En San Valentín, un amor aurinegro que hoy cumple 105 años

Por Fabián Enzo Barda

Como mucho de lo pueblos que fueron adquiriendo una fisonomía por el paso del tren, como esos pueblos en que la impronta ferroviaria atravesó su cultura forjando un legado invalorable para la historia misma de esos pueblos, Dorrego no estuvo ausente de esa influencia.

No hay aspecto de la vida comunitaria en que esos ferroviarios no hayan dejado su huella. Desde las ideas políticas más progresistas, al apuntalamiento de Grupo de Teatro (Vallarades el director y fundador del Grupo Teatro del Pueblo era ferroviario), la música (Marcelo Bares es considerado uno de los mejores cantantes de tango era guarda de Tren), la vieja y prestigiosa Escuela 7 era a la que asistían los hijos de los obreros del Ferrocarril y también el deporte.

El 14 de febrero de 1919 nacía “Ferroviarios”, después, solo por un tiempo “Alumni”, finalmente el Club Atlético Ferroviario.

Desde 1916 era Jefe de Estación, Gregorio Juarroz quien tuvo la iniciativa de crear un club exclusivo para “Ferroviarios”. Lógico fue que el fundador y jefe de la estación fuera su presidente. A Juarroz lo acompañaron Abel Zanelli, Eladio López, Romero Marconi, Oscar B. Roubió, Carlos Álvarez, Amando Pía, Antonio Requera, N. Vega, Alfredo Antonini y Evaristo Fernández. Al costado del galpón de una de las grandes firmar cerealeras de ese entonces se marcó la primera cancha y se pusieron los arcos.

Todos los ferroviarios que quisieron formaron parte del equipo de primera y segunda, según sus habilidades.

Todo no fue color de rosa. En 1929 comenzaron las desavenencias. La presidencia “casi vitalicia” de Juarroz generaba desavenencias que la llevaron a una ruptura. Después de una polémica Asamblea realizada el día 17 de agosto en la que reelecto el jefe, los socios se convocaron para el 19 y ese día decidieron pasar a llamarse Club Atlético Alumni. Durante toda la década del ’30 se mantuvo esa situación.

Como “Alumni” motoriza uno de los hechos culturales más trascendentes de la historia de Dorrego. El 10 de noviembre de 1940, se realizó como en la mayoría de los distritos de la provincia la primera Fiesta de la Tradición..

En muchos distritos fueron los propios comisionados, en ese año estaban intervenidos los 110 municipios de la provincia, los que convocaron a comisiones especiales para organizar la festividad; en Dorrego fue el Club Alumni el responsable.

El semanario “Sportman” que dirigía Florencio Guzmán, se ocupó en la edición del sábado 30 de noviembr. Titulaba “Calor Popular tuvieron los festejos del Día de la Tardición”. En tapa informaba que “desde las primeras horas de la mañana del domingo, expléndida de sol, pudo advertirse que, nuestro pueblo cobraba una animación inusitada, contemplándose el paso de numerosos jinetes y vehículos llegados desde todos los puntos del partido para cooperar con su presencia a la celebración del Día de la Tradición celebrada por primera vez en Coronel Dorrego, pero que sin duda alguna ha de sobrepasar los relieves de una fiesta común, para convertirse en un acto oficial de afirmación de la argentinidad auténtica”.

“Le ha correspondido en esta ocasión al Club A. Alumni, tener a su cargo la organización de los actos, nada más elocuente que el éxito alcanzado para expresar cuan merecidas han sido las felicitaciones logradas por sus dirigentes. Solicitada su palabra don José María Bustos, presidente del Tiro Federal de Bahía Blanca, accedió gentilmente a ello, haciendo resaltar la importancia que para países nuevos como el nuestro tienen estos actos de auténtico nacionalismo bien entendido, ya que en torno a nuestras tradiciones, y costumbres que han de fundirse todas las razas, cuyos hijos han encontrado en esta tierra, la tierra de paz y de trabajo anhelados”.
“Terminada la polla y carrera de sortijas, de la que fue vencedor el señor Alfredo Reta, se efectuó el desfile de los jinetes, quienes llevaban a su frente el pabellón nacional y la insginia del Club A. Alumni”.

“El jurado integrado por los señores José María Pérez Bustos, Alfredo Reta y I. Labrisca, resolvió adjudicar el primer premio al jinete que cabalgaba el caballo mejor emprendado el señor Sebastián Pipo y el segundo al señor Juan Ustarez, adjudicándose este último un potro lobuno, premio especial donado por el señor José María Pérez Bustos para el jinete mejor montado”(52).

Otro de los testimonios más representativos de aquella jornada es la fotografía existente en el Museo Regional Dr. Carlos Funes Deriuel. Una imagen tomada desde el frente de la Iglesia, muestra a parte del público y algunos jinetes entre los que se pudieron distinguir a Tito Stanisia, Martín Quenego, Pedro Guillermo Pérez, Arruti, Isla Durban, Albarengo, Juan Ustarez, Jérez, José Barrios y Salaberry detrás se divisan las instalaciones de “La Querencia”(53).

Con ese origen aurinegro (colores de Ferroviario) termina instalándose la idea de tradición en un pueblo que a partir de un destino rojo (la Peña Nativista surgirá a mediados de los ’50, en el Club Independiente) consolidará su bien ganado prestigio de capital de la tradición surera.

Pero más allá de este hecho significativo, la historia de Ferroviario es el deporte. Ya en la década del 20 se habla del “Derby dorreguense” : Ferroviario-Independiente. Fotos de los años 1922 a 1925 registran los enfrentamientos en la vieja cancha aurinegra en la Estación.

Después el club nacido un “san Valentín”, inscribirá páginas de gloria para el fútbol local en la denominada “Colombia Chica” (liga tresarroyense) y ahí aparecen el japonés Chaves, el Cordobés Rosales, Silva, Marimachi y el Tochi Ordoñez, Comán y Mastrángelo y el Mono Torres. En el panteón de la patria aurinegra: Chingolo Alvarez , los hermanos Goméz y desde los inicios de la Liga Dorreguense: Néstor “Marica” Fernandez, Peto Boutempo, el Borlinga Castiglioni, Juan “Fari” Bazerque, el Zurdo Ricardo Aguirre, Mauro Gerk, entre otros. Se enamoraron el rojo y aurinegro: Mario Otero, Jorge Althabe, Jorge Onorato, Oscar Bermúdez, Titi Santanafesa y no fue pecado porque la pasión es el fútbol.

Fue Ferroviario de los primeros en practicar basquetball. Primero, en la vieja cancha de tenis, donde estuvo la maternidad y donde hoy funciona el Centro Educativo; luego al costado del viejo Colegio Nacional donde hoy se levanta la Escuela Media; gracias a la generosidad de los hermanos Aiub (sí, “los floridos”) Ferroviario entrenó y jugó en Sirio y luego, por el tesón y la lucha de Carlos Miguel Brussa y su gente el gimnasio inaugurado a fines de la década de 1970.

En San Valentín un amor aurinegro, con un grito que viene desde el fondo de la historia: “no le afloje Ferroviario”. (14-02-24).

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