Política

Facundo Manes y el neuro-liberalismo: manual de diagnóstico y tratamiento para un país enfermo

NOTA ESCRITA POR LA PSICÓLOGA LUCIANA SPADINI EN EL ÁGORA DIGITAL

“Un grupo de familias observaron videos motivacionales donde personas narraban cómo habían cambiado sus condiciones económicas, resaltando el valor que tuvo para ellas establecerse objetivos y esforzarse. Seis meses después, las familias que habían visto esos videos habían generado más ahorros e invertido más en la educación de sus hijos”. (Manes, Niro: 2016 p. 327)(1).

Lo que a simple vista parece el relato de un experimento conductista, sesentoso y norteamericano, se trata en realidad de un párrafo escrito por el actual precandidato a diputado nacional de la UCR por la Provincia de Buenos Aires, el neurólogo Facundo Manes.

Predicador de los medios y con una fuerte presencia editorial, su figura emerge en el escenario político actual como toda figura neoliberalbajo la mascarada de la frescura que trae aparejada la novedad.

Los medios amigos lo presentan como un “trovador”. Los políticos amigos, como un mesías. “La Argentina está enferma. Manes (…) viene a tratar de ser el médico que ayude a una sociedad enferma”(2) sostiene el ex senador radical y fundador de Cambiemos, Ernesto Sanz. El Dr. recoge el guante y diagnostica, llegando a la conclusión de que estamos como estamos porque el país no ha recibido el “tratamiento correcto”.

En los últimos años, tanto en nuestro país como a nivel global, las neurociencias se han convertido en una poderosa herramienta de explicación causal del comportamiento humano, a través del estudio del cerebro como un órgano complejo.

Hilary Rose y Steven Rose(3) sostienen que el foco metodológico de las neurociencias en el cerebro individual, se corresponde con el del neoliberalismo en el individuo antes que en el colectivo, promoviendo la creación de políticas públicas basadas en la autoconfianza, aspiración y voluntad de éxito, conceptos que el propio Manes condensa en los significantes meritocracia y resiliencia.

Los seres humanos, como especie, contamos con mecanismos que nos permiten superar adaptativamente las situaciones de adversidad, uno de ellos es la resiliencia” (4).

El concepto de resiliencia suele ser el caballito de batalla del neurólogo. Un comodín, una palabra multiuso, que según el contexto, suele asociar a la empatía, optimismo, tenacidad y/o autocontrol. Es así que logra forjar un discurso atractivo, convincente, con pretensiones científicas pero imprecisascargado de inconsistencias discursivas. Un auténtico blablableo.

No debiera resultar llamativo que un profesional de su talla tome prestados los términos del sentido común y los utilice como términos técnicos, si consideramos el parloteo mediático se ha vuelto una estrategia política clave en los últimos tiempos.

Es por ello que debemos advertir que no es correcto dejarse deslumbrar por el acting neoliberal y considerar a la ciencia solo como un conjunto de teorías y enunciados, ya que se trata también de una empresa, colectiva, organizada según normas de intercambio social (5) y con sus propios códigos e intereses.

Siguiendo una lógica neo-lombrosiana, el científico ha elaborado su propia versión de la teoría de la degeneración, y se propone combatir las grandes enfermedades argentinas, por un lado, con un discurso legitimado científicamente, y por otro, con una terapéutica heredera de las recientes lógicas macristas-duránbarbistas:

“Muchas políticas públicas e intervenciones institucionales para combatir el hambre, la pobreza y la corrupción deben rediseñarse e incluir una comprensión cabal de cómo los humanos pensamos, nos comportamos y tomamos decisiones” (6).

Ahora bien, este pensamiento reduccionista, biologicista y medicalizante, representa un grave obstáculo para los avances que nuestro país está concretando en materia de Derechos Humanos.

Argentina adhiere a la doctrina de los Derechos Humanos desde el año 1994, y desde entonces, han entrado en vigencia normativas como la Protección Integral del Sistema de Promoción y Protección de los derechos de la niñez y la adolescencia, la Ley Nacional de Salud Mental, y la Ley de Identidad de Género.

En este marco, todo habitante del suelo argentino es considerado un sujeto de derecho, y no un objeto de la práctica médica. Así también, se produce la transición del paradigma asistencial y tutelar al paradigma de Derechos Humanos.

Con respecto a los tópicos de salud y enfermedad, ya en los años ’90 la OMS estableció un consenso básico en la consideración de la salud, opuesto al viejo dualismo que la presentaba como la ausencia de enfermedad.

Al respecto, la Ley de Salud Mental argentina sostiene que la salud mental es un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos.

En el lenguaje manesiano, lo mental equivale al órgano cerebro. Lejos de pensar a los humanos como seres bio-socio-psicológicamente determinadosubica al cerebro como elemento causal de la naturaleza y el comportamiento. Todo lo que tenga que ver con lo humano es un producto evolutivo biológico, desde el ejercicio de la sexualidad hasta el status socio-económico.

Ahora bien, poner en el centro de la escena al yo-cerebro mediante el borramiento del sujeto, es también correlativo del borramiento de los otros actores sociales. Es aquí donde el científico se devela liberal y se enrieda con sus propios hilos, buscando la forma de ligar esta individuación a una experiencia colectiva y pasible de plasmar en una política pública.

