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«Se pierde un 10% de sobrevida por cada minuto perdido»: el rol clave del RCP en el día a día

El juicio a los ocho rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa en la localidad de Villa Gesell en enero del 2020 tiene paralizado a todo el país. El debate arrancó el lunes 2 de enero y durante la primera semana desfilaron ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores los testigos directos del caso, entre ellos los padres de la víctima, una docena de amigos, policías, custodios del local bailable, médicos y el remero Pablo Ventura y su padre, entre otros.

Pero uno de los testimonios más fuertes fue el de Virginia Pérez Antonelli, la joven que asistió a Fernando y se quedó “con las manos llenas de sangre” tras sostenerle la cabeza. La mujer fue interpelada y puesta en duda, de manera mezquina y hasta absurda, por Hugo Tomei, el abogado defensor de Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).

Resulta que desde un principio, Tomei dejó en claro su estrategia: los rugbiers unidos y con fríos -y hasta indiferentes- gestos ante la catarata de pruebas en su contra; y preguntas incómodas a los testigos. Por ejemplo, el letrado defensor consultó simplemente para poner en un mando de dudas cómo le habían tomado el pulso a Fernando en el momento en que estaba inconsciente tirado en la vereda tras la golpiza. Además, preguntó si lo habían movido para intentar ayudarlo.

Pero con Antonelli fue mucho más allá y le consultó qué tipo de maniobras hizo cuando le practicó a la víctima RCP. Esto no solo generó un masivo repudio del lado de la querella, sino que dejó un mensaje nefasto hacia la sociedad. Y es que el intento de Tomei de inculpar, o al menos generar dudas, alrededor de la joven que le hizo RCP a Fernando para intentar salvarle la vida plantea un escenario inhumano donde el «mejor no meterse» parecería ser la mejor opción.

Nada más lejos de la realidad. Más tarde, Tomei explicó que “no cuestionaba de qué modo se hacía RCP» y que «en todo caso pregunté”. La explicación del abogado surgió a partir de las críticas que recibió por plantear o insinuar la posibilidad de una reanimación cardiopulmonar mal hecha como respuesta al fallecimiento del joven estudiante de derecho. «Lo que pasa en la audiencia queda en la audiencia”, remató.

Al respecto, Mario Fitz Maurice (MN 83671), médico cardiólogo, Director del Consejo de Arritmias y Director de Prensa y Comunicación de la Sociedad Argentina de Cardiología, dialogó con el portal Big Bang News y resaltó, en primer medida, la importancia de que la sociedad se involucre cuando ven que una persona se desvanece, no responde y deja de respirar. «Hay que establecer un concepto, que creo que es el mas importante, y que tiene que ver con la cifra: la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en la Argentina, tanto para varones como para mujeres. De esas muertes cardiovasculares, la mitad ocurren de forma súbita», explicó el profesional.

El médico cardiólogo destacó que un paro cardíaco súbito, que el corazón se detiene, puede ocurrir «en gente que está aparentemente sana, que no tuvo ningún síntoma y que está haciendo habitualmente sus cosas». «O sea, que está en la casa, en el trabajo, en el subte o en una universidad. En la Argentina hay una muerte súbita cada 15 minutos. Son entre 40 y 45 mil por año. Ahora, lo importante de esto es que si nosotros respondemos ante una victima de muerte súbita haciéndole RCP y utilizando un desfibrilador dentro de los primeros 3 minutos, la posibilidad de que esa victima llegué con vida al hospital es cercana al 80%», resaltó.

Según le explicó a dicho medio Mario Fitz Maurice, «se pierde un 10% de probabilidades de llegar vivo al hospital por minuto perdido» en donde nadie intercede para intentar socorrer a la víctima. «Por lo tanto, esto no sólo hay que hacerlo bien sino que hay que hacerlo rápido. Para eso está establecido algo que se llama la cadena de la vida que consta de 4 eslabones: el primero es que si vos ves que alguien inexplicablemente se cae, lo llamás y no contesta y no respira, tenés que llamar al 107 para pedir ayuda. El segundo es comenzar con las compresiones cardiacas, la reanimación cardiaca en el centro del tórax, 100 o 110 por minuto», sumó.

El Director de Prensa y Comunicación de la Sociedad Argentina de Cardiología destacó que «generalmente se dice que es al tempo de la canción Stayin’ Alive de los Bee Gees». El tercer paso es pedir un desfibrilador: «Cuando te lo traen lo utilizás porque el desfibrilador te habla en español y te da las instituciones verbales de lo que tenés que hacer y jamás va a disparar si esa persona no tiene la arritmia que provoca la muerte súbita que se llama ‘fibrilación ventricular’ y que es la que provoca que el corazón tiemble y deje de contraerse, lo que lleva a la muerte. El cuarto eslabón es la espera de la ambulancia».

Nota al lector: no siempre habrá desfibrilador disponible en el lugar donde ocurra el episodio: se calcula que existen 200 veces más de probabilidades de morir por muerte súbita que por un incendio, sin embargo, en casi todas partes hay extintores de fuego (y está muy bien que los haya) pero en muy pocas se cuenta con desfibriladores, y también muy poca gente está capacitada en RCP. «Una muerte cada 1200 es por un incendio y una muerte cada 5 es por el corazón. Esto quiere decir que es 200 veces más frecuente morirse por el corazón que por un incendio y está claramente demostrado qué hay muchísimos matafuegos, que están en la cantidad necesaria, pero no los desfibriladores», señaló Fitz Maurice.

En este punto de la charla, Fitz Maurice remarcó la importancia de que la gente se involucre, algo que pudo verse afectado por la defensa empleada por el abogado de los rugbiers. «Es muy importante que se involucre la gente porque el que te reanima es el que tenés al lado, nadie sale con un médico en el bolsillo por si le pasa algo. Entonces el que te reanima es tu vecino, el señor que tenías sentado al lado en el subte, el jugador del equipo contrario, la señora que estaba al lado en el colectivo con vos, tu profesora en la facultad, tu compañero de radio o de trabajo», dijo.

Y continuó: «Es muy importante que comprendamos el concepto del primer “respondiente” porque si nosotros logramos que tengamos mucha gente preparada en la Ciudad (de Buenos Aires) y en el país para poder hacer esto, le damos a la victima la chance de que llegue con vida al hospital. En la Argentina hay una ley Nacional, que es la 27.159, que es la que obliga a los lugares de concurrencia masiva a contar con la cantidad necesaria de desfibriladores y gente preparada para hacer RCP. Y en el artículo 11 exime de toda responsabilidad a aquel que se haya involucrado para asistir a una victima de muerte súbita».

Finalmente, el médico cardiólogo desterró por completo la posibilidad de que una reanimación cardiopulmonar mal hecha pudiera haber afectado o atentado contra la vida de la víctima. «No hay nada peor que estar muerto. No se puede empeorar la situación porque peor que muerto no se puede estar. Podés llegar a fracturar una costilla, pero cuando llega al hospital la arreglamos. Es preferible costillas rotas en gente viva en el hospital, que costillas sanas en el cementerio», cerró. (Big Bang News). (19-01-23).

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