LA DORREGO

Día del Periodista: repercutir en el ánimo de la sociedad

POR CARLOS MADERA (*)

Si bien el ejercicio periodístico requiere seriedad y responsabilidad, esta ha sido desempeñada en nuestro medio desde mucho tiempo atrás, en los espacios radiales y gráficos , en forma muy simple confiando únicamente en la formación moral de personas de otras profesiones e incluso sin ella, que hicieron de periodistas, pero muy sensibles y conocedores de la problemática y sus necesidades, aportaron con su opinión a mejorar la calidad de vida en cuanto a la formación cultural de la población y de sus autoridades, como un legado para las futuras generaciones, y más para quienes abrazan la noble tarea de informar con la verdad, justicia y libertad.

Por consiguiente, pasado el tiempo y con el incremento de emisoras radiales y escritos en distintas publicaciones en todos los ámbitos, obviamente no solo el nuestro, es preciso que la información fuera más responsable aún, interviniendo allí la deontología o moral, que son considerados como el conjunto de reflexiones, destinadas a dirigir la conducta de los seres humanos; pero que en la práctica no lo son,( seria desmesuradamente pretencioso ), cundiendo la irresponsabilidad , la falta de objetividad , haciendo mucho daño a la formación de las futuras generaciones que creen en el ejercicio periodístico como un medio de refugio, sumandose a ello la falta de preparación, como efecto medular de la profesión, coronado por el respeto del destinatario.

Estos juicios se estipulan en normas de comportamiento que son adquiridas por cada individuo, regulando sus actos, en la práctica diaria de la información, aunque sabemos que ni las normas o códigos morales que constituyen como el código de circulación de cada persona, son asumidas o incorporadas para saber si queremos vivir una vida digna, sin imposiciones sino con libertad que ayudará a formar ciudadanos de todas las edades sobre todo jóvenes más respetuosos y responsables.
Pero aun así, como acto humano el periodista suele equivocarse, por lo que al mismo tiempo se debe tener el obligación de corregir la difusión de material o información falsa, engañosa o deformada, y facilitar a las personas naturales y jurídicas la adecuada oportunidad de responder a las inexactitudes o equivocaciones, en el marco del derecho al respeto de la personalidad, de la propiedad intelectual, de la presunción de inocencia y de los derechos , y esto es posible lograrlo con la capacitacion en temas como lo ètico en el periodismo.

Entendemos que hay dos niveles diferentes entre la moral y la ética, y es como la teoría y la práctica, entonces ambas interaccionan y son complementarias.
La deontología profesional en el aspecto moral como parte de la ética se constituye en la actuación o desempeño cotidiano de los deberes, en la veracidad y en la responsabilidad de nuestros actos y trabajos, para ello será muy necesario obtener información utilizando métodos dignos, recurriendo a la fuente u origen; luego de analizarlo, procesarlo con minuciosidad y valorar los hechos, difundir o hacer de conocimiento público por un medio de comunicación, teniendo cuidado de omitir información y brindarla a quienes tienen el derecho a ser informado, con objetividad.

Preguntarse sobre qué tiene más valor moral, la intención que inspira un acto o los resultados que con él se obtienen. Reflexionar sobre valores, preguntándonos si el valor de la autenticidad es preferible el valor de la amistad.

El ser periodista tiene grandes beneficios. Pluma y papel le conceden la posibilidad de contribuir a lo más justo y loable, la capacidad de modificar el entorno y moldear inteligencias, de repercutir en el ánimo de la colectividad, entre otras cosas. En no ejercer estas capacidades con responsabilidad puede traer consecuencias graves, igual de nocivas que el gobernar basado en utopías y falacias y vicios añejos. La posibilidad de la prensa de destruir lo que toque está muy latente si no se llega a la sapiencia necesaria para comprender que una de sus funciones primordiales es actuar como contrapeso antes que erigirse en una entidad con poderes y alcances propios.

Afortunadamente el periodismo es una tarea que está en constante revisión y actualización todos los días. El futuro tiene en la prensa un efecto mucho más importante que en cualquier otra cosa. Por ello el periodista se reinventa, modifica sus conductas y revalora su legado día con día. Si no fuera así sería parte de la ya larga lista de cosas que desaparecieron al no resistir el devenir del tiempo.

El periodista tiene en sus manos la libertad de todo un pueblo, en contar las múltiples historias que lo agobian.

En conclusión, el periodismo es la verdadera voz del pueblo, el vehículo que transporta la información de este, el que le cuenta los sucesos, el que les enumera y recuerda las dificultades que estos llevan a cuestas: los problemas políticos, el hambre, la pobreza, la corrupción; el que le transmite al mundo el bienestar y los logros que los ciudadanos de cualquier parte del mundo han ganado con su esfuerzo. El verdadero periodismo es el que apoya el desarrollo de una sociedad no el que vende sus ilusiones, aunque sean ilusiones.

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