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Hechos y Protagonistas del Pago Chico: Gastón Rossi

Por Fabián Barda

Convertirse en ídolo, en la primera década del primer siglo del tercer milenio, en un club que a lo largo de casi cien años pasaron Rubén Salinas, “El Cordobés” Rosales, “El Japonés” Chaves, Hugo Torres, Juan Bazerque, “Chichito” Pintos y “El Zurdo Aguirre”, entre otros, no es un halago menor, pero precisamente eso es Gastón Rossi: “El último ídolo de Ferroviario”. Más que ser, es lo que logró en tres temporadas brillantes luciendo la “aurinegra” del “Pueblo Nuevo”

Tandilero hasta la médula, la cercanía de la casa paterna hizo que a los diez años comenzara en el Baby Fútbol de Ramón Santamarina. Son cosas del destino o las casualidades de la vida porque “el gigante de las Sierras” es también “aurinegro” como los colores que defendió en su “patria adoptiva”. Se forma ahí, pasa por todas las categorías debutando a los 17 años en primera, corría el año 1989. La fuerte irrupción del prometedor delantero lo lleva a Lanús cuando el técnico era Miguel Ángel Russo, en el momento que estaban en el “Granate” “Chupa” López, el “Lechuga” Roa, Gabriel Schürrer, Ariel Beltramo, Oscar Monje, entre otros. Bastó una semana de prueba para que le llenara el ojo a quien consideran “el más Menotista de los Bilardistas”, sin embargo Gastón se quedó en la Sierras del Tandil.

El año 92 fue terrible para Santamarina, la crisis económica hizo que perdiera el estadio de Roca y Belgrano, debiera jugar con el nombre de Unión Obrera Metalúrgica. También se remató la sede del club, en Yrigoyen al 600 y la Quinta Belén pasó a manos del municipio. El club y biblioteca Ramón Santamarina dejó de existir, pero sólo en los juzgados. Gastón es transferido a Atlético San Manuel que entraba en la Liga.

Luego integra el plantel de Grupo Universitario que logra llegar ser Bi Campeón de Tandil, este club compra el pase definitivo.

Salen Campeones y es el goleador del torneo. Va a una prueba a Boca, entrena tres días en Ezeiza, dirigían la Reserva los Hermanos Alves, Bianchi quiere verlo nuevamente pero en una semana viajaba a Suiza, jugó en el Areau de Suiza, entrena, juega un poco ahí porque no hay arreglo contractual, de ahí va a Túnez, dos meses, al Status Mission, se corta los ligamentos cruzados. Regresa a Argentina, a los tres meses, en tiempo record de recuperación, vuelve a jugar al fútbol. Regresa, en Universitario, contra Gimnasia de Tandil hace tres goles en ese partido. De nuevo la posibilidad del extranjero, va a Venezuela, era el año 2000, a jugar la Copa Merconorte, copa que luego fue reemplazada por la Copa Conmebol, actual Sudaméricana, integra la plantilla de Estudiantes de Mérida. En ese torneo su equipo participa en el Grupo “A” en el que estaban Guadalajara (México), América de Cali (Colombia) y El Nacional (Ecuador).Se queda un año allí. Regresa para jugar el Regional por Grupo Universitario. Juega Argentino B por el propio Universitario y como refuerzo por Ferro Carill Sud de Tandil, donde hacen una gran campaña llegando a cuartos de final.
En 2003 llegan a la semifinal del Argentino B, hace 13 goles en 10 partidos, se consagra goleador del Argentino “B” en la provincia.
Esa última vía tuvo por destino otra estación para traccionar la locomotora del “Ferro” dorreguense.

En 2004 viene a Ferroviario, según él “comienza lo más lindo que disfruté en mi carrera”. Llega con el “Bochi” Abad, debutan en un clásico con Independiente, lo ganan cuatro a tres, allí comienza el “romance” de Gastón Rossi con el pueblo “aurinegro”. Tres años consecutivos estuvo en Ferroviario: jugó tres Argentinos “C”, fue nominado en una de esas temporadas como jugador del año y, obviamente, fue goleador,
En 2007, se aleja del club la idea de dejar el fútbol jugando con esa camiseta, pero por insistencia de un amigo que, lo lleva a Carlos Casares para jugar en un equipo llamado “Argentina 78”, regresa a los 39 años a la práctica activa. Juega 14 partidos y hace 12 goles. En la temporada siguiente juega 5 partidos haciendo 6 goles para Boca de Casares, la distancia que debía unir cada fin de semana, más de 400 km, lo hicieron desistir de continuar.
En el 2011, vuelve con el “Bochi” Abad, esta vez jugó solo dos partidos: contra Suteryh al que le convirtió tres goles y al domingo siguiente con Progreso, en el Perdido.

Este último paso fugaz no hizo mella en la idolatría que logró en estos pagos. No hay futbolero que no rescate que ya está en la historia grande de nuestro fútbol, no hay rival de esa época que no diga: “tenían a Gastón Rossi”, no hay compañero que no se enorgullezca de haber jugado con él.

Convirtió más de 200 goles, en Ferroviario hizo 63, datos que certifican su enorme capacidad goleadora, pero Gastón es más que un goleador, es un jugador de fútbol con todo lo que ello implica, sin dudas “el último ídolo” de nuestro fútbol. (Ecos de mi Ciudad). (23-06-23).

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