Sombra herida
ESCRITO POR NÉSTOR MACHIAVELLI EN FACEBOOK
Los perros son la sombra que nos acompaña, siempre al costado, adelante o atrás nuestro , según alumbre el sol que los dibuja. Con permiso de Alberto Cortes, diría que cuando un perro se va/queda un espacio vacío/que no lo puede llenar/la llegada de otro perro.
Eso es lo que Angel Hechenleitner describe en este poema que dedicó a su perro «Yerba», compañero de cabalgatas y cacerías entre chañares del monte que rodea a Carmen de Patagones.
Recién lo leo por primera vez a pura emoción.
Al querido Angel se lo llevó el Covid pero por esas raras paradojas, su sombra nos sigue alumbrando…
Aquí lo comparto:
SOMBRA HERIDA
Cuando uno pierde caballo
se va un galope de vida,
cuando me faltó mi perro
me quedó la sombra herida.
Me costó salir al campo
cuando dejé de tenerlo,
se me apocó la confianza
que me tenía con mi perro.
Si voy campeando en el monte,
en sueños se me hace verlo,
al trote entre chañarales
como rastreando el misterio.
Nos defendimos los dos
y fuimos un solo cuero,
a no festejar hazañas
me enseñó con su sociego.
Después de cáido un barraco,
iba siempre a echarse lejos,
apenas movía la cola,
lamía su tajo en silencio.
Dos veces aulló en la vida
y fue para estremecerse,
solo él olfateó el fantasma,
invisible de la muerte.
La cicatriz de mi sombra
es un costurón reseco,
por más que lo lame a veces
el recuerdo de mi perro.
Angel Hechenleitner
(3/10/2011)
17-05-23