(Entrevista en LA DORREGO) Pandemials

Si pensamos el inicio de la escolarización de los más pequeños como un segundo nacimiento a la sociedad, podemos comenzar a pensar en los efectos de esta pandemia, en la que aún, estamos plenamente inmersos. Sin duda, si bien podemos ya enfrentarnos a consecuencias a nivel físico, psíquico y emocional de las circunstancias que estamos atravesando, en nuestras niñas y niños, las mismas seguirán haciendo mella hasta un futuro que no podemos predecir con precisión.

Así lo explicó Josefina Beber, licenciada en Psicología y estimuladora temprana.

Dijo por LA DORREGO que Hace más de un año nos vemos inmersos en un contexto altamente estresor. Si bien el estrés puede ser una respuesta normal y necesaria, cuando se vuelve crónico, puede resultar nocivo para la salud física, psíquica y emocional. Cuando hablamos de estrés en niños pasa igual, y ellos también se estresan, y más aún si los adultos que los rodean no tienen un buen manejo de las emociones, sin poder generar recursos para la gestión de ese estado emocional.

Admitió que los niños se adaptan naturalmente y con más flexibilidad que los adultos, lo que no quiere decir que esa capacidad sea infinita; por lo que, si pretendemos que nuestros pequeños se mantengan resilientes frente a las restricciones, debemos:

Cuidar nuestra salud mental como padres, somos su fuente de apego principal, de lo cual dependerá cómo los niños adopten patrones de vinculación con ellos mismos y con los demás para toda la vida. De esa primera relación preferencial de afecto con su cuidador primario, el niño aprenderá en primera instancia cuán valioso es, cuánto merece ser cuidado y, en consecuencia, cuán valiosos son los otros y el mundo que lo rodea.

Cuidar el consumo de tecnología: Entre 0-2 años, no exponer a ninguna pantalla. Entre los 2-6 años máximo 1 hora con supervisión, procurando que sean contenidos que le brinden aprendizajes positivos. No debemos darle el celular en la mano; la pantalla debe estar a mínimo 40 cm de distancia.

Supervisar el descanso, las rutinas, la cantidad y calidad de horas de sueño de los más chiquitos. Dormir no es simplemente dejar de estar activos, despiertos, interviene además en procesos de crecimiento, de asimilación de aprendizajes y, también, en la capacidad de autorregulación emocional, entre otras cosas.

Tener en tiempos de pandemia especial atención en la alimentación de los chicos, y la nuestra ya que funcionamos directamente como ejemplo para los niños. La dieta debe proporcionar todos los grupos de alimentos, más que nunca en pandemia, que necesitamos un sistema inmunológico saludable. Evitar alimento con alta concentraciones de azucares, golosinas, jugos, gaseosas, etc. que funcionan como psicoactivos y dificultan e intervienen en los procesos de autorregulación emocional.

Cuidar por sobre todo el ejercicio físico, propiciar actividades de estimulación de la motricidad gruesa, correr, saltar, bailar, trepar, etc. Más aún prescindiendo del espacio del Jardín, debemos buscar favorecer esos momentos en casa, en la vereda, en donde podamos.

Y un factor crucial es el social, propiciar encuentros de los niños y niñas con otros niños y niñas en la medida que las restricciones lo permitan y con los cuidados necesarios, pero no dejar de favorecerlos. Visitar amigos por la ventana, pasar a saludar desde el auto, agotar todos los recursos, apelar a la creatividad, pero estimular las habilidades sociales de los pequeños es más que necesario. Los seres humanos somos gregarios, necesitamos de los otros para sobrevivir tanto física como emocionalmente desde nuestro nacimiento. No debemos subestimar este aspecto importantísimo de la salud física, psíquica y emocional. Podrán escuchar el audio de la entrevista en la parte superior de este post. (07-06-21).

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