Política

Sin Paso y con Boleta Única

* Con la reciente suspensión de las PASO, el presidente Milei no solo se anota un triunfo parlamentario, sino también político-electoral. * Sumado a la aprobación de la Boleta Única para la elección de senadores y diputados nacionales, los libertarios pueden avanzar en el armado de listas sin recurrir a la democracia interna de los partidos.

Por Fabián Barda

Finalmente, el gobierno nacional logró la suspensión de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). La sesión extraordinaria fue encabezada por el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala (LLA), debido a que la vicepresidenta Victoria Villarruel quedó a cargo del Poder Ejecutivo por el viaje del presidente de la Nación, Javier Milei, a los Estados Unidos.

En la sesión, tras un extenso debate, se sancionó y convirtió en ley, con 43 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones, la suspensión de las PASO durante el presente año. Según establece la ley, se «suspenden durante el año 2025 las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias contenidas en el título II de la ley 26.571, de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral».

En su momento, los libertarios argumentaron la necesidad de la suspensión basándose en cuestiones presupuestarias, considerando a las PASO un gasto innecesario. No es ni más ni menos que el viejo argumento de la antipolítica, que ha catalogado a las primarias no solo como una erogación que no debe hacerse, sino también como una encuesta gratis para algunos sectores. Como siempre, se atacan consecuencias y no causas. Si había una duda cuando el sistema fue implementado, hoy se ratifica mucho más. Es el estado en que se encuentran los partidos políticos lo que hará ineficiente cualquier tipo de reforma que se intente realizar.

Además, siempre se parte de un diagnóstico equivocado. El problema no son los instrumentos, ni el andamiaje institucional, ni la legislación y/o las normas administrativas. El núcleo problemático lo conforma el estado de las fuerzas políticas, la baja calidad de la política en general, que incluye a viejos y nuevos actores, y el avance de la ultraderecha en el mundo, a quien la democracia liberal le importa poco.

En una apretada síntesis sobre la actualidad, podemos decir que el desencanto no es patrimonio de Argentina, con un polémico ultraderechista como líder emergente. Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá e Italia son presas del desencanto. Solamente los países escandinavos siguen siendo faros de esperanza para muchos, con democracias sólidas, economías de mercado y Estados de bienestar, modelos que parecen cada vez más inalcanzables hoy también para algunos países del primer mundo.

El debilitamiento de las democracias liberales plantea interrogantes sobre cómo actuar frente al vacío de liderazgo. No hay dudas de que el surgimiento de estas figuras autoritarias como solución es aún más peligroso.
Solo hay margen para reconstruir instituciones, recuperar la confianza en la política y redefinir qué significa gobernar para las mayorías en un mundo cada vez más polarizado.

Suspender las PASO no cambia nada. Milei logró un triunfo parlamentario con la ley de suspensión y también un triunfo político para el armado libertario. Subordinar a sus aliados en las listas oficialistas es la cuestión fundamental. Hoy, ese grupo de aliados se ha ampliado de la original dupla Bullrich-Macri, lo que requerirá mucho más que la “lapicera violeta” de Santiago Caputo.

Las PASO tuvieron su origen en 2009. El 2 de diciembre de aquel año, el Congreso de la Nación aprobó la normativa 26.571, también conocida como Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral, cuya iniciativa fue impulsada por el gobierno de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El objetivo de la ley era transparentar, ordenar y democratizar el sistema de representación política a través del establecimiento de normas para regular la construcción de alianzas y la presentación de candidaturas. Es por ello que la Ley 26.571 dispuso la creación de las PASO.

Si bien las PASO se establecieron en 2009, su implementación recién comenzó en las elecciones nacionales de 2011. En su estreno, para las precandidaturas presidenciales, no se registraron internas en los partidos políticos. De las 10 candidaturas, 7 obtuvieron más del 1,5% de los votos necesarios para dar la pelea en las elecciones generales.

En aquellas PASO, Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria) obtuvo un 50,24%, Ricardo Alfonsín (Unión para el Desarrollo Social) un 12,20%, Eduardo Duhalde (Frente Popular) un 12,12%, Hermes Binner (Frente Amplio Progresista) un 10,18%, Alberto Rodríguez Saá (Compromiso Federal) un 8,17%, Elisa Carrió (Coalición Cívica ARI) un 3,22% y Jorge Altamira (FIT) un 2,46%.

Asimismo, quienes se quedaron afuera de las elecciones generales fueron Alcira Argumedo (Proyecto Sur), que registró un 0,89% de los votos, Sergio Pastore (Movimiento de Acción Vecinal) con un 0,30% y José Bonacci (Partido del Campo Popular) con el 0,23%.

En las elecciones de 2015, la situación fue distinta. De las 11 fuerzas políticas que presentaron precandidaturas presidenciales, 3 optaron por disolverlas a través de una interna en las PASO.

Cambiemos tuvo entre sus precandidaturas a Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió; Unidos por Una Nueva Alternativa a José Manuel de la Sota y a Sergio Massa; y el FIT a Jorge Altamira y Nicolás del Caño.

Los resultados le dieron una victoria a Daniel Scioli, único candidato del FPV, con un 38,67%, mientras que Macri, Massa y Del Caño se impusieron en las internas de sus respectivos partidos. Solo 6 de las 11 candidaturas pasaron el piso del 1,5% para competir en las elecciones generales.

En las presidenciales de 2019, al igual que en 2011, las PASO se caracterizaron por las listas de unidad. De las 10 precandidaturas a presidente, 6 lograron superar el umbral para ser parte de las elecciones generales.

Alberto Fernández (Frente de Todos) obtuvo un 47,79% de los votos, Mauricio Macri (Juntos por el Cambio) el 31,80%, Roberto Lavagna (Consenso Federal) un 8,15%, Nicolás Del Caño (FIT – Unidad) un 2,83%, Juan José Gómez Centurión (NOS) un 2,62% y José Luis Espert (Unite por la Libertad y la Dignidad) otro 2,16%.
Por último, quienes no llegaron a octubre fueron Manuela Castañeira (MAS) con el 0,70%, Alejandro Biondini (Frente Patriota) con el 0,23%, Raúl Albarracín (Movimiento de Acción Vecinal) con un 0,14% y José Antonio Romero Ferris (Partido Autonomista) con el 0,13%.

En las últimas primarias, el candidato a presidente más votado en esa ocasión fue Javier Milei, de La Libertad Avanza, quien obtuvo el 30% de los votos. En segundo lugar, quedó Juntos por el Cambio, con el 28% de los votos, porcentaje al que llegó con la interna entre Patricia Bullrich, que ganó con el 16,9%, y Horacio Rodríguez Larreta, que obtuvo el 11,3%. En tercer lugar, se ubicó Unión por la Patria, con el 27,2% de los votos, al que llegó con el 21,4% que obtuvo Sergio Massa y el 5,8% de Juan Grabois. En cuarto lugar, quedó Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País, con el 3,8%, y en quinto lugar, el Frente de Izquierda Unidad, con el 2,6%.

¿Cómo surgirán los candidatos para estas legislativas? Se vuelve al sistema de las internas partidarias, que nunca fueron eliminadas. En su momento, las internas cerradas fueron cuestionadas porque no reflejarían la voluntad de los afiliados, sino de los aparatos partidarios. Siempre estará en cuestión la vieja discusión sobre si un partido político debe ser un partido de masas o un partido de cuadros políticos. Lo que sí es cierto es que las fuerzas políticas de la derecha y la ultraderecha emergente, y hoy gobernante, no tienen ninguna tradición de ejercicio de democracia interna. Por eso, Milei suspendió las PASO para armar desde arriba y con su círculo rojo las listas oficialistas.

A este panorama se le debe agregar que el año anterior el parlamento aprobó la ley que implementa la Boleta Única de Papel para la elección de senadores y diputados nacionales. La principal innovación de la Boleta Única de Papel es la eliminación de las boletas partidarias tradicionales, que hasta ahora cada espacio político distribuía y cuidaba. En su lugar, se utilizará una única boleta que incluirá a todos los candidatos.

Los defensores de la nueva boleta sostienen que se pone fin a los «sellos de goma», partidos sin representación real que solían presentar candidatos solo para acceder a los fondos que el Estado proveía para la impresión de boletas; en cambio, quienes no avalan el sistema señalan varios puntos en contra, como los costos de impresión, el tamaño de las listas que pueden prestar a confusión a los votantes y la visibilidad de aquellos nombres que van debajo del candidato principal, entre otros.

Entre especulaciones políticas y atendibles cuestiones instrumentales, algunos distritos desdoblarían las elecciones distritales de las nacionales, sumándose a las cinco provincias que ya lo hicieron.

El pasado 29 de enero, el gobierno de la provincia de Buenos Aires realizó un simulacro de elecciones concurrentes. La actividad tuvo escasa difusión y el resultado arroja más presión sobre la definición que debe tomar el gobernador Axel Kicillof en lo referido a la fecha en la que se votarán cargos provinciales. De la prueba surgió un informe elaborado por la subsecretaría de Asuntos Parlamentarios y Electorales, dependiente del ministerio de Gobierno, que da cuenta de la dificultad que implica realizar elecciones concurrentes si se votaran categorías nacionales y provinciales el mismo día. Esto se explica porque la forma para elegir diputados nacionales en territorio bonaerense será mediante Boleta Única de Papel, mientras que para cargos provinciales y locales se hará a través de la tradicional boleta partidaria. Ante este escenario, se trazan distintas opciones: una de ellas es el desdoblamiento.

De todos modos, la suspensión de las PASO y la Boleta Única, que llevan el sello de los libertarios, no constituyen reforma política alguna. Solo servirían al hoy presidente para su armado electoral en ese tránsito cada vez sin retorno de la Escuela Austríaca al barro de la política. (22-02-25).

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