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Asbesto, el enemigo silencioso: en qué lugares de las casas permanece y qué enfermedades provoca

Aunque el material está asociado al subte, está presente en muchísimas viviendas y fue un mineral muy utilizado hasta la década de 1980 para la construcción por su capacidad como aislante. Los peligros del asbesto, qué enfermedades puede causar y cómo se lo elimina.

Es probable que al mencionar la palabra asbesto la asociación más inmediata esté vinculada al subte porteño: allí los trabajadores llevan varios años reclamando por su remoción dado los riesgos que conlleva para su salud. Sin embargo, este mineral, famoso por su capacidad de aislación térmica, fue muy popular en todo el mundo y sigue presente en la inmensa mayoría de los hogares y edificios de la Argentina, pese a que en muchos casos esto implica un riesgo inminente para la salud y puede producir cáncer.

En diálogo con Página|12, el médico Eduardo Rodríguez, excoordinador de la Comisión Asesora del Asbesto Crisotilo del Ministerio de Salud de la Nación y especialista en este tema, y José Giménez, presidente de Borg Argentina, una empresa especializada en la remoción de asbesto, explicaron qué riesgos implica este enemigo silencioso para las familias, cuál debe ser su tratamiento correcto y los desafíos que quedan por resolver.

Qué es el asbesto
Según explica Giménez, quien hace más de 50 años se dedica a la remoción profesional de este material, el asbesto es un mineral que fue muy popular hasta la década de 1980 por su capacidad de aislación térmica. Esto hace que en la mayoría de los edificios construidos antes de esa década todavía haya una gran presencia de asbesto en las estructuras. Esto no es de por sí un riesgo, explicarán de todos modos los especialistas.

Por su lado, Rodríguez advierte sobre la cara oculta de este material, que tuvo una primera vinculación con una enfermedad, la asbestosis, en 1907; que en 1935 fue relacionada con un tipo de cáncer, sobre todo en los grupos de submarinistas estadounidenses que participaron de la Segunda Guerra Mundial, por ser embarcaciones con mucha presencia de amianto (asbesto); y que tuvo que esperar 40 años, hasta la década de 1980, para comenzar a ser tratado públicamente.

Cómo enferma el asbesto y cuándo es un riesgo
Rodríguez detalla que el asbesto implica siempre un riesgo, ya que “el umbral siempre es cero”. “En teoría, una fibra de asbesto inspirada y que se deposita en la pleura puede llegar a desencadenar en el tiempo un mesotelioma”, un tipo de cáncer en las células que recubre ciertos órganos. Por eso, cuanto más larga e intensa sea la exposición, como ocurre en el subte, mayor es el riesgo de contraer alguna enfermedad.

Ahora bien, para que las fibras de asbesto estén presentes en el aire tiene que haber un deterioro del material, lo que permite la pérdida de fibras. Claro está, si se tiene en cuenta que en los lugares en los que fue utilizado ya llevan más de 40 años, esto es bastante probable. Y se debe mantener una vigilancia activa de los materiales con amianto.

Qué enfermedades puede provocar el asbesto
Ante la consulta de qué enfermedades puede causar el asbesto, Rodríguez menciona tres, con diferentes características:

Placa pleural: son distintas calcificaciones que aparecen en la pleura y que si bien ocupan gran parte de la misma, no tienen ningún otro compromiso para la actividad pulmonar. “La gente puede vivir y morir con placas y no va a tener sintomatología”, explicó.
Asbestosis: es una fibrosis pulmonar bilateral que limita la capacidad pulmonar. Puede ser una fibrosis que quede en una mínima proporción tomados los pulmones y genere una restricción pulmonar pequeña que provoque algún tipo de agitación. También puede avanzar y ser una fibrosis que ocupe gran parte de los pulmones y que, en el tiempo, lleve a un agrandamiento del corazón y generar un problema pulmonar y cardíaco que puede llevar a la muerte.
Cáncer por asbesto: puede ser un cáncer del pulmón, es un cáncer broncogénico, que tomado a tiempo y con una cirugía se soluciona (muchos de estos casos fueron mal diagnosticados en el mundo como cáncer por tabaco); un cáncer de laringe; o de ovarios. Estos son los que están incorporados por la OMS a través del IARC.
Cáncer de mesotelioma: es un tipo enfermedad en las células que recubren algunos órganos, como los pulmones, el corazón y los intestinos y la cavidad abdominal. De acuerdo a dónde se encuentre ese cáncer va a ser un mesotelioma, así se llama, de pleura, de peritoneo y de pericardio. Esto prácticamente la única razón que los provoca es el asbesto. Una muy baja exposición y corta en el tiempo puede generar un mesotelioma.

En qué lugares de la casa está el asbesto y qué hacer
Tal como explica Giménez, el asbesto fue muy popular en el ámbito de la construcción, y se mezcló con otros elementos, como el cemento, para generar el fibrocemento. “A las calderas se les debe prestar atención. Es lo más riesgoso. Todas las calderas tenían revestimientos a base de asbesto”, señala. Y agrega: “También están los tanques de agua, que se hacían de fibrocemento. Y los techos, generalmente aquellos de chapa de los galpones antiguos”.

“Después hay objetos más sofisticados, como los cables antiguos, pero es menos peligroso, porque el cable estaba cubierto. Después, son todos los paneles aislantes, como de amianto. Los electrodomésticos, como hornos antiguos, tiene una aislación con asbesto. Es sospechoso cualquier elemento aislante antes de los años 80”, enumera.

Por eso, precisa que se deben «eliminar adecuadamente» y retirar siempre con «todas las medidas de precaución que se deben tomar para evitar contaminar el ambiente”. En tanto, Rodríguez añade a este punto la vigilancia permanente de los materiales con asbesto para evaluar su deterioro.

El asbesto y los desafíos
Finalmente, el médico especialista en asbesto explica varios puntos a tener en cuenta como desafíos de cara al futuro. Entre ellos, la constante vigilancia médica a todos los trabajadores expuestos, incluso después de haber dejado esos puestos, ya que el cáncer puede tardar cerca de 30 años en desarrollarse; la remoción total en casas particulares y edificios públicos como hospitales y teatros; avanzar con una regulación más estricta que promueva la desasbestización; y, finalmente, la difusión constante de este material y sus riesgos. (Página 12). (26-07-23).

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