La ciudad

Inolvidable José

Escrito en Facebook por Néstor Machiavelli

Hace un rato el amigo se despidió en una cama del hospital municipal de Dorrego. Prefiero recordarlo cámara en mano, o detrás del mostrador de diarios y revistas de la librería que hizo historia en el pueblo .
Periodista de vocación, siempre listo para transmitir fotos o crónicas de sucesos inesperados. José estuvo con todos y en todas. Fue un testigo privilegiado siempre detrás de la escena para contarla y describirla, en puntas de pie, con alma de cronista.
Para los que partimos jóvenes del pueblo que nunca olvidamos, pasar a saludar a José por “Agencia Aldea” era una ceremonia única, necesaria. Como abrir la puerta de la casa paterna y respirar el aroma de entonces. Entrabas y Teresa -la hermana que tanto quería- saludada detrás de una montaña de diarios y revistas, que el avance digital hizo llanura. Está atrás, lo llamo, decía Teresa y José asomaba silencioso detrás de un cortinado amarillo, desteñido de tiempo. Luego la charla sin apuro, los recuerdos que se mezclaban con el presente incierto y José que escuchaba con dificultad y veía como se desmoronaba la venta de diarios y revistas.
Ese derrumbe del diario de papel y la muerte de su hermana aceleraron su propio derrumbe.
Como tantos periodistas formados en redacciones de diarios de papel, José lo padeció, no se acostumbró al diario digital. Añoraba la venta de pilas de diarios que buscaba todas las mañanas al colectivo. Y sobre todo la vida que transcurría dentro de la agencia, entre libros, clientes, amigos y ese olor a papel que es perfume que aroma la vida de los gráficos.
En los últimos días de vida, la agencia de diarios y revistas era una cáscara vacía, pero se aferró a ella, porque allí vivió los años felices, los padres, la familia, los amigos.
José deja un gran legado para todos los que lo conocimos y disfrutamos. Quedan sus fotos, un verdadero tesoro que retrata sucesos de las últimas décadas del pueblo.
Es imposible recordar tiempos vividos de adolescente sin esa presencia invisible y permanente de José.
Y se fue como vivió, caminando despacio, callado, sin hacer ruido.
Su muerte es la primera crónica importante que no pudo escribir.
Le paso estos apuntes, por si los lee, para que sepa que nunca lo olvidaremos. (05-08-22).

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