La Región

Dos matrimonios se unieron y fueron por su sueño: impulsan la producción olivícola en nuestro distrito, le agregan valor y ahora buscan expandirse

Nota de Magalí Sztejn en Clarín

Cuando muchos empiezan a planificar una etapa más tranquila de la vida, con trabajos estables y sus hijos entrando en la adultez, ellos decidieron invertir ahorros en perseguir un sueño. Fue así como, en 2021, Aldo Pissinis y Elena Albornoz se asociaron con sus amigos Ariel Saccone y Paulina Zeus para darle vida a Finca La Luna, un olivar en Coronel Dorrego. Recientemente, sumaron otro terreno y un local en la ruta nacional 5 -km. 214- y pronto seguirán expandiéndose.

Originarios de Bragado, Aldo y Elena no se dedicaban a trabajar en el campo. Él es contador, con un máster en agronegocios. Ella tiene una empresa de control de plagas urbanas. A lo que siempre estuvieron ligados, por su ascendencia italiana, fue al aceite y las aceitunas. De hecho, en un momento intentaron producirlo de manera casera. Pero no fue hasta que conversaron con Ariel y Paulina que Finca La Luna empezó a tomar forma. Primero, con los viajes a San Juan, La Rioja y Mendoza, donde se empaparon del conocimiento necesario. Luego, de un modo más formal, contaron con el asesoramiento del ingeniero de Chilecito, Marcelo Torres, así como de productores locales.

El lugar elegido para instalar el olivar fue Coronel Dorrego, un sitio que, dicen, se ve favorecido por el agua y el clima mediterráneo. “Con grandes jugadores del mercado instalándose allí, va a ser -indican- una de las zonas olivícolas más importantes del país”. Se trata de un tipo de cultivo que se realiza con un sistema de riego por goteo, actualmente impulsado por tres bombas. Este año ya empezaron a producir, agradecidos por haber obtenido una cosecha mayor a la esperada: “Tuvimos 13 mil litros, esperamos 40 mil el año que viene y van a ser más 120 mil cuando esté en plena producción, que será en dos o tres años más”.

Aldo cuenta que llevan a cabo un sistema de cultivo moderno y súper intensivo, donde hay “una planta cada metro y medio en una línea, y la otra línea a los cuatro metros. Se planta de norte a sur para que de este a oeste el sol siempre le esté dando, y se cortan de modo que una fila no sombree a la otra”. Asegura que “menos del 5% del mundo tiene ese tipo de plantación”, que se trabaja con una cosechadora. Ahora hay 100 hectáreas plantadas y 1700 plantas por hectárea, incluidas Arbequina, Arbosana y Koroneiki.

El primer olivar en la ruta nacional 5

Instalada la plantación, debían decidir cómo vender. Y eso también lo tuvieron claro desde un principio. “Decidimos que la zona de comercialización va a ser ésta, para no competir con nuestros amigos de Dorrego, que tanto nos han ayudado en cómo llevar adelante nuestra actividad”, cuentan desde Bragado, donde Finca La Luna fue una sorpresa. En febrero del 2025 inauguraron un local de ventas sobre la ruta nacional 5.

Tienen tres empleados fijos. “Elegimos gente a la que le de placer trabajar, no sea conflictiva, que tenga ganas de crecer y cuiden a las plantas. Las dos familias nos necesitábamos hacer esto para la manutención. Lo hacemos porque queremos. Entonces, tratamos de que sea muy placentero”, explican.

A su vez, construyeron una casa con todas las comodidades para la gente que trabaja en Coronel Dorrego. Sin embargo, allí la cantidad de empleados depende de la época del año y suele ser gente que se especializa en el olivar. “Hay momentos -alegan- donde vos desbrotás la planta para que se forme con la copa. Hay que ir llevándola”.

Si bien ellos producen un blend, en Bragado ofrecen las tres variedades, incluido el coratina y el frantoio. Además, tienen una hectárea con 400 plantas de manzanilla sevillana, una variedad de aceitunas de mesa, para “hermosear y darle un marco al lugar”. De hecho, a la gente que frena a comprar sus productos, la invitan a conocer la plantación y ofrecen charlas para escuelas agrotécnicas. Aldo y Elena aseguran que buscan siempre la excelencia. Por eso, no dudaron en salir a comprar sillones para el salón de ventas cuando que al poner las mesas en el local no les gustó cómo quedó, porque parecía una cafetería.

Ampliar la producción y la comercialización

El siguiente paso es construir, en los próximos meses, la planta de almacenado y fraccionamiento del aceite: “En el fondo de la hectárea de Bragado va a haber 12 tanques, de 10 mil litros cada uno, que irán albergando la producción que hagamos en Coronel Dorrego. Tenemos que hacer galpones que con poco gasto energético conserven la temperatura y donde el aceite no tenga deterioro. Con una panelería especial, como un sandwich de poliuretano, porque tiene que tener entre 12 y 19 grados todo el año”, detalla Aldo.

Hoy tienen la guarda en la misma almazara que hace el aceite, a 10 kilómetros de la plantación, con un sistema que les otorga la calidad, porque (más allá de las bondades de la zona) pueden determinar en qué momento cosechar y el tiempo de procesamiento es de 24 horas, por lo que la oxidación de la fruta es nula.
A su vez, en unos años La Luna estará en producción plena, dando aceitunas, que van a ser procesadas para el consumo. Por lo pronto, planean tener más locales del mismo tipo en la zona. “Ya hemos tomado contacto con el intendente y el secretario de la producción para hacer uno en Saladillo”, adelantan. Otro lugar a instalarse sería Junín y más adelante, quizás, llegue el turno de Capital Federal. También planifican la venta minorista, que hoy es un trabajo hecho a pulmón. “Recién nos llegaron -reconocen- las cajas con los separadores”.

Aunque el olivar les demanda mucho tiempo, la familia sigue siendo su proyecto principal. El más chico de sus hijos estudia Producción y Gestión Agropecuaria, y está más involucrado en el emprendimiento.

“Siempre queremos -resumen- tener sueños y que nuestros hijos tengan algo para no depender de muchas personas, que cuenten con un respaldo”. Aunque reconocen que el aceite de oliva no es barato y confiesan que se observa una baja reciente en el consumo, aseguran que seguirán luchando y haciendo cosas para que la Argentina salga adelante.

“Para nosotros -aseveran- este es un país maravilloso, que entrega oportunidades fenomenales, con momento más difíciles que otros”. Además, entienden que encontraron una linda veta y desarrollaron un excelente producto en el lugar ideal para hacerlo crecer. (25-10-25).

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