LA DORREGO

“La única manera que tiene el estado de asegurar la justicia social es a través de la política y sus dirigentes”

Por Ramón Aiub (*)

El domingo 24 se cumplen 43 años del último golpe cívico-militar que interrumpió el ciclo democrático en nuestro país. Fue el golpe más duro, más terrible, el que más avasalló los derechos humanos de los argentinos.

Una constante de independencia continúa, en nuestra historia nuestra sociedad ha sufrido periódicamente los embates antidemocráticos que impactan directamente sobre nuestra libertad, nuestra independencia, nuestra identidad, nuestra dignidad y nuestra felicidad.

Mucho antes del golpe de estado que hoy recordamos, hace ya 90 años, 3.000 trabajadores fueron asesinados por fuerzas de seguridad en tres protestas por mejoras laborales, conocidas como La Forestal, La semana Trágica y la Patagonia Trágica, también llamada Patagonia Rebelde. Estudiamos fervorosamente por qué el 1 de mayo es el día del trabajador, pero de estas tres tragedias, poco hablamos, poco recordamos.

Avanzando un poco más en el tiempo, sin descaro, las elecciones, con el voto secreto y todo, eran fraudulentas, engañando a buena parte de los votantes, la mayoría, con los resultados. Lo que se conocería como “Fraude Patriótico”. El radicalismo era proscripto, negado.

Una década más tarde, a mediados de los años 50 (1955), y previo al derrocamiento de la segunda presidencia de Juan Domingo Perón por otro golpe Cívico Militar, dirigentes políticos y militares consuman tal vez el hecho más aberrante y cobarde de nuestra historia, bombardean la Plaza de Mayo a plena luz del mediodía, para tratar de derrocar de esa manera a otro gobierno democrático. Mueren 300 personas, entre ellas un contingente de niños de una escuela que en colectivo, visitaban la ciudad. Qué poco recordamos esta tragedia.

Inmediatamente, proscripción, persecución y muerte.

En los años 70 y con la vuelta del peronismo al gobierno y la tensión creciente que genera en los sectores económicos y de poder que lograron su derrocamiento 20 años antes, se da el escenario perfecto para que nuestra sociedad se crea inmersa en un clima de violencia y crea que ya la dirigencia política no sea capaz de resolver los asuntos institucionales, gestándose entonces el golpe cívico-militar que lamentablemente hoy debemos recordar.

Cada 24 recuerdo. Familias diezmadas, personas desaparecidas, niñas, niños, padres, abuelos, tíos. También asesinados, torturados. Niños, que hoy ya pasan los 40, apropiados, creciendo en familias que no son las de ellos, y que muchos todavía hoy lo están descubriendo ¿Se imaginan eso? ¿Después de tanto tiempo descubrir que tu familia no es tu familia y que en muchos casos estas personas son las responsables de que tu familia no esté?

Y mientras ocurrían estos crímenes, la sociedad aturdida, incluso incrédula, y también muy temerosa, sufría políticas económicas que destruyeron el empleo, los salarios, los derechos e incrementaron el hambre y la pobreza.

¿Es difícil de creer no? Aún hoy, lamentablemente, todavía, se escuchan voces incrédulas. Es que los secretos más terribles tienden a negarse, a esconderse. Si poco hablamos de la Patagonia Trágica o del bombardeo a la plaza de mayo, ¿se imaginan hablar de estos crímenes?

Por eso es importante, que nosotros, que nacimos y crecimos en la dictadura, les contemos, y recordemos a las generaciones que nacieron en democracia, cada 24 de marzo y cada 16 de septiembre y cada vez que sea necesario, para que la historia no vuelva a repetirse y para que ellos, y sus hijos, o sobrinos o nietos, no deban sufrir lo que nuestras generaciones sufrieron.

La semana pasada, en una clase, una alumna me dijo “los políticos son todos iguales, son todos chorros, no van a arreglar nada” Es muy común escuchar eso, lamentablemente, y cada vez que lo escucho, un escalofrío corre por mi espalda, pues pienso, si no es la dirigencia política ¿quiénes son los que van a arreglar todo?

Por eso insisto cada vez que puedo, con la reivindicación, el desagravio a “los políticos”. Es que de poco nos servirá recordarle a las nuevas generaciones las atrocidades sufridas en la última dictadura si además no nos comprometemos con la promoción del pensamiento crítico y la libertad e independencia que de él van de la mano. De revalorizar y sentir orgullo por militar, por debatir, por pertenecer a una agrupación política, a un partido, sin los atajos edulcorados con los que hoy nos pueden tentar desde las cada vez más cuestionadas ONGs y fundaciones.

La generación diezmada por la última dictadura fue una generación apasionada por la política, por la participación y la militancia. El golpe fue tan duro que, lamentablemente, todavía hoy no podemos lograr que la sociedad reivindique esa participación como necesaria, fundamental para nuestra vida cotidiana en nación. Qué es a través de la política y sus dirigentes la única manera que tiene el estado de asegurar la justicia social, la solución a los problemas del otro.

Este 24 de marzo los invito a valorar la participación política, porque es la única manera de asegurar nuestra democracia, y de pensar, de manera crítica, cuando prendemos la tele o la radio o vemos un diario y escuchamos ese discurso despectivo de que todos los políticos son iguales, por qué lo dicen, qué intereses defienden los qué lo dicen; y tratar de indagar, de leer, de vivenciar, si realmente los políticos son todos iguales o si la participación política no es buena, porque tal vez podamos una vez más ser engañados, y como describí en el relato, y a pesar de las tragedias que constantemente como sociedad vivimos, seamos, por poco críticos, víctimas nuevamente de otra interrupción de nuestra vida democrática.

Por último, quiero agradecer al gobierno municipal, y manifestar mi agrado como vecino de vivir en una ciudad que desde el año 2004, sin importar los cambios políticos a nivel nacional, ininterrupidamente recuerda a sus desaparecidos, Manuel, Carlos, Marita, Ricky y Carlos, y todas las víctimas del terrorismo de estado. Y que además, por decisión política, recuerda el secuestro de mi abuela, María con una referencia histórica. Hay otras historias, pendientes de ser recordadas, vayamos hacia el compromiso de no olvidarlas.

(*) Hijo de desaparecido. Texto que escribió y leyó en el acto oficial por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

FUENTE: ECOS DE MI CIUDAD

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