Si bien ha operado bajo la mascarada neutral de la ciencia, Manes nunca estuvo desligado de la política, de hecho, está en política hace no menos de 20 años.

Se presenta a sí mismo como aquello que predica, un ciudadano común que, mediante su esfuerzo, dedicación y templanza, ha podido alcanzar el éxito.

Científico peculiar si los hay, Manes retorna a la Argentina en plena crisis de 2001, inaugurando rápidamente su fundación INECO. Mientras los científicos eran expulsados de la Argentina, él se niega a la fuga, erigiéndose como un cerebro resiliente, un hombre-mérito.

Desde entonces, continúa su carrera como médico al frente de prestigiosas instituciones –no sin denuncias graves en su contra– (7), hasta que en el año 2016, Mauricio Macri lo convoca como asesor en el área de educación.

Sin embargo, el salto político del neurólogo será en 2017, cuando es nombrado por María Eugenia Vidal al frente de la Unidad de Coordinación para el Desarrollo del Capital Mental.

En esta línea, Manes define al capital mental como:

“El conjunto de recursos cognitivos y emocionales de una persona, que posibilitan un aprendizaje flexible y eficiente, así como el desarrollo de las habilidades sociales y de adaptación frente a los desafíos y tensiones del entorno. (…) condiciona su calidad de vida y la manera en que es capaz de contribuir eficazmente a la sociedad.” (Manes, Niro: 2016, p.56).

Insiste en la importancia de rediseñar las políticas en educación en función del desarrollo del Capital Mental, sosteniendo que la pobreza genera un “impuesto mental”, pasible de ser corregido si el pobre decide cambiar sus esquemas.

Queda claro que la consecuencia, obvia, es el pasaje de la responsabilidad social-estatal al propio individuo.

Finalmente, en 2018, crea el Instituto de Neurociencias y Políticas Públicas (INPP), con el afán de introducir de lleno a la ciencia al servicio de la gestión pública.

Pone el foco enteramente en:

“Cómo funciona el cerebro de las personas que diseñan las políticas públicas y también el de aquellos que serán alcanzados por esas medidas (…) Muchas veces las buenas intenciones, y las buenas políticas fallan porque no se tiene en cuenta cómo las personas toman decisiones en su vida cotidiana. (…) se cree que los seres humanos tomamos decisiones racionales y tratamos de maximizar nuestros intereses. Pero hay evidencia que muestra que esto no es así: la mayor parte del día vivimos en un sistema automático no consciente, guiados por la emoción” (8).

A pesar de que el radicalismo presente a su candidato como una presencia íntegra y sin pasado, Manes se ha estado sirviendo durante años de la ciencia moderna para operar políticamente. Así, en pleno auge de la creación de causas por corrupción a los principales líderes populares de América Latina, ha sostenido que “el hombre es corrupto por naturaleza” debido a un pobre desarrollo del instinto moral.

También ha abonado a la teoría simplista de que “los argentinos somos así”, “estamos enamorados de las crisis”, y vamos a mejorar cuando las personas que “viven en situaciones vulnerables, dejen de pensar en la próxima hora y empiecen a pensar en un proyecto, que quieran mejorar su vida”.

Si los argentinos “tenemos dolores y heridas comunes” y la pobreza es sólo una cuestión de desadaptación, la dirección de la cura es sencilla: volvernos resilientes de a uno, y todos juntos cerrar la grieta.

El fenómeno Manes no requiere una lectura entre líneas. En la lógica neo (neuro) liberalistano cabe lugar para la corresponsabilidad estatal ni para las desigualdades sociales. El objetivo es claro: se trata del cese de la intervención del Estado como garante de los derechos de los argentinos y las argentinas.

Notas:

1) Manes F. y Niro M. (2016) El cerebro Argentino. Una manera de pensar, dialogar y hacer un país mejor. Argentina. Planeta.
2) https://www.eldiarioar.com/politica/elecciones-2021/ernesto-sanz-manes-medico-viene-ayudar-sociedad-enferma_128_8182266.html
3) Rose, S. y Rose, H. (2016) y Hillary, Can neuroscience change our minds?, Cambridge, Polity Press.
4) https://asscat-hepatitis.org/facundo-manes-sobre-cerebro-coronavirus-y-sociedad-vivimos-un-trauma-global/
5) Talak, A. M. (2019) Módulo 1 ¿Qué es la psicología?. Los problemas, la pluralidad epistémica y las valoraciones en la psicología. Universidad Nacional de La Plata.
6) https://www.infobae.com/salud/ciencia/2017/06/01/facundo-manes-en-harvard-las-sociedades-pueden-y-deben-beneficiarse-con-el-conocimiento-cientifico/
7) https://www.iprofesional.com/politica/342643-se-preparan-las-elecciones-en-la-provincia
8) https://www.perfil.com/noticias/ciencia/manes-presento-un-instituto-paramejorar-las-politicas-publicas-desde-las-neurociencias.phtml (El Ágora Digital). (18-08-21).

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