LA DORREGO

Noticias falsas: chequear antes que replicar

Por Leila Guerriero (*)

José Sánchez, argentino, 40 años, sin trabajo estable, pintor, panadero, padre de familia, vio, en el pueblo en el que vive, que un hombre subía a una camioneta y olvidaba un maletín en la vereda. Le gritó, pero la camioneta se fue. El maletín estaba lleno de dólares. Nervioso, llamó a la policía. No lo atendieron. Entonces envió un mensaje al conductor de la radio local: “Disculpe la molestia, encontré mucho dinero y no sé qué hacer. Se lo llevo”. Pero enseguida reapareció la camioneta de la que bajó el hombre, desesperado. Sánchez, sin dudarlo, le extendió el maletín: “Esto es suyo”. Había 500.000 dólares. El hombre ofreció regalarle una casa, pero Sánchez dijo que no. Ofreció darle dinero, y Sánchez volvió a decir que no. “Deme un trabajo en blanco, le dijo, para que mis hijos tengan cobertura médica”. El hombre prometió que se lo daría. El caso saltó a los grandes medios del país. Sánchez repitió esa historia en todas partes y fue un héroe. Al día siguiente, un fiscal dijo: “Hay cuatro cámaras que apuntan hacia la zona que él describe y no se advierte nada. No tiene correlato lo que dijo con lo que se pudo corroborar”. Todo era mentira. Sánchez lo reconoció: “Lo inventé para que me dieran un trabajo”. Los periodistas volvieron a entrevistarlo, pero ahora no le hicieron ninguna pregunta sobre las condiciones de vida que, supuestamente, lo habían empujado a esa maniobra desesperada, y sí muchas acerca de cómo se sentía habiéndolos engañado. Sánchez, llorando, les pidió disculpas. Ellos, que difundieron información basándose en los dichos de una sola persona, sin dudar de ella y sin buscar otras fuentes, no pidieron disculpas a nadie. Cuando aún éramos periodistas, antes de convertirnos en replicadores, solíamos hacer lo que se llama “chequeo de datos”. El hombre necesita trabajo. Nosotros, héroes a cualquier precio. Son dos carencias tristes.

(*) Publicado en El País de España.

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