Pablo Fazio, el Sr. Cannabis
El empresario pyme quiere industrializar el cáñamo. Kulfas tomó la idea. AF lo anunció el #1M. Los grandes laboratorios, aún en silencio.
En enero de 2020, cuando los funcionarios del Ministerio de Desarrollo Productivo todavía no se habían acomodado en sus oficinas, recibieron un paper de pocas páginas. El remitente era de la Cámara Argentina del Cannabis (Argencann), una organización que nuclea a 40 pymes y emprendedores. En el medio pasó el año más distópico del que se tenga recuerdos, pero lo que comenzó con ese pequeño documento siguió con distintas reuniones y se transformó en el borrador de un proyecto de ley que, dijo en la apertura de sesiones legislativas el presidente Alberto Fernández, llegará al Congreso para impulsar el cultivo del cannabis para uso medicinal e industrial.
Pablo Fazio es presidente de Argencann y director de Pampa Hemp, un laboratorio que firmó en noviembre el primer convenio público-privado con el INTA para investigar y producir cannabis medicinal en el país. Politólogo de formación, se define como emprendedor y pasó por distintas actividades. Fundó la cerveza artesanal Otro Mundo, antes del boom que llegó tiempo después. Impulsa desde hace tres años la industria del cannabis, con la creación de la cámara que ahora va por la ley que impulse la actividad.
Argencann mantuvo desde aquel enero del año pasado numerosas reuniones con funcionarios de la cartera que conduce Matías Kulfas. El corolario fue el anuncio del proyecto de ley que hizo el Presidente ante la Asamblea Legislativa. «La industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos cinco años. El proyecto prevé la utilización del cultivo exclusivamente con fines de industrialización para uso medicinal e industrial», adelantó Fernández.
«La propuesta del Poder Ejecutivo fue trabajada de manera conjunta, en situación de mucha escucha todo el año pasado», dijo Fazio a Letra P. «Fuimos parte del proceso; abre posibilidades a una agenda de inversión, de creación de puestos de trabajo, de exportaciones, de articulación público-privada, se abren un montón de posibilidades», agregó este politólogo que se define como emprendedor.
El proyecto, anticipó Fazio, busca crear una agencia regulatoria que otorgue licencias de producción a los privados. También se establecerán condiciones para el acceso al financiamiento y la interrelación entre las distintas fases administrativas. El Estado debe abrir muchas puertas: modificaciones en el código alimenticio para que productos como el chocolate, la yerba o el té puedan incorporar variantes con CBD -uno de los componentes del cannabis; el otro es el THC-; cambios en el código aduanero y definición de la carga impositiva, permisos para la circulación y el transporte de las materias primas y los productos industrializados. «Está todo por hacerse», resume Fazio. Si el proyecto corre rápido por el Congreso y el Gobierno es diligente en la reglamentación, el banderín de largada para la producción industrial podría llegar hacia fin de año.
El presidente de Argencann contó las potencialidades de un negocio. «Lo más inmediato y con más potencial es el cannabis farmacéutico. También está siendo usado por la industria de la alimentación para la incorporación en algunos productos. Hay productos veterinarios que pueden incorporar CBD para la última etapa de la vida adulta de las mascotas, para que transiten esos años sin dolor. Y luego hay otra industria basada no en los principios activos de la planta, sino sobre el procesamiento de la materia prima, el cáñamo industrial. Del procesamiento de esa planta se extraen fibras fibras textiles, del papel y elementos sustitutos para la construcción. Hay ladrillos de cáñamo», resumió.
El proyecto de ley es vital para permitir que la iniciativa privada empuje esta industria. La ley 27.350 de uso medicinal solo permitió la producción a escala a Sociedades del Estado. Surgieron, así, proyectos provinciales: Agrogenética Riojana, Cannaba Sociedad del Estado (Jujuy) y MisioPharma (Misiones) pero, por ahora, las grandes farmarcéuticas radicadas en el país se mantienen debajo del radar. Las cámaras que agrupan a los laboratorios no se plegaron al lobby por la ley para industrializar el cannabis y las grandes empresas esperan, en silencio, que avance un potencial negocio que, saben, puede mover mucha plata.
Según un informe de Standard & Poor’s de junio de 2019 que tomaba información de Euromonitor International, el mercado del cannabis movía unos 150.000 millones de dólares a nivel mundial para ese entonces, pero el 90% de manera ilícita. La consultora londinense estimó que el mercado legal crecerá un 45% anual durante siete años y llegará a los 166.000 millones de dólares en 2025. El mundo avanza hacia la legalización y algunos países, como Canadá y Uruguay, incluyen en ella al uso recreativo. «Si Argentina apuesta por la generación de valor, vamos a tener una posibilidad grande. Si se da la posibilidad de constituir un marco regulatorio de vanguardia, hay una enorme oportunidad», auguró Fazio.
«La cámara puso este tema sobre la mesa. Antes se hablaba solo de derechos; nuestro gran aporte ha sido visualizar que el cannabis puede ser una estrategia de desarrollo productivo», dijo Fazio. «En Argencann solo hay emprendedores y pymes, no hay grandes empresas. Algún día llegarán y, en la medida en que sea en condiciones de igualdad y de pares, ojalá se acerquen», agregó. (Letra P). (10-03-21).