue jinete, pasó a ser animador de jineteada, “yo subía solito a los escenarios, no precisaba ladero y subía con el papel donde tenía anotados los reservados y los jinetes”.

Recordó como Coco Ayala, histórico animador y relator de jineteadas, se le acercó sorprendido, por como él improvisaba. “El país en una oportunidad tuvo 5 animadores grandes, entre esos cinco estuvo Luis Barrionuevo”, dijo destacando la importancia nacional a la que su talento y esfuerzo lo llevó.

La constancia y la disciplina hicieron de Luis un referente del tradicionalismo. Entre las anécdotas, habló sonriendo de sus caídas: “En una época a mí me decían Juan Pablo II, porque donde iba besaba la tierra”.

Hasta que el camino de la payada y el de Luis se encontraron. Siempre tuvieron relación, ya que la improvisación en la vida de Barrionuevo la llevaba en la sangre. El arte de la payada llegó a su vida gracias al uruguayo Carlos López Terra, “Yo no me olvido aquel 14 de abril de 1984 en el club Copetonas, donde yo hice mi actuación como solista. Cuando me arrimo al vestuario donde estaba López Terra con su guitarra me dice, Luisito ‘dame tu guitarra que la atemplo a la mía, porque usted va a payar con nosotros’ y yo no había payado nunca, y respondió ‘usted va a payar, porque si no sube a payar, yo lo voy a llamar y si no sube va a pasar vergüenza frente a su gente’”, contó Barrionuevo. Y qué buen ojo por parte de López Terra, ya que llevó a Luis a incursionar en la pasión que describe su vida.

La bandera de los payadores fue tomada con fuerza por la figura de Luis Barrionuevo. Un hombre capaz de contar las historias que caracterizaron a esta práctica de nuestra cultura nacional, que tiene ese brillo en los ojos cada vez que improvisa, y que logra año tras año superar nuevas barreras.

A lo largo de su vida, llevó la payada a lo largo de Argentina, para luego comenzar a transmitir hacia otros países, hasta le surgió la posibilidad de cruzar el charco y llevarle el argentinismo a los europeos.

Los seres queridos de Luis también estuvieron a pie de cañón en esta actividad. No hubo una persona que se dirigiera al micrófono que no valore aspectos de su personalidad y de lo que genera. Un hombre dispuesto a compartir su talento para el disfrute del resto. Como bien lo marcó Mariana Fernández, coordinadora de la editorial Caravana, “Las cosas que se empiezan a tejer con otros son tan maravillosas que no pueden compartirse fácilmente. Luis viene a visitarnos seguido a la Editorial, y sin importar quién esté, comienza a improvisar y nos alegra la mañana. A partir de su presencia, de su visita, de su amistad, provoca alegría, genera momentos mágicos en las personas, despierta inspiración y sentido de pertenencia”.

El evento continuó con varios amigos de Barrionuevo que se acercaron a decir unas palabras de afecto y agradecimiento hacia Luis. Hasta que llegó el tan ansiado momento de escuchar sus payadas.

Acomodaron su silla, le dieron la guitarra, la afinó de oído, como si fuera una extensión suya. Contó que no controla sus dedos, porque sufrió 3 ACV, pero será la pasión que le transmite hacer lo que ama, que le sale natural. Sus dedos encuentran las cuerdas, y dio inicio a un breve concierto, donde tras varias payadas, le deja el lugar a uno de sus alumnos. Porque la mejor parte de la pasión por su cultura, es enseñarla. Y Santiago González, de tan solo 13 años, agarró su micrófono y su guitarra para mostrar lo que ha aprendido junto a Luis Barrionuevo.

Así concluyó la presentación de su libro, con la gente aplaudiendo, y Luis, agradeciendo y alegre de poder haber compartido con su gente y con la comunidad su flamante obra, “De mi propia cosecha”. (La Voz del Pueblo). (26-07-23).

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