LA DORREGO

Crisis alimentaria (y de gestión)

NOTA ESCRITA POR SEBASTIÁN PREMICI EN EL COHETE A LA LUNA

“Existe una crisis de hegemonía”, le comentaron a Martín Guzmán durante una reunión de trabajo con un colega funcionario. Estaban hablando del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania que le pone tensión al precio de los alimentos y sus impactos en las distintas economías, situación que podría extenderse y modificar el panorama global de manera estructural. En este escenario, la Argentina padece una particularidad: produce trigo y maíz a granel, con lo cual no debería haber problemas en el mercado interno. Pero abastecimiento pleno y alimentos baratos parecerían ser una quimera dentro de este mundo bastante angurriento y, sobre todo, para un país que juega todas sus fichas al pleno exportador.

En este contexto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, sigue a velocidad crucero, inmutable. Pero con pretensiones de más poder. “Las retenciones no se van a aumentar. Las decisiones del Presidente, con apoyo de los ministros, hay que respetarlas”, sostuvo durante un reportaje con Alejandro Bercovich en relación a uno de los instrumentos claves para desacoplar los precios internacionales de los locales. Y de paso metió una cuña en la interna del Frente de Todos, horas antes de que su Ministerio se dispusiera a fagocitarle a Matías Kulfas la secretaría de Comercio Interior.

Durante la semana, Guzmán y Roberto Feletti, secretario del área, acordaron trabajar en conjunto sobre la delgada línea que une (y separa) las acciones de la macroeconomía con respecto a la micro: analizar costos, insumos y situaciones por empresas, que son las formadoras de precios. Algo muy distinto que pedirle por favor al dueño de Arcor, Luis Pagani, una ayudita para bajar precios.

Luego de ser rechazadas por Guzmán, el propio Alberto Fernández volvió a hablar de los derechos de exportación. “El instrumento con el que más fácilmente se desacoplan los precios internos del precio internacional son las retenciones. Ahora, estas son un tema legislativo y necesito que el Congreso entienda el problema y llegado el caso acompañe una decisión de esa naturaleza”, dijo el Presidente. Desde Comercio interior asintieron. Pero Julián Domínguez, vocero de la Mesa de Enlace devenido ministro de Agricultura, difundió en sus redes sociales que de ninguna manera habría suba de retenciones ni proyecto legislativo al respecto.

“Ya no es un tema ideológico sino que existe la necesidad de generar recursos y hacer algo contundente con la inflación”, sostuvo, desde su posición de analista, Alejandro Vanoli, ex titular del Banco Central.

Si el diagnóstico es que el mundo cambió a partir de marzo producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, la Argentina debería actuar en consecuencia. Como mínimo, tendría que conformarse un comité de crisis: controlar el mercado de granos, estar encima del stockeo del sector (los productores de trigo y molinos ya se anotan en esta) y obligar a los formadores de precios a producir en la cuantía suficiente los alimentos que se consumen localmente. “Guzmán no cree en estos instrumentos”, sostienen desde una de las aristas del equipo económico. Y Pagani se ríe, mientras manda solamente el 30% de productos a Precios Cuidados solicitados por los grandes supermercados.

Catástrofe

El precio internacional del trigo saltó un 53% desde el comienzo del año, y el pasado 16 de mayo un 6%. El valor de los contratos a futuro que se miran desde la Argentina se multiplicó una vez y media (150%), al pasar de 184,2 dólares la tonelada en Chicago a 460 dólares. “La catástrofe alimenticia que se viene”, es el título de portada de la última edición de The Economist.

La inflación está pegando más en los sectores populares. La Canasta Básica Alimentaria, que sirve para medir los umbrales de indigencia, tuvo un incremento del 6,7% que, al anualizarse, ya llega a los 59 puntos porcentuales. La misma canasta para el Gran Buenos Aires acumula en el año una suba del 29% cuando en el segundo semestre del 2021 había anotado una variación de 16 puntos. En la actualidad, una familia tipo compuesta por dos adultos y dos menores necesita 95.000 pesos para no caer bajo la línea de la pobreza. El salario medio de la Argentina está apenas arriba de los 50.000 pesos.

Cuando el INDEC difundió los datos de pobreza de 2021, el gobierno celebró la disminución conseguida. Pero el dato ya era viejo. Cuando se conozcan los resultados oficiales para el primer semestre de 2022, el panorama volverá a ser desolador. Ese dato será un nuevo parteaguas hacia el interior de la coalición gobernante.

Tres tristes molinos

El fideicomiso público del trigo para subsidiar el precio del pan todavía no se implementó de manera concreta, aunque esta semana deberían acreditarse 1.400 millones de pesos para tres molinos: Cañuelas (empresa que está concursada), Florencia y Molisur. En esta primera etapa habrá transferencias para cubrir 40.000 toneladas de trigo, equivalentes a 50 millones de kilos de pan.

El 4,7% de los molinos –con una molienda superior a 100.000 toneladas– concentra el 50,4% de la producción, de los cuales una sola empresa acumula el 23,7% del total: Molino Cañuelas. Por eso desde Comercio Interior creen que una vez que el fideicomiso empiece a funcionar, el resto de las empresas adherirá a este instrumento para no quedar tan afuera de un mercado de por sí concentrado. “El fideicomiso funcionará”, afirma Feletti entre sus colegas. “Pero no será suficiente”, aclara.

Según los relevamientos diarios que realiza su Secretaría, que son una foto más pequeña del IPC que publica el INDEC, los precios de los supermercados avanzaron en lo que va de mayo el 4%. Este guarismo no está tan alejado de lo que miden las consultoras privadas.

Para EcoGo, coordinada por Marina Dal Poggetto, la inflación de alimentos consumidos en el hogar tendrá una variación del 5,5% en mayo, y llegaría al 67% de manera anualizada. Según el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), que coordina Andrés Asiaín, las variaciones mensuales en torno al 4% son un piso de precios en los supermercados difícil de perforar.

“Luego de publicado el índice general del IPC-INDEC de abril (+6,0%) y considerando que además se tienen en cuenta otros rubros como combustibles, educación, vestimenta, entretenimiento, servicios básicos, etc. (algunos de ellos ya han concretado subas autorizadas), el valor de mayo será probablemente muy superior al de abril”, puede leerse en el último trabajo del CESO.

¿Domar la inflación será solo una cuestión de expectativas? ¿Qué cosas distintas se están realizando o se realizarán para modificar esta inercia? ¿Y si el modelo con eje en el acuerdo con el FMI fuese la inflación? Fue pregunta de El Cohete el pasado 6 de marzo.

Mazazo

Para el economista Agustín D’Attellis, jefe de asesores de Leandro Santoro, “cuando pasen las dos rondas del bono de 18.000 pesos seguramente habrá presiones para reforzarlo o renovarlo”. La situación social lo ameritará. Pero Guzmán está convencido, al menos por ahora, que solo se necesitará una ayuda, en dos cuotas. Economistas propios y ajenos observan que el Estado tendrá que gastar más de lo pactado con el FMI, ya sea por el alto precio de la energía o las necesidades sociales.

“Frente a la política de ingresos, aparece la disyuntiva de cómo se financiará un posible mayor déficit fiscal al pautado. Y ahí hay cierto temor en el mercado de una aceleración de la emisión monetaria que podría terminar presionando sobre el tipo de cambio”, sostuvo Martín Rapetti, socio de la consultora Equilibria, durante un reportaje por FM La Patriada (Tarde sin Fondo).

“Las metas no se cambian”. No fue el vocero del Fondo, Gerry Rice, el primero en decirlo, sino el propio Guzmán ante colegas y empresarios, entre ellos Antonio Aracre, titular de Syngenta, quien escuchó de su boca que se cumplirían todos los parámetros pactados con el FMI.

¿Aferrarse a las metas de co-gobierno con el Fondo cual mantra, en este contexto de escalada inflacionaria y aumento de la pobreza, no sería propiciar un ajuste? Para el economista Martín Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella, la pobreza medida entre noviembre del año pasado y marzo de este año ya llega al 39%.

Los datos oficiales sobre la distribución del ingreso y vulnerabilidad social que se conocerán en las próximas semanas serán un nuevo mazazo para el Frente de Todos.

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