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Líbero y memorioso: Futbolistas y trabajadores

ESCRITO POR FABIÁN BARDA EN BOLA 8

No hay identificación más plena del pueblo futbolero con el pueblo trabajador. Sobre todo en la Argentina, la difusión de la práctica del fútbol tuvo a los obreros ferroviarios, en principio ingleses, como “maestros” de una disciplina deportiva que desde el Reino Unido iba cobrando carácter universal.
Los denominados cuadros de estación fueron los primeros “estadios” donde comenzó a rodar la redonda. En nuestros pagos la situación fue la misma. “Los Invencibles”(1916), considerado el club antecesor de “Progreso” de El Perdido, se formó a partir de las enseñanzas que un inglés, capataz del Ferrocarril, les dio, entre otros, a los hermanos Amestoy. Unos kilómetros más al sur, en la que ya no era Estación “Las Mostazas”, un tal Gregorio Juarroz fundó “Ferroviarios” (14 de febrero de 1919), con un neto sesgo de exclusividad del mundo que rodeaba a la vida del ferrocarril, Es más, se sostiene que parte de las desavenencias , a principios de la década de 1930, que llevó a que el “aurinegro ”pasara a llamarse Alumni, era que Mc Coubry y los Pía querían ampliar ese “universo aurinegro” y, manteniéndose en sus cabales, Juárroz sostenía que “Ferroviarios” era para los ferroviarios.
Formal e informalmente, los trabajadores, a medida que la ciudad crecía, mínimamente mejoraban las condiciones de vida, iban encontrando en el fútbol, no solo juego y competencia, sino también un espacio para la camaradería; es decir, la continuidad del compañerismo laboral en otros aspectos de la vida.
El 5 de octubre de 1925, la Revista “Sarmiento” anunciaba el match entre “pataduras” que integraban los equipos de Quilmes Bosch y Empleados Unidos:
Por Quilmes Bosch jugaron: Errasti, Iturrioz y Tomasini, Rodríguez, Cingolani y Caramelli, Muguiarte, Scarcela, Faudry, Di Rienzo y Carabajal.
Por su parte Empleados Unidos alineó a: Iturralde, Pucci y Pucci, Blanco, Pantaleón y “otro” Pucci, Toledo, Crego y otros varios.
Otro “memorable encuentro” lo protagonizaron dos de las confiterías más famosas de la vida social del pueblo de Dorrego: “La Armonía” y “El Jockey Club”.
En 1939, circuló un afiche que anunciaba el Gran Macht entre “Los Vampiros de la Armonía” y “La Confitería el Jockey Club”.
Los Vampiros eran: Bonabelli, Cutrín y Castro, Bucciarelli, Marcó y Peña, Zarzoso, Taján, Fuertes, Espizua y Mc Coubry.
“El Jockey Club” salió con: Cano, Álvarez y Arévalo, Pando, Reyes y Rica, Jaureguiberry, Zampaglioni, Suárez López, García y Sucovsk.
Un match de 1948 tuvo a la cerveza y a los repartidores de las mismas divididos en dos bandos: se enfrentaron “Quilmes y Palermo” y, luego hasta hicieron, el combinado “Quil-Pal” (Quilmes / Palermo): Eusebio Zalazar, Aníbal Di Vicente, Roberto Riesco, Tono Blázquez, Benjamin Riesco, Alfredo García, Carlos Carrascou, Gumersindo Dimatz, Isidro Zabala, Manuel Zalazar y Roberto del Arciprette.
En 1949, “Casa Iguazú” desafió a la “Galli” (una de las grandes tiendas que funcionaba en la esquina Yrigoyen y Santagada) cuyo equipo de fútbol desde los años ’30 animaba partidos comerciales. Ese cotejo fue anunciado mediante afiches y propaganda callejera.
Fechas patrias, los 1eros de mayo o cualquier sábado era una excusa para que determinadas firmas comerciales formaron con sus empleados equipos para enfrentar a otra casa comercial.
Después de la Liga Libre cuando se forma la Liga Dorreguense de Fútbol (1962), comienzan a organizarse torneos comerciales que fueron animados por firmas como “Aduriz” (con su camiseta Amarilla por los colores de la Bandera Papal), Las Cooperativas: “la Agrícola” y “La Agropecuaria”, Castel Hermanos (llegó a tener un torneo interno porque el número de empleados en todas sus secciones llegaba a los 300), además de obreros vinculados con el estado o empresas estatales como los Ferroviarios, el Correo. Ya en los años ’70 aparecen equipos como los del Taller de los Hermanos Macaya, el Bar Caito, entre otros.
Será Santos Guido Matélica el que le dará mayor formalidad a una Liga Comercial para que los trabajadores despunten el vicio. Desde fines de la década de 1970 hasta entrados los años 2000, organizó año tras año diferentes certámenes.
Ya no quedan esas empresas o casas comerciales que no debían recurrir a buscar “refuerzos” para completar once. El mundo del pleno empleo, hoy muy lejano, otro mundo por cierto, permitía la continuidad de la camaradería obrera en una cancha de fútbol.
¡Feliz día del trabajador!

FOTO: BOLA 8

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