Desde el pasado mes de marzo el virus de la gripe ha comenzado a circular en el hemisferio sur con la llegada del otoño y los primeros días de frío. En los últimos años el gran impacto que este virus ha tenido en la sociedad ha hecho saltar todas las alarmas y ha provocado que sean muchos los que echen un vistazo atrás en la historia para recordar cuán mortal puede llegar a ser esta enfermedad si llega a extenderse de manera global.
En el último siglo, la población mundial ha tenido que hacer frente a cuatro pandemias de gripe que terminaron con la vida de millones de personas: hace exactamente 100 años tuvo lugar la conocida como “gripe española”, que causó la muerte a más de 50 millones de personas, siendo la Antártida el único lugar del mundo que se salvó de esta devastadora enfermedad. En 1957 fue el turno de la conocida como gripe asiática, en este caso la cepa H2N2 apareció en Pekín y desde ahí se propagó al resto del mundo con gran rapidez. El número de personas muertas oscila entre 1 y 4 millones, la misma cifra que en la pandemia que se originó en Hong Kong once años después, en 1968. La última gran pandemia fue hace apenas 10 años cuando la gripe A, determinada por la cepa H1N1, afectó a casi medio millón de personas en el mundo, aunque siguen detectándose casos.
En la actualidad, según los expertos, la Argentina estaría preparada para poder hacer frente a una pandemia debido a su alto nivel en observación y detección de nuevos casos, así como por el hecho de contar con una planta especializada en la producción de vacunas como lo es Synergium. De esta forma, la vigilancia y la prevención se convierten en las herramientas más potentes para luchar contra esta enfermedad.
En este sentido es especialmente importante la colaboración y el compromiso de todos los ciudadanos. Llevar una vida saludable, en la que se practique algún tipo de ejercicio físico varias veces por semana es una de las claves para mantener a pleno rendimiento nuestro organismo. Se recomienda además poner en práctica una dieta equilibrada, y es que la alimentación ya no es solo algo que deba preocupar a los deportistas, tanto a los de disciplinas físicas como a los de deportes mentales, sino a toda la población. En los últimos años han salido a la luz diversos informes que sitúan a nuestro país como uno de los mayores consumidores de sal y de azúcar del mundo. Además, la Argentina también presenta la tasa más alta de obesidad infantil de toda América, algo especialmente preocupante pues las personas que sufren obesidad constituyen uno de los grupos de riesgo frente a la gripe.
Además de cuidar a nuestro organismo, las recomendaciones para evitar contagiarse este invierno por la gripe también pasarían por ventilar bien todas las estancias, lavarse las manos de manera frecuente con agua y jabón o con los geles específicos para tal uso, cubrirse la boca a la hora de estornudar o mantener limpias todas las superficies. El virus se transmite de forma aérea por lo que su contagio puede producirse en cualquier espacio, especialmente en aquellos cerrados como las oficinas o las escuelas. Los síntomas de la enfermedad suelen ser muy similares a los de un resfriado común por lo que en ocasiones son muchos los que no acuden al médico pensado que el malestar desaparecerá por sí solo, consiguiendo así un empeoramiento de su salud.
De esta forma, la mejor manera para prevenir la gripe es a través de la vacunación. La vacuna contra la gripe no provoca la activación del virus, sino que previene las formas más graves de la gripe y atenúa sus síntomas en caso de que finalmente el paciente se contagie. La campaña de vacunación está dirigida especialmente para los grupos de riesgo, aunque esto no impide que cualquier persona pueda vacunarse. Las personas más vulnerables frente a la enfermedad son los mayores de 65 años, los niños de entre 6 meses y 2 años, los enfermos con alguna dolencia crónica, especialmente aquellas que afectan al sistema respiratorio, las mujeres embarazadas y las que ya han dado a luz pero se encuentran en los diez primeros días de cuarentena.
Además, la vacuna también es obligatoria para todas aquellas personas que trabajen en el sistema sanitario debido al alto riesgo de contagio al que se ven expuestos.
Extremar las preocupaciones y acudir a un centro de salud en caso de experimentar alguno de los síntomas de la enfermedad es muy importante para evitar que la enfermedad se extienda y no aumente el número de contagiados.
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