Educación

La Universidad Nacional del Sur formará acompañantes terapéuticos

En 2019, la Universidad Nacional del Sur (UNS) comenzará el dictado de la tecnicatura en acompañamiento terapéutico (AT), atendiendo que esa profesión se ha convertido en una de las más demandadas en materia de salud en los últimos tiempos.

Desde hace algunas décadas el AT ha adquirido una presencia muy fuerte en la sociedad, a partir de una reforma trascendental implementada en la manera de atender y considerar a las personas con determinadas patologías mentales o discapacidades. Se los puede ver con asiduidad en las escuelas, acompañando a niños o jóvenes, con adultos en varias actividades y con discapacitados que suman actividades antes vedadas.

El cambio responde a una práctica definida por una palabra de difícil pronunciación: la desmanicomialización. La expresión refiere a la ley de salud pública que modificó la manera de tratar a los considerados «enfermos mentales», que antes permanecían encerrados en instituciones psiquiátricas o manicomios, considerados incapaces de desarrollar actividades normales y completamente estigmatizados.

A partir de la nueva normativa se apuntó a la integración e inserción de estas personas, para que puedan desarrollar una vida como cualquier otra persona.

En esa conducta, el acompañante terapéutico se desempeña con niños, adolescentes, adultos y ancianos que presenten algún tipo de desorden emocional o de conducta, psicosis o situaciones más críticas como depresiones, accidentes o enfermedades terminales.

Buscando jerarquizar la actividad, la Universidad Nacional del Sur aprobó la semana anterior el dictado del tecnicatura en acompañamiento terapéutico, organizada en tres años, como una manera de implementar una formación más específica de estos profesionales.

Pedro Silberman, decano del departamento de Salud de a UNS, señaló a La Nueva. las necesidades de una sociedad en la cual ha aumentado la expectativa de vida, con un universo de personas con problemáticas propias del envejecimiento.

Al mismo se suma un 7% de población con alguna discapacidad y que una de cada 45 familias tiene un integrante con discapacidad.

«La función del acompañante es trascendente para estos casos, a partir de un concepto sanitario que viene ganando terreno y que no se tiene en cuenta en la formación de las carreras tradicionales», señaló.

Silberman aportó un concepto clave de esta historia: que los derechos de las personas con discapacidad ya tiene rango constitucional en la Argentina.

«La ley establece que no hay discapacidades ni discapacitados: toda persona debe desarrollar, con algún apoyo, una vida normal. La discapacidad no reside en la persona sino en el estado o en el contexto, que no generan las condiciones que le permitan a esa persona cumplir con ese objetivo», explicó.

Lucas Esteban Ramos es Licenciado en Psicología, acompañante terapéutico y ha participado en varios congresos relacionados con el tema. Consultado sobre el tema, menciona que hoy ya no existen las «internaciones compulsivas» de personas, salvo que signifiquen un riesgo para sí o terceros.

«Antes, una persona con dificultades debía concurrir a escuelas especiales, se las derivaba a manicomios o a clínicas psiquiátricas. Hoy se entiende que lo mejor es que sean atendidos en su comunidad, con una ayuda adicional», opinó.

Los casos que aceptan AT son de amplísima diversidad, en muchos casos lejos de merecer algún tipo de encierro, personas que no generan una situación delicada.

Mencionó, por último, que la respuesta que se genera en el entorno ante personas que tienen acompañantes es variable.

«Por lo general son integrados, lo suman como un compañero más. Pero en muchos casos el trabajo del acompañante es importante para lograr ese reconocimiento», explicó. (La Nueva.).

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