Segurola: «La tarea deliberativa no está en la agenda de la gran mayoría de los vecinos»


Con el título A la hora del crepúspulo político y con la foto que ilustra esta nota, el concejal de Juntos por Dorrego Hugo Segurola hizo un extenso comentario en Facebook después de la magra perfomance en las elecciones del vecinalismo, que quedó muy lejos del objetivo de renovar alguna banca.

Este es, textual, el post del periodista:

«Esta vez hice caso a uno más, de los acertados consejos de alguien muy especial, que me dijo: – No te dejes guiar por la ansiedad, mejor descansá y tomate tiempo para escribir.
Tal como lo hice después de cada derrota, hoy vuelvo a hacerlo, a expresarme desde las palabras, por dos razones: para no rehuir de mis deberes de conductor, también, para agradecer.
Asumo en exclusividad absoluta la responsabilidad de esta derrota, aunque el dolor lacerante siga vivo en cada uno de los que pusieron el hombro y el esfuerzo en esta campaña, no hay otro responsable de la misma que yo. No es un acto demagógico, es un ejercicio de la realidad que quienes asumimos roles de liderazgo debemos no solo interpretar, sino también asumir.
GRACIAS: al maravilloso grupo que me acompañó desde el primero al último día, que no desertaron en ningún momento, que dejaron el cuerpo y el alma en estas dos campañas. (nombrar gente implicaría omitir nombres y resultaría injusto.
GRACIAS: a los que siguieron confiando en nuestras propuestas e ideas, que reconocieron nuestra tarea deliberativa, que fueron leales a pesar del escenario.
GRACIAS: a los que no temieron dar la cara, a los que no se escondieron en la foto, a los que se animaron a expresar públicamente o silenciosamente su voluntad de elegir.
GRACIAS: a los Judas que descubrimos ayer, que en la cara nos dijeron que se dejaban comprar por cuatrocientos pesos y que esta vez no nos iban a acompañar. Serán los mismos que volverán a una puerta que a partir de diciembre “ya no estará abierta…”
GRACIAS: a los que creyeron en el mensaje de los sueños, a los que no se dejaron vencer por la tentación, la dadiva, la promesa o la amenaza de perder derechos.
GRACIAS: a esa abrumadora mayoría que nos ubicó en el último lugar de la fila. Uno debe saber leer el mandato de las urnas: principalmente cuando el resultado fue tan determinante.
GRACIAS: a los que fiscalizaron con responsabilidad y esmero el acto electoral, defendiendo nuestra boleta.
GRACIAS: a los que desde 2011 se entusiasmaron con insertar una propuesta vecinalista en el Distrito, a los que se sumaron después, a lo que siguieron presentes.
GRACIAS: a los que se marcharon por su propia voluntad o porque no se sintieron contemplados, a los que saltaron el charco o nos clavaron el cuchillo de la ingratitud y de la deslealtad. Nos permitió conocer a muchos “lobos vestidos con piel de cordero”. Saber también que en algunos casos no supimos contener a otros, seducirlos desde la propuesta.
GRACIAS: los que se mojaron, embarraron y agotaron fuerzas: doblando o repartiendo boletas, caminando, visitando domicilios, colocando o sacando cartelería. Por la enorme voluntad que pusieron dentro de las disponibilidad de sus tiempos.
GRACIAS: por las risas y los llantos compartidos, por los abrazos sinceros, por las cenas, por compartir la “alcancía de los sueños” haciendo política desde mayoritariamente flacos bolsillos personales.
GRACIAS: por hacerme compañía en tantos viajes, en recorridos extensos. Siempre con el mate a mano, con las risas como música de cada trayecto.
GRACIAS: a los que todavía me piden un esfuerzo más, a los más jóvenes que me han declarado “Líder motivacional”.
GRACIAS: a los que me dijeron: ¡Basta de seguir insistiendo con cambiar las cosas!, ocúpate de lo importante, de tus afectos, de tus cosas, de tu trabajo, de otros sueños.
GRACIAS: a los que me dejaron su mensaje de aliento, a los que fueron a tributarme su abrazo anoche… apenas un racimo, comparado con noches de jubilo, donde faltaban lugares y sobraba alegría.
GRACIAS: a ti por no soltarme la mano en momentos de dificultades y zozobra, por alumbrarme desde la orilla cual faro protector.
GRACIAS: a la vida y al ojo perspicaz y ayuda de un político, por permitirme volver a la arena (y el barro) de una actividad que me apasiona.
GRACIAS: a los muchos vecinos que nos agradecieron, por las acciones que hicimos en su nombre, aunque solo hayamos cumplido con nuestro deber de representarlos.
No he querido poner un solo nombre y apellido, no porque no lo merezcan, porque no me permitiría omisiones, que resultarían ingratas.
PERDÓN: a mis hijos y afectos más cercanos por el llanto, por los dolores de cabeza, por mis ausencias, porque pagaron con la afrenta o la burla por mis yerros, caprichos y convicciones.

Finalmente debo decirles que tal como juramos en 2013, hasta diciembre proseguiremos con nuestro rol en el Concejo Deliberante, preparando nuestras cosas para la partida. Con la satisfacción de haber aportado ideas, proyectos, contribuido a mejor las condiciones de vida del vecino. Tengo en claro que la “tarea deliberativa” no está en la agenda de la gran mayoría de los vecinos, que poco saben o les interesa el trabajo de sus concejales. Que son críticos por naturaleza y quizás con razones que los avalen, pero desinformados y lo peor, desinteresados por aquellos a los que le entregan un mandado. Pero que a fuerza de ser sincero (en bien de la institucionalidad me preocupa) “no consideran, no valoran ni les interesa la acción de sus representantes”.
Por la gente y mis deseos de cambiar un clisé político, es que volví al ruedo.
Por la gente seguramente, me encuentre en los prolegómenos de la partida.
Ese alguien especial volvió a aconsejarme… “no te apures todavía en tomar una decisión…”
Cualquiera sea el camino a transitar, he de cumplir con compromisos asumidos, acompañaré a “todos aquellos que me acompañaron” y no en acción de revancha, sino de habernos cansado de tanta ingratitud, a muchos les indicaremos que son “otros” los que deben ocuparse de resolver los problemas que los afectan o afecten de aquí en adelante.
Que seguiré estando para los hombre y mujeres de buena voluntad, dispuesto a la acción de servicio, pero que llega un momento donde uno se hastía de poner siempre la otra mejilla, de que le muerdan la mano.
El tiempo, solo el tiempo dirá si la flor vecinalista languidece y muere o si tiene lugar para una renovada primavera.
Con todo mi afecto y sinceridad: GRACIAS a los que tiraron del pesado carro hasta el final. Dios los bendiga y que me guié en el camino de los tiempos que vienen».

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