La ciudad

Cartón lleno

Los astrónomos sugieren prestar atención a lo que viene del cielo, mientras siguen atentos al recorrido de un asteroide que podría impactar contra la Tierra.

Nota de Néstor Machiavelli en La Nueva.

Ni Hollywood se arriesgó a tanto. La meca del cine está sobrepasada, la realidad superó la ficción y las películas de ciencia ficción, como dice el lunfardo, quedaron a la altura de un poroto. El planeta está cercado de acechanzas y nosotros inmersos en un presente y futuro lleno de incertidumbres. Asteroides que se aproximan a la Tierra, el conflicto nuclear siempre latente, las consecuencias a la vista cambio climático y el futuro inquietante si no se regula a tiempo de la Inteligencia Artificial (IA).

Películas de ciencia ficción producidas en Hollywood describieron las consecuencias catastróficas por el impacto de un asteroide en nuestro suelo. La última es “No mires arriba”, protagonizada por Meryl Streep, donde dos astrónomos mediocres descubren que en pocos meses un meteorito destruirá el planeta y desde ese momento se imponen la misión de advertir el peligro inminente a través de los medios de comunicación.

Desde el fondo de los tiempos los seres humanos observamos el cielo con curiosidad y fascinación. Es una de las grandes diferencias que nos distinguen de los animales, que no saben o no pueden miran hacia arriba.

Ahora mismo los astrónomos sugieren prestar atención a lo que viene del cielo, mientras siguen atentos al recorrido del asteroide 2024 YR4. Explican la razón: en general la probabilidad que estas rocas errantes impacten en nuestra humanidad no sobrepasa el 1%, pero la semana pasada la Agencia Espacial Europea elevó esa posibilidad a 2,3%. El asteroide fue avistado por primera vez a fines de diciembre pasado y actualmente deambula a 56 millones de kms de la tierra. Está lejos, pero en siete años –exactamente el 22 de diciembre de 2032– andará por acá cerca, a 106 kms de la tierra. Casi la misma distancia que separa Bahía Blanca de Monte Hermoso.

El dato inquietante es el lugar del planeta donde impactaría este objeto rocoso que gira alrededor del sol y mide entre 40 y 90 metros de diámetro. Una posibilidad es que se precipite en el Océano Pacífico oriental, suposición poco tranquilizadora porque advierten que un choque del asteroide en el mar provocaría tsunamis devastadores.

También países de nuestro continente están en la mira. Colombia, Venezuela y Ecuador, lo mismo que una franja del Océano Atlántico, donde replicaría los mismos efectos desastrosos que en el Pacífico.

Hay peores hipótesis, como sería el impacto del Bennu, de 500 metros de diámetro, bautizado el “asteroide de la muerte”. Desencadenaría un invierno global de cuatro años y estaría en riesgo la continuidad de la vida en la tierra. Por ahora no hay que alarmarse porque recién en el año 2182 se acercará a la tierra y las probabilidades que impacte es remota, 1 en 2700.

Bill Gates es decano de los magnates tecnológicos del Silicon Valley de California, donde están radicadas las empresas tech más poderosas del planeta. Considera que la gran preocupación de hoy no es la guerra o el cambio climático sino el avance de la IA. Si no se regula –dice enfáticamente– podría desencadenar situaciones incontrolables de consecuencias impredecibles.

El creador de Microsoft conoce bien de qué se trata y teme que la IA adquiera un nivel de autonomía tal que escape al control humano. Si no se implementan regulaciones globales –sostiene–, podrían surgir sistemas capaces de operar de manera impredecible, afectando infraestructuras esenciales y aumentando los riesgos de seguridad a nivel universal.

La IA se está utilizando para cambios de identidad y fraudes financieros. También para la desinformación, creación de imágenes falsas y fake news, realidad que a diario padecemos.

No todas son pálidas, Bill Gates estima también que producto de la IA, la jornada laboral se reduciría a tres veces por semana. “En un futuro lejano, tendremos que trabajar menos que hoy. Si se libera mano de obra, se puede ayudar mejor a las personas mayores. La demanda de mano de obra para hacer cosas buenas sigue ahí”. Por ahora conviene no adelantarse ni gastar a cuenta de tiempo libre y vacaciones más prolongadas, porque no todos los magnates tecnológicos piensan como él.

Gates rememora el comienzo de los emprendedores tech: “Siempre había pensado que Silicon Valley era de centro-izquierda. El hecho de que ahora haya un grupo grande de centro-derecha es una sorpresa para mí”

En la serie ¿Y ahora qué? conducida y producida por Bill Gates y disponible en Netflix, el magnate entrevistó a James Cameron. El realizador de películas futuristas de gran repercusión, confesó que cada vez es más difícil escribir ciencia ficción, porque hoy en día la tecnología avanza tan aceleradamente que cualquier guión que pueda elaborar difícilmente resistiría los tres años que, como mínimo, demora una película en hacerse realidad.

Está claro que entre el creador de Microsoft y Elon Musk o Marc Zuckerberg hay una grieta ideológica que los diferencia. En el segundo capítulo de la serie de Netflix titulada ¿Se puede ser demasiado rico?, Gates analiza las brechas salariales y el hecho que un pequeño grupo de personas supermillonarias concentre casi todas las riquezas del planeta. Y describe cómo convenció a 300 hipermillonarios a ceder sus fortunas con fines filantrópicos al final de sus vidas. Se calcula que Gates lleva donado para esos fines más de 60 mil millones de dólares. Al mismo tiempo el lider tecnológico decidió que a sus tres hijos solo les legará el 1% de sus bienes. Pueden dormir tranquilos, estos jóvenes no tendrán privaciones porque se estima que cada uno heredará alrededor de 10.700 millones de dólares.

Una última predicción de Gates que se suma al futuro inquietante que nos espera: “Incluso si evitamos una gran guerra –afirma– habrá otra pandemia, muy probablemente en los próximos 25 años”. En 2022 escribió un libro donde además de criticar el accionar de gobiernos durante el Coronavirus propuso recomendaciones para evitar o mitigar la pandemia que viene. Es interesante repasar alguno de sus consejos: invertir en el seguimiento de enfermedades, impulsar la investigación y el desarrollo de vacunas y establecer políticas de cuarentena mucho más estrictas.
Meteoritos amenazadores, el cambio climático que se profundiza, conflictos bélicos que desencadenen una guerra nuclear, el preocupante futuro de la IA. Está claro que el horno no está para bollos.

Con esto teníamos bastante y por si algo faltaba, hay que sumarle la probabilidad de una nueva pandemia antes del 2050.

Aunque la vida no es lotería, basta por ahora, cartón lleno… (14-02-25).

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