LA DORREGO

La esperanza y las creencias

"... Y es justamente esta libertad la que me deja escribir y hablar sin prejuicios ni ataduras acerca de todo lo que pienso, merced a lo quijotesco de los responsables del medio, esta radio digo, que mientras haya creencia y esperanza jamás desaparecerá. No seremos derrotados y nuestra voz no será acallada..."

POR CARLOS MADERA (*)

Nuestro país ha transitado un largo camino en democracia desde 1983 en que se inauguraba un ciclo, a mi entender irreversible, en el cual nuestros habitantes se han dado cuenta que es mejor elegir libremente, a que nos elijan, como sucedía con los periodos de alternancia de gobiernos elegidos democráticamente, los menos, e interregnos militares, que se adjudicaban el derecho de regir nuestro destino nacional.

A partir de los años treinta del siglo pasado, pasamos por esas alternancias pero lo que hay que destacar es la presencia de la esperanza, muchas veces presente, otras tantas frustradas, como factor de constitución política y como visión de futuro de todos los argentinos.

Analizar este fenómeno de la esperanza en política, pero en la espesura de la realidad toda, un fenómeno nada nuevo de la reflexión y la relación entre ética y política que pregonó hasta el cansancio Raúl Alfonsín.

La recuperación de la esperanza, nos muestra una nueva visión sustantiva y una reivindicación de aquella como parte indivisible de nuestro ser nacional.

En la recuperación de la esperanza se debe dar necesariamente una recuperación de la fe en la política.

Todo esto debe ser considerado en el marco de la concepción griega de la política que reconocía, en principio, al hombre interpretado como intérprete político de todos sus actos.

Un camino parecido a lo irreversible en la cristalización de la perdida convicción en el campo de lo político y la política nacional, parece avizorar tiempos aún más complicados, pero no carentes de esperanza, de ninguna manera.

En la concepción griega de la política, la condición de «hombre no político” era la de un «idion”, una entidad con faltas, incompleta, insuficiente.

Nuestro país se está volviendo una masa de «idiones” múltiple y enmarañada, en la que no es posible distinguir lo bueno de lo malo, el camino recto dentro de tantos atajos y serpenteantes senderos que la mala praxis política se ha encargado de construir bajo la falsa y dudable premisa de lo que se ha dado en denominar » el bien común” , en cuyo nombre en nuestra historia se han cometido atropellos y cercenamiento de derechos en una sociedad que desde su nacimiento ha sido dicotómica y antagónica por su propia naturaleza.

Se entiende por esperanza la razonable confianza en que, llegará a cumplirse aquello que proyectamos y esperamos.

Esta definición tiene dos vertientes a considerar. Una de ellas es la confianza, la fe que en lo que esperamos, llegará a cristalizarse. La otra, tan importante como la primera, es que solamente con nuestro participación la situación cristalizará. Es decir que seríamos ilusos, si esperáramos un milagro y mejorara nuestra situación, sino que esa espera , en cuya entraña se halla la esperanza, debe acompañarse del esfuerzo personal y comunitario, participativo, cada uno en su sitio de trabajo y creación en común , no es otro el sentido de la tan manoseada palabra TODOS, para poder sacar las cosas adelante y recuperar el país que no solamente merecemos, sino que además es lo menos y lo más justo que podamos recibir por nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestra creación profesional, laboral, intelectual y equitativa participación en el proceso, sea ésta de la magnitud que sea, y sea del color y pensamiento que sea. Nuestros ideales en las metas personales, no confrontan ideas distintas, sino simplemente son disímiles y por lo tanto no necesariamente deben coincidir con el resto.

Luego aparece la forma como marco excluyente y allí es donde se profundiza la idea, pero siempre, compatibiliza una forma de pensar y creer en una forma de vida.

Y anexo al tema de la esperanza en política debe considerarse el de la libertad. Uno llega a ser lo que los demás, con absoluta libertad, le dejan ser y lo que en la medida de cada uno puede ser.

Y es justamente esta libertad la que me deja escribir y hablar sin prejuicios ni ataduras acerca de todo lo que pienso, merced a lo quijotesco de los responsables del medio, esta radio digo, que mientras haya creencia y esperanza jamás desaparecerá. No seremos derrotados y nuestra voz no será acallada, me lo dicen esos elementos que algunos no comprenden, no conceptúan, o claramente detestan.

No es la primera ni la última vez , parece que nuestro Medio, nació para sufrir, para sortear adversidades, nunca nada fácil, pero así transitamos más de 48 años con una idea, la de la libertad, la diversidad, popular y cristalina, de allí no nos moveremos. Nuestro lugar es éste y la historia nos convirtió en una Institución. También nos mueve la esperanza, la dignidad y la convicción, tal vez nuestro capital más preciado

Y es precisamente, la esperanza, el elemento muy conexo al tema de la libertad que no puede dejar de estar presente, como una íntima parte de todos nosotros.

Se trata eso sí «estar a la espera de…” una pronta realización, no de un azar más o menos afortunado, en todos los frentes posibles y con una única meta clara.

(*) PERIODISTA DE LA DORREGO. 48 AÑOS DE HISTORIA.

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