«Necesitamos incorporar la manera de servir de los bomberos»
POR JUAN IGNACIO GILLIGAN
35, 36, 37 grados y viento, mucho viento. Y el agua que se niega. Los bomberos no dan abasto. ¿Qué tienen estos hombres?, ¿por qué son ellos y no otros?
Si le preguntás a un niño qué vas a ser cuando sea grande es posible que te diga: bombero. Porque la figura del bombero es la más parecida a la de los héroes que admiramos en las películas: valientes, anónimos, solidarios, dispuestos a dar la vida.
El fuego no te da tiempo para levantar juicios o buscar culpables. El bombero no pregunta ¿a ver quién prendió el fuego? No, es una cuestión de vida o muerte. El bombero es el héroe, el remedio, el antídoto.
Mucho temple, olvido de sí. No es extraño que la gente los valore, respete y aprecie como a muy pocos sectores. Siempre que nos referimos a ellos decimos “los bomberos”. Hablamos de equipo, de espíritu de grupo. Poco pesan las individualidades. Lo importante son los principios, la vida misma.
“¿Llamaron a los bomberos?”. Ya están en camino, dice alguien y en cierta medida nos tranquilizamos. Hay un sector sano, heroico hasta la médula, que nos protege. Un grupo dispuesto a dar la vida por personas que ni siquiera conocen.
Necesitamos incorporar esta manera de servir.
¿Se imaginan una industria alimenticia que ante el hambre de una sola persona acudiera a ella tal como actúan los bomberos? ¿O una corporación que cuando alguien se queda sin trabajo tocara sus sirenas y acudiera a socorrerlo? ¿O un partido político que nunca hiciera campañas y que sorprendiera a la gente llevando beneficios y buenas noticias? ¿O un laboratorio que regalara los medicamentos a nuestros abuelos para que no tengan que sufrir para conseguirlos?
Necesitamos creer que una sociedad así es posible. Y los bomberos pueden enseñarnos mucho en tal sentido.Mientras escribo, oigo una vez más la sirena. Suena una, dos, tres veces. Ahí van de nuevo. Los bomberos.