Cultura

Buenos Aires fantástica: el cuento de Morena Celiz Fischer fue seleccionado para ser publicado en formato digital

La Escuela Secundaria 2 de nuestra ciudad confirmó que el cuento Ruinas, escrito por Morena Celiz Fischer, alumna del establecimiento, fue seleccionado para ser publicado, en formato digital, en el programa Continuemos estudiando.

«Felicitamos a la profesora Mónica Strasser que ha motivado y acompañado a las alumnas Malena Chiaradía y Morena Celiz Fischer a participar del concurso Buenos Aires Fantástica», destacó la entidad educativa en redes sociales.

Se trata de un certamen de relatos en locaciones reales de nuestra provincia, pero donde se cuentan hechos no comprobables, fantásticos.

Este es el cuento que escribió Morena:

Ruinas

Su cuerpo se tensó. Dijo que no sería fácil para él revivir aquel momento pero, a
causa de mis insistentes pedidos, comenzó a hablar.
Era un 12 de agosto. Mis amigos y yo habíamos invertido toda la tarde en armar la
carpa y en comprobar más de una vez que teníamos todo lo necesario.
Hacía frío, pero no nos importó, estábamos decididos a acampar en el antiguo
paraje “La Fe” aquella noche, lugar donde comenzó la historia de Coronel Dorrego.
La velada transcurrió entre risas y anécdotas.
De pronto, escuchamos el chillido del tren al detenerse. Alguien bajó y quedamos
inmóviles. Aun sin linterna pudimos ver cómo se acercaba. Era un hombre robusto,
vestía un largo saco, zapatos y un sombrero, todo de un mismo color: negro. En su
mano izquierda sostenía una maleta, daba la impresión de cargar poco peso. Con
una mirada comprendimos que era momento de escondernos.
Se fue acercando a las ruinas. Sin balbucear, dejó la maleta apoyada en una de las
viejas paredes y dio la vuelta dispuesto a marcharse.
Estábamos a punto de salir de nuestro escondite, cuando una fuerte correntada de
viento voló el sombrero de aquel visitante.
Los altos eucaliptus se sacudieron y se escuchó el crujir de varias ramas secas. A
la vez, el tupido pastizal se vio peinado por aquella ráfaga sureña. De entre los
tamariscos se escuchó chistar a un búho y al instante una bandada de palomas salió
espantada con el rodar del sombrero
Se me aceleró el pulso. Dos ojos blancos nos miraban, una sonrisa burlona y la
baba cayendo sobre el cuello del saco negro. El hombre giró hacia nosotros,
dejando a la vista sus dos caras: ambas rieron de forma malvada. Y desapareció…
El tren volvió a arrancar. Con la respiración entrecortada, pálidos y sin emitir
palabra, nos acercamos a la maleta. Sabía que no debíamos abrirla, pero se me
adelantaron. De pronto el silencio se convirtió en llantos y gritos de horror
provenientes del interior de aquel objeto… Se oían mujeres y hombres pidiendo
ayuda, niños llamando desesperadamente a sus padres.
No he vuelto a ir desde ese día- dijo intentando de recomponerse.
En ese momento sentí la baba caer sobre mi espalda. Mi querido amigo… Si tan
solo supieras la razón por la que no me quito este sombrero. Si te imaginaras, al
menos, la bestia que escondo detrás de él. (16/12/20).

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