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Médicos alertan sobre el aumento del cáncer por la reducción de las pruebas médicas por la pandemia

Las citas para mamografías y otras pruebas para detectar posibles cánceres se cancelaron durante los confinamientos, lo que posiblemente ocasionó que se desarrollaran cánceres no diagnosticados. En algunos casos, el retraso ha tenido un costo muy alto.

Por Reed Abelson

Yvette Lowery casi siempre se realiza su mamografía anual alrededor de marzo. Pero el año pasado, justo cuando la pandemia estaba cobrando fuerza y los centros médicos estaban cerrando, el establecimiento donde solía acudir le canceló la cita. Nadie supo decirle cuándo se podría reprogramar.

“Solo me dijeron que siguiera llamando”, comentó Lowery, de 59 años, quien vive en Rock Hill, Carolina del Sur.

En agosto, Lowery sintió un bulto debajo del brazo, pero no le dieron cita sino hasta octubre.

Finalmente, le diagnosticaron cáncer de seno en etapa II; así que comenzó un tratamiento de quimioterapia en noviembre y este mes le hicieron una mastectomía doble.

“He estado viendo muchos pacientes en etapas avanzadas”, señaló Kashyap Patel, uno de los médicos de Lowery y director general de Carolina Blood and Cancer Care Associates. Si le hubiesen detectado el cáncer en mayo o junio pasados, probablemente lo habrían atacado antes de que se diseminara, afirmó Patel.

Los especialistas han señalado que los meses de confinamiento y las oleadas de aumentos en los casos de la COVID-19 durante el año pasado hicieron que cerraran las clínicas y los laboratorios de estudios clínicos o que otros lugares acortaran sus horarios, cosa que provocó que disminuyera de manera importante la cantidad de exámenes médicos, entre ellos, los que sirven para detectar el cáncer colorrectal y de mama.

Muchos estudios demostraron que, durante los primeros meses de la pandemia, se redujo el número de pacientes examinados o a los que se les diagnosticaba cáncer. Según un análisis de datos realizado por la red de salud Epic Health Research Network, para mediados de junio, el nivel de estudios realizados para detectar cáncer de mama, de colon y cervicouterino seguía siendo de un 29 a un 36 por ciento más bajo que antes de la pandemia. Según los datos de esta red, el año pasado se realizaron cientos de miles de exámenes menos que en 2019.

“Todavía no nos ponemos al corriente”, comentó Chris Mast, vicepresidente de informática clínica de Epic, empresa que desarrolla expedientes médicos electrónicos para clínicas y hospitales.

Otro análisis de datos de Medicare indica que cuando aumentaron los casos de covid durante algunos periodos de 2020, disminuyeron los estudios para detectar cáncer. En este análisis —realizado por la consultoría Avalere Health para la organización Community Oncology Alliance, que representa a los especialistas en cáncer independientes— se descubrió que la cantidad de estudios realizados en noviembre fue cerca de un 25 por ciento menor que en 2019. El número de biopsias, las cuales se utilizan para el diagnóstico de cáncer, disminuyó aproximadamente un tercio.

Aunque es demasiado pronto como para evaluar todo el impacto de las demoras en los estudios médicos, muchos especialistas en cáncer afirman que les preocupa que los pacientes lleguen mucho más enfermos.

“No hay duda de que en las consultas estamos viendo a pacientes con cáncer colorrectal y de mama más avanzados”, aseguró Lucio Gordan, presidente del Instituto de Investigación y Especialistas en Cáncer de Florida, uno de los grupos independientes de oncología más grandes del país, quien está trabajando en un estudio para ver si, en general, el hecho de no haber realizado estos estudios tuvo como consecuencia más pacientes con cáncer en etapas más avanzadas.

Además, los médicos están informando que, pese a que la cantidad de mamografías y colonoscopias ha repuntado en los últimos meses, muchos pacientes con cáncer siguen sin ser diagnosticados.

Debido a la demanda acumulada, a algunos pacientes como Lowery no les fue fácil obtener una cita cuando volvieron a abrir las clínicas. Otros no se realizaron sus exámenes de rutina o ignoraron síntomas preocupantes porque temían contagiarse o porque, tras perder su empleo, no podían solventar el costo de los estudios.

“El temor a la covid fue más palpable que el miedo a no realizarse un examen de detección de cáncer”, señaló Patrick I. Borgen, presidente de cirugía en el Centro Médico Maimónides de Brooklyn, quien también dirige su centro especializado en cuidados mamarios. Su hospital atendió a tal cantidad de pacientes con coronavirus al principio, que “ahora creen que somos un hospital para COVID”, comentó, y las personas sanas se mantuvieron alejadas para no contagiarse.

Incluso los pacientes en alto riesgo por su predisposición genética o por haber tenido cáncer con anterioridad han dejado de realizarse estudios importantes. Ritu Salani, directora de oncología ginecológica en el Centro Integral de Cáncer Jonsson de la Universidad de California en Los Ángeles, comentó que, en 2019, salió negativa la prueba de una mujer en riesgo de tener cáncer de colon pero, a causa de la pandemia, el año pasado no acudió a sus exámenes de rutina.

Cuando fue a ver a su médico, tenía cáncer en etapa avanzada. “Es una historia devastadora”, comentó Salani. “Los estudios de detección están diseñados para cuando los pacientes no se sienten mal”.

La primavera pasada, pese a que vio sangre en sus heces fecales y buscó enfermedades relacionadas con ese síntoma, Ryan Bellamy no tenía prisa de reprogramar la colonoscopía que le habían cancelado. “En realidad no quería ir al hospital”, comentó Bellamy. Determinó que era poco probable que fuera cáncer. “No me han llamado para reprogramar la cita, así que me basta con consultarlo en Google”, se dijo.

Bellamy, residente de Palm Coast, Florida, mencionó que después de que sus síntomas empeoraron en diciembre, su esposa le insistió para que fuera a realizarse los exámenes y, a fines de enero, le hicieron una colonoscopía. Con el diagnóstico de cáncer de recto en etapa III, Bellamy, de 38 años, está en tratamiento de radiación y quimioterapia.

El número de exámenes de colon se mantuvo significativamente más bajo en 2020, disminuyendo alrededor de un 15 por ciento con respecto a los niveles de 2019, según los datos de la red Epic, aunque los exámenes generales disminuyeron un 6 por ciento. El análisis examinó las pruebas de detección de más de 600 hospitales en 41 estados.

Los pacientes con cáncer de pulmón también han retrasado la búsqueda de atención adecuada, dijo Michael J. Liptay, presidente de cirugía cardiovascular y torácica del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago. Un paciente tenía imágenes que mostraban una mancha en su pulmón, y se suponía que debía hacer un seguimiento, justo cuando surgió la pandemia. “Se aplazaron los estudios y la atención adicional”, dijo Liptay. Para cuando el paciente fue evaluado por completo, el cáncer había aumentado de tamaño. “No fue bueno esperar 10 meses”, dijo Liptay, aunque no estaba seguro de si el tratamiento anterior habría cambiado el pronóstico del paciente.

Así como otras recesiones económicas anteriores han hecho que la gente se olvide de buscar atención médica, la desaceleración económica durante la pandemia también ha disuadido a muchas personas de solicitar ayuda o tratamiento.

“Sabemos que hay muchos casos de cáncer”, dijo Barbara L. McAneny, directora general de New Mexico Oncology Hematology Consultants. Aun cuando tienen seguro de gastos médicos, muchos de sus pacientes no acuden porque no pueden pagar los deducibles ni los coaseguros. “Esto lo estamos viendo sobre todo con nuestros pacientes más pobres, quienes de por sí viven con lo mínimo, los que viven al día”, comentó.

Algunos pacientes no les hicieron caso a sus síntomas durante largos periodos. En marzo pasado, Sandy Prieto, una bibliotecaria que vivía en Fowler, California, tenía dolor de estómago. Pero se rehusó a acudir al médico porque no quería enfermarse de COVID. Después de una consulta a distancia con su médico de atención primaria, probó medicamentos que se pueden adquirir sin receta, pero no le ayudaron a contener el dolor ni las náuseas, por lo que siguió deteriorándose.

“Llegó el momento en que ya no tuvimos opción”, dijo su esposo, Eric, quien le había dicho en varias ocasiones que fuera al médico. A fines de mayo, ya con la piel amarillenta y muchas molestias, fue a la sala de urgencias y le diagnosticaron cáncer de páncreas en etapa IV. Prieto falleció en septiembre.

“Si no hubiera sido por la COVID y la hubiésemos llevado a algún lugar antes, todavía estaría con nosotros”, afirmó su hermana, Carolann Meme, quien intentó convencer a Prieto de que acudiera a algún centro médico académico donde quizá la habrían incluido en algún ensayo clínico.

Cuando los pacientes como Sandy Prieto no son atendidos en persona sino de manera virtual, los médicos pueden pasar por alto algunos síntomas importantes o recomendar medicamentos en vez de decirles que vengan, dijo Ravi D. Rao, el oncólogo que trató a Prieto. Los pacientes pueden restarle importancia a lo enfermos que se sienten o, por ejemplo, dejar de mencionar un dolor en la cadera, dijo.

“En mi opinión, la telemedicina y el cáncer no se llevan bien”, dijo Rao. Aunque también usó la telemedicina durante el apogeo de la pandemia, dice que trabajó para mantener abiertas sus oficinas.

Otros médicos defendieron el uso de las visitas virtuales como una herramienta fundamental cuando las visitas al consultorio eran demasiado peligrosas para la mayoría de los pacientes y el personal. “Estamos agradecidos de tener una estrategia sólida de telemedicina cuando la gente simplemente no podía entrar al centro”, dijo Borgen, el médico del centro Maimónides. Pero reconoció que, con frecuencia, los pacientes se mostraban reacios a hablar sobre sus síntomas durante una sesión remota, especialmente las madres cuyos hijos pequeños podían estar escuchando lo que decían. “No es privado”, señaló.

Algunas redes sanitarias dicen que tomaron medidas contundentes para intentar contrarrestar los efectos de la pandemia. Durante la orden inicial de quedarse en casa del año pasado, Kaiser Permanente, el gran consorcio de atención médica con sede en California, observó un menor número de estudios médicos realizados para detectar y diagnosticar el cáncer de seno en la parte norte del estado. “Los médicos se reunieron de inmediato” para comenzar a comunicarse con los pacientes, dijo Tatjana Kolevska, directora médica del Programa Nacional de Excelencia para el Cáncer de Kaiser Permanente.

Kaiser también cuenta con los expedientes médicos electrónicos para programar citas con mujeres cuyas mamografías aparecen pendientes cuando piden una consulta con su médico de cabecera o incluso cuando quieren obtener una prescripción para unas gafas nuevas.

Aunque Kolevska afirma que está esperando a ver los datos del sistema en general, la ha motivado la cantidad de pacientes de su consultorio que se han puesto al día con sus mamografías.

“Ha ayudado muchísimo poner al corriente todas esas cosas”, señaló. (New York Times). (22-03-21).

Reed Abelson cubre la industria de la atención médica, centrándose en el seguro médico y cómo los incentivos financieros afectan la prestación de los servicios de salud. Ha sido reportera del Times desde 1995. @ReedAbelson

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