La ciudad

Promover el uso responsable y respetuoso de redes sociales en comunidades como la nuestra

Las redes sociales nos permiten expresar lo que pensamos y escuchar a los demás. En nuestra comunidad, eso puede acercarnos, compartir ideas y fortalecer la democracia. La libertad de expresión importa porque nos da la posibilidad de debatir, cuestionar, proponer y participar. Cada vecino merece un espacio para opinar, denunciar problemas y proponer soluciones, siempre con responsabilidad.

Pero hay que distinguir entre libertad de expresión y lo que hiere a otros. Las calumnias, las injurias, las ofensas y las acusaciones (incluso, de delitos) sin pruebas no ayudan a construir. Compartir información sin verificar genera desconfianza, miedo y dolor, especialmente para quienes trabajan con verdad y evidencia.

Es frecuente el liviano tratamiento de temas sensibles, como cuando se producen accidentes de tránsito con víctimas mortales; enseguida, algunos hablan de imprudencia, otros del estado de las rutas y varios echan a correr velozmente otras tantas hipótesis que ni los peritos arriesgan porque aún no investigaron las causas, sin pensar que detrás de esas muertes hay familias y seres queridos que están sufriendo la pérdida.

… Es frecuente el liviano tratamiento de temas sensibles, como cuando se producen accidentes de tránsito con víctimas mortales; enseguida, algunos hablan de imprudencia, otros del estado de las rutas y varios echan a correr velozmente otras tantas hipótesis que ni los peritos arriesgan porque aún no investigaron las causas, sin pensar que detrás de esas muertes hay familias y seres queridos que están sufriendo la pérdida…”.

Usar las redes de forma consciente es clave. Verifiquemos la información antes de compartirla; si no hay pruebas claras, mejor no difundirla como hecho. Pensemos en la presunción de inocencia y evitemos juicios públicos que solo agravan el conflicto. Enfocarnos en hechos verificables y soluciones prácticas, sin ataques personales. Y, cuando sea posible, hablemos cara a cara, algo que debería ser más frecuente en pequeñas comunidades como la nuestra. Una conversación directa suele aclarar malentendidos y fortalecer la confianza entre vecinos.

Estamos ante una oportunidad: las redes no deben quitar la conversación honesta y respetuosa. Se pueden exigir rendición de cuentas, aclarar malentendidos, proponer proyectos y apoyar a quienes lo necesitan, siempre con verdad, responsabilidad y empatía. La convivencia se sostiene en el respeto y en escuchar antes de emitir juicios de valor.

Promovamos un uso responsable de las plataformas: reglas claras para el debate, información basada en datos y pruebas, y un compromiso con la verdad. Si creamos espacios de participación digital que prioricen el civismo, el bien común y la cooperación, podremos resolver diferencias de forma más constructiva.

En síntesis: defendamos la libertad de expresión como un derecho fundamental, pero con responsabilidad. Si se escribe o habla con cuidado y respeto, si se chequea lo que se difunde, las redes pueden ser un válido recurso de comunicación. Pero también pueden originar un serio perjuicio si se apela al odio, al agravio personal, a la vulneración de la privacidad de los vecinos… (19-08-25).

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