Presente y futuro de nuestra querida radio

POR MANUEL MENDIONDO

Hace más o menos 10 años, un reducido grupo de trabajadores de la única radio de AM del pueblo decidió afrontar el quijotesco desafío y se hizo cargo del icónico medio. En el ajetreo de aquellos días intensos, seguramente los chicos no se dieron cuenta de que estaban haciendo historia: por primera vez, LU 26, o La Dorrego, estaba a cargo de algunos de sus laburantes.

Poco tiempo después me sumé a la radio y comprobé el enorme sacrificio que hacen para sostenerla.

Sin ser contadora, ni mucho menos empresaria, Griselda estira, como se estiran los chicles, los limitados ingresos para poder hacer frente a los gastos, no sólo a los fijos, sino también a los imprevistos. Ella es el músculo de la radio.

Daniel, a cargo de la parte técnica y edición, está siempre listo para solucionar las situaciones de emergencia que se presentan, a cualquier hora y con cualquier condición de tiempo.

Pablo, dispuesto a trabajar de lunes a lunes, no sólo en la conducción de los 2 programas de la mañana, sino también en le edición de la muy leída página web.

Puedo testificar que hacen mucho más de lo que cualquiera haría con sus módicos salarios. Por eso, estoy convencido de que la radio, la única AM del pueblo, está en las mejores manos.

Pero también están César, con su profesionalismo para llevar adelante el sobrio programa de la tarde; Sergio, operador, pero también productor y musicalizador; Carlos, el que contagia buena onda todos los domingos; Oscar y Roberto, que nos devuelven a épocas doradas de la música nacional y mundial; Ezequiel, el benjamín de los controles; Leandro, talentoso disc-jockey que le pone ritmo a la tarde de los viernes; la vuelta de Carlitos, que marcó el regreso semanal de la Mesa de Café; y Severo y Fabián, que llevan la emoción del fútbol cada domingo.

Todos ellos se las ingenian para hacer una programación atractiva y variada, no sólo de lunes a viernes, sino también los fines de semana. Más Dolina, Quique Pesoa o el fútbol de AFA.

Por una decisión que no se entiende demasiado, la radio deberá dejar el histórico edificio de San Martín y Uslenghi, ese que nació para que la AM funcione allí y que la cobijó en estos 48 años de positiva existencia comunitaria. La inédita mudanza representa una nueva dificultad (acaso la más dura en estas casi 5 décadas), pero confío en que los trabajadores saldrán airosos, y llevarán la radio a otro destino para que siga latiendo con fuerza.

El semanario Ecos de mi ciudad habló con Pablo Javier Marcó sobre el presente de La Dorrego.

“Si analizamos la cobertura de horas en vivo y la cantidad de programas, la radio está bien. Como la inmensa mayoría de las familias en este país, no llega holgada a fin de mes, pero puede afrontar los gastos mensuales, algo que en estos tiempos es muy importante”, aseguró.

-¿Tienen que dejar el edificio que nació para la radio y en el que estuvo durante estos 48 años?
-Lamentablemente, sí. Una decisión que no comprendemos demasiado, pero no podemos detenernos a analizar conductas ajenas ni lamentarnos porque tenemos que poner todo el empeño en seguir adelante. Será la primera mudanza de la radio, justo cuando la radio está a cargo de sus trabajadores. Próximamente informaremos sobre el nuevo destino y otros detalles.

-¿Cómo analizás la situación de las radios en general?
-Difícil, como la de la mayoría de los medios. Hubo radios históricas en el país que corrieron el riesgo de desaparecer, pero los amantes de la radio creo que tenemos que estar tranquilos porque nuestro medio no pasó de moda. Puede haber crisis de emisoras y un triste panorama laboral, pero el argentino –y el dorreguero- mantiene la costumbre de buscar una voz en el aire que lo informe, lo entretenga o lo haga sentir acompañado. Hay algo que logra solamente la radio. Una comunión con el que escucha.

-¿Cómo definirías el perfil de oyente medio de La Dorrego?
-Suele decirse que es la radio de la “gente grande”. Sabemos que nuestra mayor fortaleza está en los vecinos de más de 50 años, muchos de los cuales tienen soldado el dial en AM 1.470, pero también entendemos que con determinados programas llegamos a otro tipo de público.

-¿Cómo está el tema publicitario?
-Complejo. Hay una amplia oferta de medios y Dorrego es un lugar sin grandes empresas. Hay avisadores de siempre, a los cuales tenemos que agradecer por la consecuencia, y aquellos que se suman ante situaciones o eventos especiales. Esto último nos reconforta, porque si un negocio decide anunciar una oferta de productos, o una entidad difunde alguna realización, es porque entienden que el mensaje llega.

-¿Qué proyectos tienen?
-Hay algunos que estamos analizando, pero no es sencillo ponerlos en práctica porque transformar ideas en realidades cuesta plata.

-¿Algo más que quieras contarnos?
-Agradecer, fundamentalmente, a los oyentes, especialmente a aquellos que tienen un enorme sentido de pertenencia con la radio. Una simple anécdota: hace algunos años, por un problema técnico, nos vimos obligados a salir del aire. Era en pleno desarrollo de la Fiesta del Olivo. Ni bien entré al polideportivo, en la primera mesa, 4 o 5 señoras me preguntaron: “¿Qué pasa con la radio?” “¿Y ahora qué hacemos?”. Esa reacción espontánea de mujeres del pueblo que se sentían perdidas sin “su radio” nos obliga a seguir con más fuerzas que nunca, más allá de la incomprensión o del ninguneo de algunos que se las “saben todas” y creen que administrar una radio o cualquier medio es tarea simple.
“Por último, déjame agradecer a todos los que mostraron su preocupación, pero quisiera personalizarlo en 3 personas que también se ocuparon, incluso más allá de lo que sus responsabilidades públicas determinan: los concejales Priscila Minnaard (UCR – Cambiemos) y Osvaldo Barcelona (FPV – Unidad Ciudadana), y el exintendente Fabián Zorzano. También al intendente Reyes, Guillermo Meana, Daniel Piñón, Oscar Tumini y Mauro Gerbi”, completó Marcó.

NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO ECOS DE MI CIUDAD. GRACIAS A JOSÉ OTERO Y A LA MAYORÍA DE LOS MEDIOS LOCALES POR LA PREOCUPACIÓN DEMOSTRADA.

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