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Que no te la cuenten cambiada: los números reales del empleo público y el mito del «estado bobo»

Cuántos trabajadores hay, cuál es su nivel de formación y la paridad de género en comparación con los privados.

Nota escrita por Samantha Plaza Monroy en Big Bang News

Los puestos de trabajo en el Estado están en peligro desde que Javier Milei puso en jaque la manera en la que se mueven los trabajadores. La política anti estatista del candidato a Presidente por La Libertad Avanza nos hacer reflexionar sobre el funcionamiento del Estado, para qué sirve y cuáles son las acciones que repercuten directamente en los y las ciudadanas.

El portal BigBang tuvo acceso a un documento de la Secretaría de Gestión y Empleo Público (Conferencia magistral INAP el 8 de junio de 2023) que pone luz sobre la incierta pregunta de, ¿quiénes son y qué hacen los empleados estatales? ¿Son realmente todos “ñoquis” los que trabajan para el Estado? ¿Es verdad que el Ministerio de Mujeres Género y Diversidad tiene tantos empleados que puede fundir las arcas del país? ¿Cuánto dinero gasta el Estado en Salud, Educación y Defensa? ¿Es cierto que Argentina no pone ni un solo peso en las fuerzas militares y están “abandonadas”? Todos estos intríngulis se resuelven con datos, no opinión. ¡Vamos a desmitificar!

Primero: según el último censo realizado en 2022, hay 45.808.747 de argentinos y argentinas distribuidos a lo largo ya lo ancho del país. Los empleados estatales son en total 3.389.900, es decir un 7,4% del total de la población.

Y si desmigajamos un poco más, hay 711.879 trabajadores a nivel nacional, 2.237.334 de personas trabajando en el Estado en las provincias y en trabajando en las municipalidades del país son en total 440.687.

Profundicemos: según el informe hay 47% de empleados en la Administración Pública y Defensa. Trabajando en los diferentes estratos de la educación pública hay un 27% de personas, en la salud pública hay un 13% y en otras áreas el restante 13%. Es decir, el Estado gasta más en Defensa que en la Educación pública últimamente muy bastardeada.

Bombita: el informe expresa que hay un 51% de personal militar y de seguridad y en contraparte hay un 49% de personal civil.

Segundo: otro de los mitos sobre el Estado es que hay gente que no está capacitada y por lo tanto son ineficientes. Consultando el estudio publicado por la Secretaría de Gestión y Empleo Público el 50.6% de las personas contratadas en el estado tienen nivel terciario o universitario completo.

Además, las cifras arrojan que en el sector público se contratan a más mujeres (55.5%) que varones (44.5%). Contrariamente con lo que pasa en el sector privado en donde la situación es al revés: hay un 60.4% varones y 39.6% de mujeres. Y, aunque todavía el Estado necesita mejorar en materia de género para que las mujeres accedan a puestos de poder, haremos un análisis de cuántas mujeres hay por cada área del Estado:

Enseñanza 77.1%
Salud 70.9%
Otras ramas 43.3%
Administración pública y defensa 42.3%

Tercero: la pregunta del millón ¿en qué Ministerio gasta más dinero el Estado argentino?

La respuesta desde ya es que no se gasta tanto dinero en el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad como el comandante de ultraderecha pregona. De hecho, es uno de los ministerios que menos trabajadores contrató. Pero vamos a los datos recabados en junio de 2022 y saque sus propias conclusiones:

Defensa: 114.796 trabajadores
Seguridad: 100.316 trabajadores
Economía: 30.218 trabajadores
Salud: 30.542 trabajadores
Justicia y Derechos Humanos: 18.092
Desarrollo Social: 7924
Obras Públicas: 6607
Ciencia, Tecnología e Innovación: 15.954
Cultura: 5058
Género y Diversidad: 645 trabajadores

Cuarto: no todo es color de rosas, hay que resolver problemáticas a futuro. El mismo informe que estamos desmenuzando expone sus falencias. Hay una “disparidad de carrera administrativa en varias jurisdicciones, poderes del Estado y niveles de gobierno”.

Además revela “desiguales niveles de transparencia en los mecanismos de ingreso y promoción”, otra problemática tiene que ver con la “ausencia de programas de capacitación permanentes en varias jurisdicciones, poderes de Estado y niveles de gobierno”.

En cuanto a la centralización del poder también hay un mea culpa: “Disparidades salariales pronunciadas entre y dentro de los niveles de gobierno”. Y claro, lo que más cuesta—porque vivimos todavía en una sociedad machista y patriarcal—, hay una “brecha de género en el acceso a cargos directivos”.

Quinto: ¿Cuáles son las causas sobre estas deficiencias? En principio la pregunta se responde sola: “Son consecuencia de la falta de una política consistente, coordinada y sostenida en materia de empleo público”.

El mismo informe propone que otra causa aparente es la cantidad de “vaivenes profundos desde el retorno de la democracia que alteran sustantivamente la orientación de las políticas en la materia: congelamiento, expansión, reducción de plantas; cambios en los regímenes regulatorios; descentralización y transferencia de servicios; cambios en las modalidades de contratación”. En “criollo”: los cambios de gestión que borran con el codo lo que escribieron con la mano.

Y los discursos de odio también forman parte del problema según el informe publicado desde la Jefatura de Gabinete de Ministros: “Operaciones ideológicas en el discurso de diversos actores que llevan a la estigmatización del empleo público y al ocultamiento deliberado del valor público que se genera desde el Estado”. (06-09-23).

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