La Región

Soja: “En toda la zona de Tres Arroyos y Coronel Dorrego se vieron lotes con rendimientos que hacía muchísimo tiempo no se veían”

Después de muchas campañas de porotos flacos, está finalizando en la región una cosecha de soja que, salvo algunos sectores a los que no les llegó el agua en el momento indicado, superó las expectativas y se ganó un lugar en el podio de las mejores. Un arranque con condiciones ideales de humedad tanto para las siembras de primera como de segunda; lluvias muy beneficiosas entre febrero y marzo; y temperaturas benignas en la primera etapa del otoño fueron las claves para llegar desde lo productivo a un muy buen resultado.

“Como regla general de lo que es el complejo de soja de primera y de segunda, es un año para el cuadro, porque hacía más de siete u ocho campañas que no veíamos los rindes que tuvimos. Hay lotes arriba de 40 y 42 quintales de soja de primera en ambientes restrictivos. No estoy hablando de los mejores ambientes, sino de toda la zona alrededor de Tres Arroyos, en el borde de Dorrego hubo lotes de 40 quintales, lotes, no picos de máquina”, explicó el ingeniero Pablo Errazu.

“Hacía mucho que no pasaba esto, que se le den todas las condiciones para que la soja se exprese. Y hace muchos años que veníamos cada vez con peores promedios. Pero febrero, marzo y parte de abril tuvieron condiciones ideales, con agua y temperatura. Toda la soja fue una bomba”, agregó el asesor técnico de la Regional Aapresid Tres Arroyos.

“Tanto en soja de primera como de segunda la cosecha fue de muy buena a excelente. En toda la zona de Tres Arroyos y Coronel Dorrego se vieron lotes con rendimientos que hacía muchísimo tiempo no se veían”, comentó el ingeniero Matías Fik en sintonía con su colega.

“Fue el cultivo que mejor capitalizó todo el agua que llovió a partir de febrero y durante marzo, y también fue beneficiado por la temperatura, que al no hacer frío, extendió también el llenado de grano durante prácticamente todo abril. Entonces los rendimientos fueron muy buenos”, agregó el asesor privado.

“En términos generales, porque hubo algunas zonas que no tuvieron buenos resultados, ha sido una muy buena cosecha. Los rendimientos estuvieron por encima del promedio”, indicó Alex Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa, refiriéndose a lo ocurrido en el área de influencia de la entidad.

“Hago la salvedad porque hubo zonas, como Claromecó, el Puente de Gallego, Puente Naveyra, Lin Calel y Reta que no les llovió lo mismo que en resto del partido en los meses de febrero y marzo. Entonces los cultivos sufrieron mucho”, aclaró Vejrup.

Dentro de lo que es el área de la Cooperativa de Cascallares esta campaña los socios sembraron una menor superficie de soja de primera que la campaña pasada. “En los últimos años el área se fue achicando y fue aumentando la superficie de maíz y girasol, fundamentalmente porque vienen dando mejor resultado que la soja.

En cambio en esta campaña sí se hizo bastante soja de segunda por dos cuestiones: porque acompañaron las condiciones y hubo muy buena humedad como para hacer cultivos de segunda; y porque la fina se cosechó temprano y entregó el lote antes. Eso permitió fechas de siembra relativamente tempranas, con una ventana de siembra mucho más amplia que la que generalmente tenemos”, explicaron los ingenieros Jorge González y Carlos Mendiberri, asesores técnicos de la cooperativa.

Lluvia bendita

“Los cultivos de primera y de segunda, tuvieron condiciones prácticamente ideales desde que se sembraron hasta enero, momento en que se cortó el agua. Eso hizo que las sojas de segunda empezaran a tener un retroceso y comenzaron a sufrir la falta de agua. Después regresaron las precipitaciones el 20 de febrero y esos lotes se recuperaron. Y terminaron con una condición mejor a la que esperábamos, sobre todo en soja de segunda. Eso fue algo que se dio en la mayor parte de la zona”, comentaron sobre lo que fue la evolución del cultivo durante el ciclo.

Para Errazu, la soja tuvo una campaña sin fisuras: “Todos los ciclos rindieron bien, desde el más corto al más largo. En general no hubo fechas de siembra tempranas, son todas del 15 de noviembre en adelante y todas anduvieron bien”, comentó.

El ex presidente del CRIATA explicó que el factor determinante este año fueron las precipitaciones: “Esta vez el ambiente no marcó el rinde, sino que el rinde lo marcaron las lluvias en el momento justo. Eso hizo que tuviéramos, por ejemplo, en un ambiente con tosca de Chaves lotes de soja de primera de 4.000 kilos”.

Y completó: “Fue clave la distribución de las lluvias, que se dieron en febrero y en marzo, y también lo fue la temperatura. Porque tuvimos un otoño que hace mucho no teníamos, con humedad y temperatura. Y eso hizo que la soja rindiera tan bien”.

Claro que las zonas que no recibieron esas lluvias -que fueron las menos-, el rinde no estuvo. “Hay diferencia en esos casos de 1.500 kilos o más. Un ejemplo, zona de Chaves para San Cayetano hay lotes de 35 y 40 quintales, y en línea recta a 10 kilómetros, los rindes son de 1.500 kilos, con mismo manejo, misma fecha de siembra, misma variedad y mismo ciclo”.

