Deportes

Hechos y protagonistas del Pago Chico: Ricardo «El Zurdo» Aguirre

Por Fabián Enzo Barda

Mario era el más representativo y pintoresco hincha del Atlético Monte Hermoso durante varias décadas. Chileno de nacimiento, dejó el Pacífico para llegar al Atlántico a la altura del lugar “donde el sol sale y se pone en el mar”. “El Chileno” Mario, como se lo conocía, seguía cada domingo al Atlético, su “dale Monte,dale Monte dale” era característico y lo sostenía durante un gran porcentaje de los 90 minutos que disputara su equipo, lo acompañaba con un alegato, casi resignado, sobre la baja en la calidad del fútbol, ya que después de varios “Dale Monte” venía: “No hay un Distéfano, no hay un Pelé, no hay un Dadá, no hay un Elías Figueroa y no hay un “Zurdo” Aguirre. Es decir, ubicaba en esa constelación de crack Mundiales que habrá visto en su adolescencia al “Crack” de Ferroviario de Dorrego que veía en su adultez.

Si para la familia aurinegra en su historia hay un Panteón de “próceres futboleros” que pueden encabezar el “Japonés” Chaves y el “Cordobés” Rosales, sin dudas Ricardo “El Zurdo” Aguirre está también en ese pedestal.

La familia Aguirre tiene ADN “aurinegro”, “El Zurdo” tiene ocho hermanos más de los cuales, seis son varones, todos jugaron en Ferroviario: Ricardo, es el mayor, Walter, Alberto, Roberto, Ramón, Pedro y Juan, el menor que aún continúa en actividad; aunque como suele decir el periodista Pablo Marcó: “el único que no llegó a primera fue el “Monchi”, Ramón, entrañable colaborador del Club, memorioso no solo de la carrera de sus hermanos sino de todo aquello que tenga que ver con Ferro.

Ricardo fue un crack, formidable puntero izquierdo, clásico wing, con todos los atributos de un grande: veloz, buen dribling, desequilibrante, con algo “maradoneano” para sacar el centro desde el límite mismo donde termina el campo de juego, goleador y de buena pegada.

Debutó en primera a los 15 años, como abanderado del “aurinegro” fue puntal en los momentos de gloria y un caballero en las épocas que no se cosechaban títulos.

Su primera vuelta Olímpica con el “aurinegro” la da en 1982. Tres años después pasará a engrosar la legión de dorreguenses que vistieron, alguna vez, la “rojinegra” de Sporting de Punta Alta, jugará ese año en la Liga más antigua del país. Otra vez el regreso a Ferroviario para, en 1992, militar en Independiente de San Cayetano, Liga de Necochea, de la que volverá enseguida a pesar de que Newbery de Lobería lo quiso para jugar el Regional.

De pocas palabras, certeras por cierto cuando las dice, le confesó a un amigo que si bien su paso por Punta Alta y San Cayetano habían sido importantes en su carrera, con buenos resultados futbolísticos, hoy mirando hacia atrás le sigue pesando haber dejado Ferroviario por un tiempo.

Permanente convocado cuando esporádicamente el Seleccionado de la Liga Dorreguense realizaba algún cotejo amistoso o disputaba alguna copa.

La imagen y la referencia inapelable de lo que es Ricardo Aguirre para Ferroviario lo simboliza cuando de local o visitante, llega con esa Chevrolet Apache, tuneada, como un “Ferromóvil”, con la misma fuerza de una histórica Locomotora, símbolo de los de Gregorio Juárez y Rubén Álvarez, trayendo las camisetas, pantalones, buzos, medias, vendas, “agispray”, agua; es decir laburando como si fuese el primer día de una institución a punto de cumplir cien años.

Con la misma fe, entusiasmo, viviéndolo a su manera, del día que Carlos Yezzi o Roger Soca, o Néstor Fernández, y cuantos más, le dieron la cinta de capitán para lucir orgulloso en su brazo izquierdo, ese escudo significativo al lado del corazón y ese once en la espalda que, si tiene fondo aurinegro, indudablemente pertenece a Ricardo Aguirre.

Crack y caballero en la cancha, tan inmenso en la vida. (Ecos de mi Ciudad). (27-01-23).

Etiquetas
Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar