Chiqui Tapia, los arbitrajes y el Tribunal de Ética: la credibilidad de nuestro fútbol, en uno de sus puntos más bajos
Desde los tiempos del amateurismo existen las sospechas por fallos escandalosos; el presente muestra que el fútbol argentino no aprende de los errores.
Nota de Ezequiel Fernández Moores en La Nación
Presidente de la Liga Argentina de Football, Eduardo Larrandart degradó a Segunda división a seis de los árbitros más respetados de Primera y los reemplazó con un grupo de improvisados. “Los árbitros de Larrandart”, así los bautizó la tribuna, “eran un peligro”. Penales y offsides “inventados”. Hinchas en llamas. Arbitrajes otra vez escandalosos frenaron al año siguiente, 1933, a un imparable Gimnasia y Esgrima La Plata, que protestó con una recordada sentada en pleno partido. En 1937 llegó Isaac Caswell, primer árbitro inglés, hasta que Boca y River lo vetaron. “La idea de que todo tiempo pasado fue mejor”, me dice el colega Carlos Aira, “no es así. Todo tiempo pasado fue pasado”. Aira investigó la década clave de 1930 a 1940. Su libro de 870 páginas se llama Héroes en tiempos infames. Veo lo que sucede hoy y le pido a Aira una mirada retrospectiva: “El fútbol argentino -me responde- es hijo de errores nunca aprendidos”.
La AFA sabe que la foto del domingo pasado de policías chubutenses reprimiendo con gas pimienta a jugadores de Deportivo Morón que tiraban piñas y patadas recorrió el mundo. Deportivo Madryn, primer club patagónico que podría subir a Primera, venció 1-0 a un Morón condicionado porque, unos días antes del partido, el Tribunal de Ética de la AFA suspendió por treinta días a su DT, Walter Otta, acusado por críticas “presuntas” (así lo admite el propio dictamen) contra Claudio Chiqui Tapia y Pablo Toviggino, presidente y tesorero de la AFA, respectivamente. El Tribunal (que no desdobla claramente “Instrucción” y “Decisión”, como exige la FIFA) tiene como presidente a Diego Barroetaveña (juez de Casación en Comodoro Py). Y el fallo que castigó “presunciones” fue firmado por Mario Kohan (presidente en Casación Penal en la Provincia de Buenos Aires) y Manuel Fernández (hijo de Sergio Fernández, camarista contencioso administrativo y vicepresidente a su vez del Tribunal de Disciplina de la AFA). “Se habla de sindicalistas”, me dice un viejo conocedor de la casa, “pero nunca vi antes en la AFA tanto Poder Judicial por un lado y, por otro, tanta presión de gobernadores provinciales”.
Deportivo Madryn, vinculado al poder político en Chubut (lista larga de arbitrajes favorables), es un caso típico, no el único. Es el “nuevo poder”. Como Barracas Central (el club de la familia Tapia) y Deportivo Riestra, ambos de ascensos fulminantes, rivales ahora en el inicio de los playoffs del Clausura. Como los equipos santiagueños. No son tiempos de clubes “grandes”. Platense (último campeón de Liga) e Independiente Rivadavia (Copa Argentina) son campeones inéditos en más de un siglo de vida. Antes festejaron Vélez (Liga Profesional, Supercopa Internacional y Supercopa Argentina), Central Córdoba (Copa Argentina) y hasta los “opositores” Estudiantes (Copa de Liga) y Talleres (Supercopa Internacional). Nueve títulos seguidos sin los grandes. Récord, apuntó el periodista Silvio Maverino. Sumando a Colón (Copa de Liga 2021) y a Patronato (Copa Argentina 2022), celebraron títulos inéditos Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, Córdoba y Santiago del Estero. Sucede también en la FIFA: Curazao se clasificó anoche al nuevo Mundial de 48 selecciones, mientras que Italia deberá jugar un repechaje.
“¡Qué caro nos salió Qatar!”, ironizan aquí algunas pintadas. La credibilidad de nuestro fútbol está en uno de sus puntos más bajos. Igual que la calidad del arbitraje y el uso del VAR. Y Tapia apuntado. Las redes multiplican odios clasistas, pero también sirven de catarsis contra las manipulaciones y la impunidad. A la tradicional locura que se potencia cuando se definen título, ascensos y descensos, se suman las apuestas. Y las operaciones. El poder político y económico siempre quiso su hombre propio en la AFA, más allá del presidente que voten masivamente los clubes afiliados, cuyos socios desean también mantener el formato de asociaciones civiles. La decisión resiste al mandato económico de moda. Rechaza a las SAD, y sus millones supuestos (aun con sus zonas grises, como la afiliación directa concedida a Leones, de Rosario, el club de la familia Messi; polémica, claro, pero no tanto como la de Real Pilar en 2017, que sin embargo generó menos ruido).
No es responsable la AFA de los errores y crisis severas de Boca primero y de River después, los dos clubes que son la cara más visible de nuestro fútbol. ¿Pero la decisión de un fútbol más federal hará entonces eterna la cifra imposible de casi setenta equipos en las dos principales categorías? ¿Es política inclusiva o botín electoral? Dirigentes de AFA afirman que a Tapia, hostigado políticamente ya en sus primeros años más débiles, no lo sostuvo Qatar, sino “el alineamiento permanente de los clubes”.
¿Se mantendrá ese alineamiento si no hay título en Estados Unidos y el gobierno retoma su ofensiva fortalecido tras la última votación? ¿Y si continúan algunos arbitrajes escandalosamente pobres y equipos protegidos por jueces de pantalón corto pero también de traje y corbata? ¿Y qué hay, manipulaciones al margen, del malestar cada vez más evidente de los hinchas? Volvamos al libro de Aira. A casi un siglo atrás. A la definición del campeonato de 1932. La Asociación Amateur (afiliada a la FIFA) eliminó el descenso. Y la final por el título fue entre Sportivo Barracas 5 y Barracas Central 1. “Chiqui” Tapia no había nacido. (20-11-25).



