Problemas con la calidad y cantidad de agua en nuestra ciudad: se requieren soluciones de fondo

La escasez de agua es una preocupación mundial. Los recursos hídricos se han visto afectados por el desmesurado crecimiento poblacional, los hábitos de consumo (incluyendo el aumento del consumo de carne y lácteos), además de la intensificación de la actividad económica. Argentina no es ajena a la crisis y si bien no se percibe el estrés hídrico de forma directa, es imprescindible la construcción de hábitos de consumo y la implantación de tecnología que nos preparen para el futuro.

Para medir si hay escasez o no de agua en una región se utiliza el término estrés hídrico, que calcula la cantidad de agua que se extrae de las fuentes subterráneas y superficiales para satisfacer la demanda con el total disponible. Esto nos permite conocer si hay un balance entre lo que se extrae y lo que hay. Según los estudios hechos por el World Resources Institute, Argentina tiene un estrés de bajo a medio, lo que significa que tiene poco estrés hídrico y que tiene suficiente agua; sin embargo esto no quiere decir que está libre de todo riesgo. Al ser un gran productor de gas, si la industria sigue en crecimiento, es posible que tenga un impacto en el consumo de este recurso a menos que se tomen las medidas adecuadas para prevenirlo.

El problema del agua en Argentina no está relacionado tanto con la sequía y escasez sino con el acceso al servicio de agua potable y el tratamiento de las aguas residuales.

Asimismo, la dependencia de la naturaleza puede convertirse en un punto débil a futuro, si tenemos en cuenta el cambio climático. En nuestro país dependemos de la lluvia, tal cual hace 50 años, aun cuando hay tecnología disponible y accesible para obtener agua de otras fuentes. La desigualdad en torno al acceso a fuentes de agua potable es preocupante. Según datos de AySA, se estima que el 15% de la población argentina no dispone de agua potable, mientras que un 40% carece de acceso a sistemas de tratamiento de aguas negras. Esto se traduce a que el 80% de las aguas residuales se devuelve a la naturaleza sin ningún tipo de tratamiento.

El distrito de Coronel Dorrego no es ajeno a esta problemática. Si bien es un servicio con que cuenta la gran mayoría de los vecinos, los problemas de calidad y de cantidad (estos últimos en determinados contextos) no han encontrado una solución de fondo.

En relación con la calidad, se buscó un paliativo con la entrega de agua tratada en bidones, pero sigue demorándose la puesta en marcha de la nueva planta. Funcionarios locales -y hasta la exgobernadora Vidal- anunciaron fechas de una posible habilitación, pero ninguna se ha cumplido. Y hace bastante tiempo que no hay ninguna novedad oficial al respecto.

Debe existir una fuerte política estatal (no sólo gubernamental), en la que estén de acuerdo los principales actores políticos dorregueros, para definir un plan integral de renovación de la obsoleta red. Por razones de costos, seguramente no se podrá hacer en uno, dos o tres años, ni tampoco podrá ser afrontado exclusivamente con recursos municipales, pero es momento de que se planifique una solución para el mediano plazo».

En cuanto a los problemas de cantidad, si bien suelen ser recurrentes en esta época del año, a raíz de las elevadas temperaturas y el aumento del consumo, también suelen ocurrir en temporadas no veraniegas debido a las roturas en la añeja red. Es decir, el propio municipio que le pide población que no derroche el vital elemento y advierte sobre multas a los que incumplan con la ordenanza, se convierte en el principal infractor. Debe existir una fuerte política estatal (no sólo gubernamental), en la que estén de acuerdo los principales actores políticos dorregueros, para definir un plan integral de renovación de la obsoleta red. Por razones de costos, seguramente no se podrá hacer en uno, dos o tres años, ni tampoco podrá ser afrontado exclusivamente con recursos municipales, pero es momento de que se planifique una solución para el mediano plazo.

Qué dice la ordenanza

A fines de 2014, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para evitar el derroche y uso abusivo del agua, que también establece las sanciones previstas para quienes incumplan con la flamante normativa.

Las multas se pueden aplicar, por ejemplo, a los vecinos que utilicen mangueras para lavar vehículos, ya que solamente se permite el uso de baldes. Esto se podrá hacer únicamente entre las 22 y las 8.

En el mismo horario se pueden regar parques, jardines y patios de viviendas familiares, y también plantas. En este caso, están prohibidos los sistemas automatizados, a excepción del riego por goteo.

Por otra parte, el lavado y barrido de veredas sólo se puede realizar entre las 22 y las 10, aunque debe usarse balde o manguera con dispositivo de corte automático.

Las piscinas se pueden llenar una vez por temporada y la limpieza de sus aguas deberá realizarse con filtros, depuradores y reciclados, de acuerdo a las especificaciones técnicas que correspondan. (Ecos de mi ciudad). (29-1-21).

Los comentarios están cerrados.