Un panorama similar brindó sobre las sojas de segunda: “También hubo rindes dispares, pero en general todo por muy por encima de lo esperado. Hay lotes de 10 o de 15 quintales hasta arriba de 30. Eso quiere decir que tanto en primera como segunda hubo picos o ambientes que dieron 5.000 o arriba de 5.000 kilos”, analizó Errazu.

En el área de influencia de la Cooperativa de Cascallares, los ingenieros dieron un pantallazo de lo que fueron los rindes en la zona de El Carretero, “donde no se destacaron tanto respecto a los rendimientos históricos. Ni en sojas de primera, ni en las de segunda. Pero de todos modos fueron buenos resultados”, expresaron.

“En la zona de Cascallares, se dieron los mejores rindes. Hubo sojas de primera que superaron los 3.000 kilos, y también hubo muchos lotes de sojas de segunda que pasaron los 3.000 kg/ha. Y en muchos casos, esas sojas de segunda rindieron más que el cultivo de fina antecesor. Hubo cebadas, por ejemplo, que dieron 3.000 / 3.200 kg/ha y también algunos trigos, y la soja que se hizo después superó ese rendimiento. Eso es algo que nunca había pasado de forma generalizada”, destacaron.

Porotazos

El panorama que le dejó a Fik la campaña en cuanto a rindes está caracterizado por la paridad. “En general la cosecha fue bastante pareja en todas las zonas”, dijo. “Los lotes más flojos anduvieron entre los 1.800 y los 2.000 kilos; y hubo lotes excelentes que dieron entre 3.500 y 4.000 kilos”, detalló.

“El promedio de lo que yo asesoro estuvo entre los 2.700 y los 2.800 kilos. Y lo que se estima son rendimientos que rondan los 2.000 / 2.200 kilos como promedio”, completó.

El ingeniero, como característica de la campaña, marcó que en el comienzo de febrero los cultivos que se veían no hacían prever el buen desenlace que finalmente se dio. “No eran sojas de alto porte, de gran desarrollo, porque padecieron la falta de agua que tuvieron en diciembre y enero. Pero a partir de que empezó a llover se recuperaron y lograron muy buen tamaño de granos, inclusive en los cultivos de soja de segunda, que también tuvieron rindes muy buenos”, indicó Fik.

Vejrup también hizo hincapié en el protagonismo que tuvo el fin de ciclo impulsado por las buenas condiciones climáticas para lograr rendimientos destacados. “Si bien el clima no en todos los casos jugó a favor, porque tenés productores que han cosechado 600 u 800 kilos de soja de segunda porque no le llovió, diría que en el 90% del partido las precipitaciones fueron buenas y las temperaturas muy buenas, porque no hubo heladas tempranas”, comentó.

“Entonces se generó un fin de ciclo muy beneficioso para la soja, que hizo que el peso de mil granos sea muy bueno; y el peso de mil en el cultivo de soja impacta mucho en el rendimiento, es uno de los componentes que más aporta al rinde. De modo que si tenés buenas condiciones de humedad, de temperatura y radiación, tenés normalmente buenos granos y buen rinde”, explicó.

Granos gordos, números flacos

Es una gran noticia la buena cosecha de soja, sin dudas, pero desde los números el productor tiene un gusto agridulce. Por un lado porque los precios siguen deprimidos, y por otro, porque en general en la región la campaña fina fue muy floja. “Muchos de los productores que tuvieron muy buenos rindes de soja, cosecharon apenas 2.000 kilos de cebada. Porque uno se olvida rápido de que algunos lugares la fina fue desastrosa. Entonces, pese a los buenos rindes de soja no se alcanza a recuperar el golpe que tuvieron en la fina. Porque de soja sembras un 10 o un 15% de la superficie, y de fina un 50%”, analizó el gerente de Alfa.

“En lo que es soja de segunda, tal vez tenías un rinde de indiferencia de 1.000 kilos y cosechaste 2.000, buenísimo. Pero con esos 1.000 hay que ver si llegás a compensar los 2.000 o 3.000 kilos que sacaste en la fina. Porque ese trigo o esa cebada te llevó mucho más, le metiste nitrógeno, fósforo, fungicida. Y la soja hoy tiene precios bajos”, completó.

Un análisis similar realizaron los ingenieros de la Cooperativa de Cascallares: “Este año se da la condición de costo alto y precio bajo en el cultivo. El rinde de indiferencia de soja de primera para campo arrendado está en alrededor de 2.800 kg/ha. Eso hace que si bien los resultados productivos son buenísimos, el productor que tenga que vender ahora no va a capitalizar del todo los buenos rendimientos”.

En cuanto al cultivo de segunda indicaron que “con los rendimientos que hubo, en muchos casos la dupla fina – soja de segunda arroja márgenes positivos. Se da, en mayor o menor medida, con el cultivo de segunda una compensación de las pérdidas que hubo en la fina”, finalizaron el análisis de una campaña de soja que hacía mucho no se daba. (La Voz del Pueblo). (27-07-25).

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