Sociedad

Antes de llegar a Pringles, el padre Pedro Fournau fue cálidamente despedido en Tres Arroyos

Se realizó la despedida del padre Pedro Fournau de Tres Arroyos, quien se mudará a Coronel Pringles para asumir tareas en la Parroquia Santa Rosa de Lima. La asunción formal como párroco pringlense se va a llevará a cabo el miércoles 15 de noviembre, pero mientras tanto dará inicio a las primeras actividades en su nuevo destino.

Fourneau reemplazará al padre Ernesto Mendiondo, quien pasará a desempeñarse en la Parroquia San Francisco de Asís de Bahía Blanca.

Pedro explica que «los sacerdotes franciscanos atendían una parroquia de Bahía Blanca desde hace más de 50 años; por una cuestión de cantidad de vocaciones y de reestructuración interna de la congregación, dejan de atenderla. Esto origina que nuestro obispo tenga que nombrar a un párroco diocesano y lo designa a Ernesto». El nombramiento dio lugar, a su vez, al traslado de Fournau.

LAS HUELLAS QUE DEJA EL PADRE PEDRO

Pedro nació en Coronel Dorrego. Llegó a Tres Arroyos en febrero de 2014, luego de ser vicario durante dos años en la zona de Carhué. «Cuando terminé el seminario en Mercedes, fui ordenado diácono y el obispo me pidió que acompañe al párroco de Carhué», recuerda.

Describe que su familia era «normal, típica de laburo. Mi papá mecánico, mi mamá docente. Con muchos primos, los abuelos. Mis viejos siempre dieron una mano en la parroquia de Dorrego. Respiré con mucha naturalidad el ambiente de trabajar en la parroquia, era como una casa para mí también, me sentía muy familiarizado».

Tras finalizar la Secundaria, inició la carrera de abogacía en Bahía Blanca, pero dejó en segundo año al sentir que «no encajaba». Seguía por entonces vinculado a grupos misioneros, movimientos de la Iglesia.

Comenzó a estudiar magisterio y a su vez empezó a cursar materias de Ciencias Sociales. En Bahía Blanca fue docente durante cinco años, etapa a la que define como «muy bonita. Tuve novia también, me consolidé mucho en esto de vivir solo, mantenerme, desenvolverme. El noviazgo me ayudó a crecer».

Sin embargo, percibía que «muy en el fondo había una insatisfacción. Estaba bien todo lo que hacía, era docente, catequista, pero buscaba como algo más. Una sensación de vacío, de que no alcanzaba lo que estaba haciendo. Eso me llevó a plantearme esta tarea y a los 27 años ingresé al seminario».

Ya sus primeros pasos en Tres Arroyos tuvieron una vinculación con los grupos juveniles. «Hubo circunstancias que providencialmente coincidieron. Cuando llegué, se estaba preparando la primera visita de la cruz de San Damián, del Papa Francisco.
Me metí de lleno a dar una mano para preparar el encuentro zonal de jóvenes. A eso se sumó que empezó a venir la comunidad misionera Karol, de Coronel Pringles, a trabajar en un barrio», menciona.

«UN SENTIDO INTEGRAL»
DEL CRECIMIENTO

Siente gratitud. Pedro sostiene que encontró en Tres Arroyos «una comunidad acogedora y hospitalaria. Me permitió ir construyendo vínculos de amigo, de padre, de hermano.
Mi agradecimiento enorme es a la ciudad en sí, no sólo a la parroquia». Dice que «es un hermoso lugar para vivir también» y elogia «el orgullo propio de su gente. Están contentos de ser tresarroyenses, si el hijo se va a estudiar le dan ganas de volver a vivir acá.
Es una ciudad que se quiere y se hace querer. Tiene creatividad y fuerza».

EL PAPA FRANCISCO

Considera que «en estos años me parece que somos unos privilegiados en estos temas al tener al Papa Francisco. Dios ha querido darnos en Francisco, un pastor que nos recuerde las cosas esenciales del Evangelio. La misericordia, la Iglesia como una madre de corazón abierto, que no tiene que ser autoreferencial. Él dice prefiero una Iglesia accidentada por salir que una Iglesia enferma por estar encerrada.

Valora además que «toma el nombre para su pontificado de Francisco de Asís por su predilección para los pobres.

Eso implica denunciar que nuestro mundo o el sistema en el que vivimos estructuralmente genera pobreza y afecta la vida digna de las personas».

En este contexto, puntualiza que «es uno de los pocos que dice que es un escándalo que se tire un tercio de la comida que se produce. Cuestiona que en los medios de comunicación ocupen más páginas la caída de un punto en la bolsa que las personas que mueren de frío en situación de calle».

Reconoce que «muchas veces Francisco experimenta rechazo. Le pasó a Jesús también, es un buen signo. Hay cosas con las cuales el Evangelio confronta, pero a la larga todo conducirá a algo bueno». (Fuente: La Voz del Pueblo)

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