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Hechos y protagonistas del Pago Chico: Cacho Basualdo

La práctica del boxeo en Dorrego se remonta a principios de la década de 1920, más precisamente una de las primeras noticias sobre el deporte de los puños la encontramos cuando un grupo de vecinos encabezados por Juan Mignaqui (h) junto a Nicolás Prati, Francisco Barba, Raúl González, Héctor A. Martínez, Juan Carlos Reynoso, Pedfro Giner, Telésforo Juárez y Augusto Faudry forman un Club de Box en la Sociedad Italiana.

Un 21 de agosto de 1929 un grupo de aficionados del Club Atlético Ferroviario, dejan constituido el Boxing Club Dorrego. Los fundadores fueron Carlos y Alfredo Maccagi, Amando Pía, Oscar Roubió, Miguel Brusa, Angel Pedroni y Romeo Marconi.

A partir de la década de 1930, Rubén Cabral se constituirá en el símbolo del boxeo local, no solo por su amplia y galardonada trayectoria como pugilista, sino también como entrenador y formador de boxeadores.

Con él surgió una camada que incluye a Juan Contreras, Osvaldo Comyn y “El Indio” Chagas.

A fines de los ’50, con la sede de Independiente en plena construcción, por iniciativa de Héctor Moya y Nelson Eiras, con la figura consular de Rubén Cabral en el rincón, Alberto “Coco” Basualdo, “Lito” Montero, “Conquinga” Fernández, “Chacarita” Mangioni y los “electrizantes” duelos entre Nelson Santucho y “Camila” Mangione, el box tendrá una época de oro.

De esos púgiles se destacará, para los tiempos, la figura de Ernesto “Cacho” Basualdo que, ya a los catorce años, acompañando a su hermano mayor al pequeño gimnasio de Cabral había comenzado la práctica. Desde ese inicio adolescente hasta los 22 hizo 25 peleas aquí en Dorrego, dónde se hizo profesional.

La historia de “Cacho” Basualdo como boxeador no tiene ningún paralelo, ni punto de comparación en la historia del boxeo dorreguense. Más de 70 peleas, llega al campo profesionalismo, fue semifondista en el Luna Park, llegó a estar quinto en el ranking argentino y, en la difícil categoría de los Welters jrs.

En 1958, se radica por un tiempo en Mar del Plata, tiempos en los que hace 12 peleas (luego regresará a Dorrego para volver a la “ciudad Feliz” donde vive desde hace mucho tiempo).

El 17 de febrero de 1960 enfrenta a Ernesto Martinsen en el Luna Park, fue semi fondo de un combate estelar que incluía a Alexis Miteff con José “Kid Tutara” Georgetti, alguna vez dijo Cacho: “nunca fui supersticioso, pero mirá lo que son las cosas, era mi pelea profesional número 13 y perdí por primera vez por puntos.

Esa pelea marcó fuertemente a Cacho: “Al regreso a Mar del Plata, yo dejé de entrenarme, no sabía si seguir o no porque eso me amargó mucho. Mi entrenador me iba a buscar a casa para convencerme y después de un tiempo volví a entrenar, tuve otra pelea que perdí, y otra vez las ganas de dejar todo. Volví a entrenarme y tuve más peleas ganando varias por Nock Out a fines de 1960”.

Luego vinieron sus combates más destacados en el plano rentado con Eduardo Pereyra(15 de abril de 1960), Anibal Di Lella (22 de enero de 1966), Héctor Méndez (26 de agosto de 1966) y Miguel Ángel Campanino (15 de setiembre de 1967).

Pese a ello, con 25 años, volvió a Dorrego con la idea de dejar todo. No fue así. Entrenó y boxeo hasta los 30. En esta etapa fue que llegó a ocupar el quinto lugar en el Ranking argentino de los Welter jrs, acaso la categoría más difícil y de mejores exponentes en la historia de nuestro pugilismo.

Después, junto a su hermano “Coco”, pusieron un gimnasio, sacaron una camada importante de púgiles en los años ’70.

Alguna vez dijo “Cacho” Basualdo: “En el boxeo sos vos y tu adversario arriba del ring, nadie más. Por eso el boxeo no te perdona, te exige. Y como el boxeo te exige, yo también me exigí, en el deporte pero también en el resto de mi vida”. (Fuente: Ecos de mi ciudad). (12-06-22).

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