Cultura

Este lunes se presenta el libro que incluye un microcuento de Manu Mendiondo

Foto: Sergio Etcheverry

Mañana lunes, a las 18, en el Café Tortoni de Buenos Aires, se presentará el libro con los mejores trabajos del III Concurso Nacional de Cuentos y Microcuentos de Fútbol “Roberto J. Santoro”, organizado por Ediciones Al Arco, la primera editorial independiente de literatura deportiva.

Estará presente el joven y talentoso periodista y escritor dorreguense Manuel Mendiondo, quien obtuvo el cuarto puesto en la categoría microcuento.

“Fueron mis viejos y mis abuelos los que me fomentaron el hábito de la lectura desde muy chico. Siempre recuerdan una anécdota de cuando tenía apenas 3 años. Yo acompañaba a mi vieja o a mi abuelo a hacer las compras y el comerciante siempre me pedía que le leyera lo primero que tuviese a mano o incluso, me preguntaba las capitales de los países, de las provincias y se las decía al toque, je”, le había dicho Manu al semanario Ecos de mi ciudad.

“Tuve la fortuna de aprender a escribir antes de ir al jardín de infantes y hasta me daba el lujo de cuestionar con inocencia a la maestra. No soy una persona que señale estos detalles personales y a medida que voy recordando me da vergüenza comentarlo, pero es cierto”, admite.

«Conservo una mezcla de alegría y de orgullo. Era la primera vez que participaba en un certamen literario con un jurado muy jerarquizado (Sacheri, Scher, Fernández Moore, Grabia y Panno). Presenté cuatro microcuentos con el límite de 600 caracteres, lo cual significó un gran desafío personal ya que mis textos tienen la característica de ser extensos, je”, concede Manu.

“Por eso le doy mucha valoración a ese cuarto puesto a nivel nacional. Porque logré resumir la idea central en cuatro oraciones dentro de las pautas del certamen. Mucho me ayudó la licenciada en letras y profesora Silvia Marchesi, una fuente inagotable de aprendizajes”, añade.

“Fue muy generosa conmigo, ya que mejoró los cuatro microcuentos desde el aspecto gramatical para luego presentarlos. Durante tres meses estuve con la cabeza pensando en el concurso. Estaba insoportable y a mi familia, a mis amigos, les comentaba antes de la decisión que si quedaba décimo estaba feliz igual… Imagínate cuando me comentaron el cuarto puesto… ¡Exploté de felicidad, de alegría!”, comenta.

“Si bien es un largo camino, me convenció de lo que quiero para mí. Además, el motivo de esa felicidad es, en parte, porque de a poquito sentí que les devolvía un poquito a mis viejos de todo lo que ellos me dieron. Es lo más gratificante”, dice Manu.

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