LA DORREGO

Hasta siempre 2018, un año para el olvido

POR PABLO JAVIER MARCÓ

Está terminando un año duro. El modelo económico neoliberal aplicado por el gobierno nacional está conduciendo al país hacia una recesión sin final a la vista. En 2018, se profundizó la caída de la producción nacional, del mercado interno y del trabajo argentino. En ese contexto de decrecimiento, miles de trabajadores perdieron su empleo y muchos más compatriotas cayeron en la pobreza.

La inflación no paró de subir. Siguieron los tarifazos. Dorrego no escapó a la dura realidad, admitido, incluso, por varios funcionarios del gobierno municipal. Funcionarios que, por otra parte, han defendido cada una de las medidas de los gobiernos de Macri y Vidal. Al igual que lo hicieron los integrantes del bloque del oficialismo.

A fines de año, la apertura de un nuevo supermercado de capitales chinos encendió la luz de alarma en los ya castigados pequeños y medianos comerciantes del pago chico. “No sé en cuantas ciudades de 10 mil habitantes funcionan dos supermercados de estas características separados por apenas 3 cuadras de distancia; acá, sí pasa”, razonaba, preocupado, el dueño de una despensa de barrio de la ciudad.

Muchos ponen la esperanza en un 2019 mejor y se ilusionan con mejoramiento de los índices económicos y sociales. Es difícil que se logre si se siguen aplicando las mismas recetas. Y el gobierno no tiene pensado dar un viraje en su política económica. Es más: el año 2019 arranca con otro salvaje tarifazo.

Para sostener muchas de las medidas que implementó y contener las inevitables protestas callejeras de los ajustados, la administración de Mauricio Macri profundizó mecanismos represivos.

A esto, debe sumarse la vía libre que la “Ministra Pistolera” le dio a las fuerzas de seguridad federales para que, entre otras facultades, puedan disparar por la espalda y sin la necesidad de dar la voz de alto frente a cualquier “peligro inminente”. Tan preocupante como esta “licencia para matar” es el respaldo de buena parte de la sociedad a la medida.

El año que viene hay elecciones y como en economía el gobierno no tiene casi nada bueno para mostrarle a la ciudadanía, apela a estas medidas riesgosas, a la demagogia punitiva para contener el núcleo duro de votantes de Cambiemos y sumar voluntades de la volátil clase media.

En definitiva: cifras de pobreza alarmantes, un mercado interno paralizado por la pérdida de poder adquisitivo, constante caída de la actividad industrial y de las economías regionales, y un endeudamiento insostenible que augura nuevos ciclos de ajuste y caída de la actividad, han caracterizado a este 2018 extremadamente complicado para millones de compatriotas. La escasez de divisas resultante de este esquema se fue compensando con un fenomenal endeudamiento externo. Ante el peligro de insolvencia, se volvió a acudir al FMI como ocurrió otras veces en nuestra historia.

Como bien refleja un duro documento de Apyme, al empobrecimiento de los sectores productivos, jubilados, capas medias y los segmentos más desprotegidos de la sociedad, “se contrapone una fenomenal transferencia de recursos a favor de unos pocos actores económicos concentrados, entre los que señala al “complejo agroexportador y las mineras, el sistema financiero especulativo, los grandes exportadores y formadores de precios y las empresas de energía”.

Más allá de que en democracia el voto popular no lo es todo, los argentinos y dorreguenses tendremos este año la gran oportunidad de elegir nuevamente a nuestros representantes, y el gran dilema es si la mayoría ratificará o cambiará el rumbo iniciado hace más de 3 años.

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