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El tresarroyense Lemos perdió por puntos ante Hitchins tras un escandaloso fallo en contra en Las Vegas

El boxeo se vive destruyendo a sí mismo. No hay un mínimo interés darle credibilidad. Las presunciones y los malos pensamientos en torno a un combate otra vez tuvieron su correlato en un fallo vergonzoso. El bonaerense Gustavo “Tito” Lemos perdió injustamente por puntos, en decisión unánime, con el estadounidense Richardson Hitchins y no pudo convertirse en retador mandatorio al título mundial superligero de la Federación Internacional de Boxeo, en el lujoso hotel Fontaneibleau de Las Vegas.

Lo que hizo el tresarroyense Tito Lemos en la madrugada del domingo estuvo a la altura de las circunstancias y mereció algo más que este final amargo. Sobre todo, por la determinación con que encaró el match y cómo lo sobrellevó a lo largo de los 12 rounds ante un rival excesivamente conservador. Lejos de amilanarse por los números de Hitchins y la magnitud del evento, salió a imponer condiciones de entrada y a demostrar lo poco que tenía que perder y lo mucho que tenía por ganar. Sin embargo, ni así fue capaz de quebrar la voluntad de los tres jurados que vieron ganar a Hitchins insólitamente por 117-111, 115-113 y 115- 113.

El Eléctrico, nacido hace 28 años en el barrio Ruta 3 Sur de Tres Arroyos, se quedó con las manos vacías en Las Vegas, pese a ser el gran protagonista del duelo. Sobre la base de su estilo de presión y sometimiento, marcó el ritmo y las diferencias en la pelea desde el primer tañido de campana. Poco le importó tener en frente a un oponente 10 centímetros más alto y con mayor alcance de brazos. Siempre buscó acortarle el ring, obligándolo a prenderse en el intercambio de golpes y a la fricción. Algo que incomodó a Hitching, quien apeló constantemente a su estilo elusivo, en base a jabs y escasas combinaciones.

Consciente de lo que se estaba jugando, Lemos hizo prevalecer la potencia de sus manos y obligó a Hitchins a amarrar constantemente para sobrevivir a su castigo. Sobre todo, en la segunda mitad del combate. Porque a medida que el estadounidense hacía lo imposible para ensuciar el combate ante la pasividad del árbitro Raúl Caíz Junior, el tresarroyense fue el que más y mejores combinaciones metió. De hecho, en el octavo round, aplicó una derecha cruzada en la cabeza de Hitchins que lo mando sentido a su rincón y condicionó su rendimiento hasta el final.

Los únicos momentos en que el argentino padeció la potencia del estadounidense se dieron en el sexto, séptimo y decimo rounds, cuando sufrió duras réplicas de derechas que lograron frenar su ímpetu y perdió precisión en sus golpes. Así y todo, Tito logró sobreponerse en las vueltas siguientes y complicar a Hitchins con insistentes golpes al rostro. Motivado por la merma física del local, el argentino acentuó su dominio, pero careció de justeza para sacarlo antes del límite.

Las últimas vueltas fueron friccionadas y un poco más ajustadas en el desarrollo de las acciones. Pero igualmente la suma de los puntos, ésa que debe hacerse en cada asalto, tras analizar la labor del argentino y el estadounidense, tenían que arrojar una clara ventaja para Lemos. Pero ni Tito, ni los millones de argentinos que la vieron por la televisión, ni los comentaristas de la transmisión de ESPN contaban con el criterio de los señores Tin Cheatham, Max De Luca y Steve Weisfel, que coincidieron, para desgracia del boxeo argentino, en entregar su honorabilidad con un fallo por demás polémico a favor de Richardson Hitchins. La tarjeta de La Nación marcó 116-112 a favor de Lemos.

Si bien esta derrota no le permite al Eléctrico Lemos convertirse en retador mandatario al título mundial superligero de la FIB, que ostenta el puertorriqueño Subriel Matías, su meritoria actuación sobre el ring del Bleaulive Theater del Hotel Fontainebleau le abre las puertas a una nueva presentación en la meca y lo posiciona como potencial rival de los nombres pesados que hoy por hoy manejan el negocio de la categoría, como Davin Haney, monarca el CMB, Garvonta Davis y Isaac Cruz, supercampeon y campeón regular de AMB, y Teófimo López, titular de la OMB.

Ahora la obligación de sus manejadores, Osvaldo, Georgina y Sebastián Rivero, será gestionar con las autoridades de la FIB una revancha inmediata. Y en ese mismo tiempo, Gustavo “Tito” Lemos deberá retemplar su espíritu, volver a trabajar duro en el gimnasio y evitar volver a ser víctima de otro fallo polémico cuando aparezca la nueva chance. Porque, lamentablemente, muchas veces el éxito en el boxeo está sujeto a los intereses de las personas que actúan como jurados. (Fuente La Nación). (07-04-24).

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