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Ecos de la Memoria: “El Americano”

Escrito por Fabián Barda en el semanario Ecos de mi Ciudad

No hay dudas de que en el transcurrir de la historia hay procesos que son constantes. Hay dos que acompañan al ser humano desde que está sobre la tierra: la trashumancia y la tendencia a la “mundialización” y/o “globalización” (en caso de purismos permítanse los anacronismos). Estos procesos van adquiriendo matices ante el propio devenir de la historia bajo la influencia de los cambios políticos, sociales y económicos, por las crisis que bajo determinadas características el mundo tuvo, tiene y tendrá o simplemente, en los dos procesos mencionados, la eterna búsqueda inherente a la condición humana.

Hoy, sin dudas, se menciona un “Planeta Fútbol” para hablar del juego que convertido en un negocio multimillonario se codea con el poder político y el capital financiero internacional, tal vez, como el mismo capital, se va concentrando en pocas Ligas superpoderosas. Es ahí cuando se introducen los matices sobre los procesos que ubicamos como constantes en el devenir histórico. Fue la trashumancia la que “globalizó”, con resultados diferentes, la práctica del fútbol.

La Argentina no fue la excepción a ese proceso, tampoco lo fue el distrito de Coronel Dorrego ya que existen testimonios, sobre todo, para la localidad de El Perdido que ubican a capataces ingleses de la empresa ferroviaria del ramal que pasa por la Estación José A. Guisasola como entusiastas divulgadores del balompié en la naciente población.

Lo mismo sucedió en el cuadro de Estación de “Las Mostazas” luego rebautizada como “Coronel Dorrego”. A un costado de los galpones de las firmas cerealeras como Dreyfus o Bunge y Born se improvisaron las primeras canchas de fútbol llegándose a jugar uno de los primeros clásicos entre “Ferroviarios” e “Independientes”. Después la feria de Víctor Alonso, en las cercanías de la Estación y la “Villa Dreyfus” en el corazón de la “Carbonilla” (hoy Barrio Centenario) serán los escenarios preferidos.

En 1908, surge el primer “cuadro de football”, “Fray Mocho” donde ya comenzaba a cimentar su valía “Capote” Roubió. Después es historia más conocida cuando aparecen Progreso, Ferroviarios, Rivadavia de Aparicio, Quequén de Oriente e Independientes.
El relato de hoy se vincula con la trashumancia y la mundialización. En los años que comenzaba a difundirse la práctica del fútbol en Coronel Dorrego nacía Adolfo García Alonso.

El 3 de octubre de 1915, cuando la hoy ciudad de Coronel Dorrego transitaba sus 25 años de vida, llegaba al mundo este hijo de “ponferradinos”. Adolfo no llegó a jugar al fútbol en ninguno de los cuadros o clubes dorreguenses su carrera profesional fue importantísima en la tierra de sus padres, España.

Conocido como “El Americano”, este dorreguense fue un goleador formidable de una larga carrera que lo tuvo en las canchas de la península durante 20 años.

Debutó en 1932, a los diecisiete años, en la Sociedad Deportiva Ponferradina y se retiró en 1952 en el club del pueblo de progenitores. En medio de esas dos décadas militó en clubes de la primera división de la Liga Española y del ascenso.
Su permanencia en el fútbol español incluye: 1932-33 Sociedad Sportiva Ponferradina, 1933-43 Deportivo La Coruña, 1944 Real Sportivo de Gijón, 1943 y 1945 Real Gijón, 1945-46 Hécules de Alicante, 1946-47 regresa a Sociedad Sportiva Ponferradina, 1947-48 Club Deportivo Antequerano y 1950-52 se retira en su primer club, Sociedad Sportiva Ponferradina.

A Adolfo García Alonso, el apodo de «El Americano» le llegó por su lugar de nacimiento, fue un delantero centro, de buen remate, que se convirtió en un “trotamundos” de varios equipos.

Los orígenes familiares viene del Bierzo, en León, donde se afincó tras dejar le fútbol, hasta su fallecimiento.

En las formaciones aparecía indiferentemente como Adolfo o Americano. Jugó en la Ponferradina y en el Deportivo de la Coruña, antes de llegar a Asturias para fichar por el Sporting.

Su club de referencia en España fue la Ponferradina, club de su Bierzo de origen, donde jugó en diferentes etapas, ayudando al equipo a salir de la tercera división.

Fichó por el Sporting de Gijón en 1943, tras ser probado en un amistoso al final de la temporada. Participó en 21 encuentros y marcó ocho goles en la campaña 1943-44, que felizmente terminó con el primer ascenso del club a la Categoría de Honor.

Debutó en la máxima categoría con el club rojiblanco, aunque sólo intervino en seis encuentros de la 1944-45 y marcó un gol. Pasó a la vez que su compañero Benigno al Hércules de Alicante, también de la Categoría de Honor, donde se alineó solamente en tres partidos de la 1945-46 y regresó a la Ponferradina en la 1946-47.

Pero tras dejar el Sporting, y antes de fichar por el Hércules, Adolfo tuvo ocasión de defender los colores del Real Club Celta de Vigo.

El club de Balaidos había ascendido recientemente a primera división, y tras contratar al técnico húngaro Karoly Platko, puso a su disposición varios jugadores a prueba, entre los que estaba Adolfo García.

Jugó unos pocos partidos en los que se tiene constancia de la presencia de “Americano” con el Celta, fue un amistoso ante el modesto Veritas, que aquel día estrenaba cancha. En el club de Vigo jugaron aquella tarde una mezcla de futbolistas del primer equipo con otros menos habituales, además de los que estaban a prueba, Ramón, Valls, Nolito, y el propio “Americano”.

El partido fue espectacular por la parte céltica, venciendo 6-1, con cinco goles de Carletes, y uno de Adolfo García “El Americano”.

Pese a su experiencia en la liga española, Adolfo no convenció al cuerpo técnico, y no fichó por el club de Balaidos.
Jugó también en el Antequerano y Santiago, y tras retirarse en la Ponferradina, se afincó en la capital berciana, y ejerció la profesión de Enfermero.

Adolfo García “Americano”, falleció el 24 de mayo de 1988 en Ponferrada, ciudad donde lo recuerdan como uno de los futbolistas más importantes de la historia del club blanquiazul.

En los tiempos del debut, tiempos de crisis económica mundial seguido en España por la Guerra Civil Española, Italia había recibido a Raimundo Orsi, Luis Monti, Enrique Guaita y Atilio Demaria que ganaron el Mundial de 1934 vistiendo la casaca “Azurra”.

La temporada posterior a la que Adolfo García “colgaba los botines”, llegaba al Madrid, luego de su paso por Colombia, crisis de la huelga de 1949 mediante, Alfredo Distefano inaugurando para el fútbol español un tiempo distinto al del goleador dorreguense.

“El Americano”, el primer futbolista “for export”. (02-12-22).

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