LA DORREGO

De defender genocidas, a las “niñas madres” y negar el atentado a CFK: las editoriales de La Nación

El diario fue repudiado durante la última semana. Tiene un largo historial de columnas desagradables y repudiables.

NOTA ESCRITA POR MATÍAS AYRALA EN BIG BANG NEWS

A lo largo de la historia nacional, existe un medio de comunicación que se creó, se posicionó y se perfeccionó en el arte de defender los intereses del “poder real” de Argentina. La Nación no es solo uno de los diarios más antiguos y reconocidos del país sino que es la trinchera, el portavoz y el manual de estilo y de educación de la élite económica.

Desde 1870, el año de su creación a cargo de Bartolomé Mitre, el periódico se ubicó siempre en la vereda opuesta a cualquier cosa que tenga un mínimo sesgo “popular”. Sus creadores y sus lectores eran los mismos: la oligarquía. Con el correr del tiempo, lo único que cambió del diario fueron sus lectores, ya que algunos de diversas clases comenzaron a leerlo. En tanto, la ideología de La Nación quedó intacta.

De la defensa de los intereses de las clases dominantes a su rol como faro intelectual, partidario, político, católico y hasta de negocios, La Nación ha servido de plataforma para que periodistas y no tanto hayan defendido a los genocidas de la última dictadura militar, se hayan mostrado en contra de leyes progresistas como el casamiento igualitario o la interrupción voluntaria del embarazo, y también hayan convertido a empresarios en presidentes o funcionarios de primer rango.

Y todo eso lo han hecho desde un pedestal y una mirada con un sesgo netamente oligárquico. En ese punto, su columna editorial se convirtió en la punta de lanza con la que defienden sus intereses con tinta y sangre. Claro que a lo largo de su existencia han realizado infinidad de notas sin firma que no merecen más que el repudio y el olvido. Pero, en BigBang decidimos recordar las más nefastas de los últimos años.

Por ejemplo, a menos de un mes del atentado a la vicepresidenta de la Nación, ex presidenta en dos períodos y máxima figura del peronismo de las últimas décadas, Cristina Fernández de Kirchner, las autoridades de La Nación pusieron en duda el brutal ataque en su editorial. Aunque sobran las imágenes del arma a centímetros de la cara de CFK mientras la gatilla, aunque hay cuatro detenidos y pueden llegar a haber más; y a pesar de que la Justicia cree que hay una organización detrás del intento de magnicidio, La Nación lo niega.

En su editorial, que fue repudiadada por todo el arco oficialista y hasta por parte de su staff, los miembros de la cúpula se animaron a escribir y a publicar: “De las respuestas a la suma de interrogantes planteados podría comenzar a determinarse el verdadero cariz de quienes protagonizaron el hecho del 1º de septiembre”.

Y continuaron, al tiempo que la Justicia ya procesó a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte, Gabriel Carrizo y Agustina Díaz por intentar matar a Cristna: “Si se trata de locos sueltos o de idiotas útiles, si estamos ante fanáticos desquiciados o frente a un grupo delictivo escasamente profesional al servicio de sectores interesados en generar un particular clima o determinadas consecuencias políticas favorables a una líder política a quien la Justicia ha puesto contra las cuerdas. Nos inclinamos por esta última hipótesis”. Nefasto es poco.

Pero no es la primera vez que lo hacen. El 10 de diciembre de 2015 una nueva Era nació en Argentina de la mano de Mauricio Macri. A pesar de que terminó cuatro años después, el 9 de diciembre de 2019, La Nación puso todo su empeño, sus operaciones y sus pedidos sobre la mesa. Y lo primero que le “ordenó” a Macri fue liberar a los genocidas de la última dictadura militar. Eso sucedió. En serio.

Ocurrió en noviembre de 2015, cuando el triunfo de Macri ya era una realidad. La editorial fue titulada “No más venganza”, y en ella La Nación le exigió al líder de Cambiemos que “las ansias de venganza deben quedar sepultadas de una vez para siempre”. Esas palabras eran una dura crítica a la política de Derechos Humanos que llevaron adelante los gobiernos de Néstor Kirchner y de Fernández de Kirchner.

Y continuaron: “Ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar. Hay dos cuestiones urgentes por resolver. Una es el vergonzoso padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad. Son a estas alturas más de trescientos los detenidos por algunas de aquellas razones que han muerto en prisión, y esto constituye una verdadera vergüenza nacional”.

Ese texto generó el repudio no solo de las organizaciones de Derechos Humanos y del Peronismo sino que los propios periodistas de La Nación realizaron un escrache y un repudio por esa columna. En una asamblea en la redacción, votaron publicar un comunicado de rechazo al editorial y aseguraron: “Condenamos la pretensión de La Nación de igualar a las víctimas del terrorismo de Estado y el accionar de la Justicia en busca de reparación en los casos de delitos de lesa humanidad, con los castigos a pesos comunes y con una cultura de la venganza. Ratificamos nuestro compromiso por la continuidad de los juicios por los delitos de lesa humanidad. No al olvido”.

Al año siguiente, el diario que se convirtió en un defensor de la última dictadura, de la que también fue propagandista, publicó un editorial titulado “Defensa: por ahora sólo desfiles”. En ella criticaba a Macri porque la reivindicación de las Fuerzas Armadas se llevaba a cabo solo en actos y no en la Justicia. “La realización de desfiles en conmemoración del Bicentenario de nuestra Independencia fue un indicio de la reubicación de las Fuerzas Armadas en la consideración oficial y probablemente también social. Desde 1983, en el marco de un ambiente político adverso a las Fuerzas Armadas, se practicó un desarme, sin declararlo formalmente. La Argentina fue así un caso atípico de un país que procede de esa manera sin precaverse mediante un acuerdo de defensa o de desarme regional, o mediante un convenio de protección por otra potencia militar”.

Y finalizan con un texto que muestra su defensa de los militares condenados por crímenes de Lesa Humanidad: “Salvado esto, el marco de un programa consensuado debe incluir la reconciliación y la superación de los sentimientos antimilitares que han motivado no sólo el deterioro defensivo que exponemos en este editorial, sino también un tratamiento judicial asimétrico y claramente violatorio de los principios de la justicia en el tratamiento de los hechos de la guerra antisubversiva que nuestro país vivió en los años setenta”.

En 2019, el diario de los Mitre realizó una de sus publicaciones más desagradables de su historia. Cuando la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo aún no había sido sancionada, el periódico fue publicado con el siguiente texto: “Niñas Madres con mayúsculas”. En la nota se defendía que nenas de 13 o 14 años sean mamás luego de ser violadas y criticaba a aquellos padres que ofrecen el aborto como posibilidad. En los párrafos se diferencias dos casos. Una nena que “quería ser madre” y otra que no.

Y detallan con una destacable muestra de falta de educación no solo sexual sino también psicológica: “Es admirable y emocionante ver desplegarse el instinto materno. Encarnado, corporizado, ese instinto vital de preservación arrasa con todo lo que se ha dicho y escrito desde una teoría reñida con el derecho a la vida. Despedaza el pañuelo verde, al error inducido del ‘yo decido sobre mi cuerpo’, al feto como desprovisto de vida, entre otras denominaciones eufemísticas creadas para bajar la carga emocional que encierra decir que hablamos de un hijo desde el minuto de la concepción, de un bebé por nacer que se desea eliminar asesinándolo”. Horas después de esa publicación, la redacción del diario realizó una asamblea y publicó un comunicado titulado “Niñas, no madres”. (04-10-22).

Etiquetas
Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar