La Región

Abuso en un campo de Dorrego, la indignación de una madre y una condena a 4 años

Enojo e indignación fueron los sentimientos de una madre cuando descubrió que su pareja estaba manoseando a su hija.

No lo pensó dos veces, le recriminó lo que estaba haciendo, puso a resguardo a la nena y tomó un cuchillo. Estaba decidida a todo.

Afortunadamente pudo frenar el impulso. La ira provocada por la situación la canalizó en la denuncia y en la lucha hasta encontrar justicia para la pequeña.

En las últimas horas, el juez del Tribunal en lo Criminal N° 1 de Bahía Blanca, Hugo Adrián De Rosa, condenó al procesado —no se lo identifica para preservar a la menor— a 4 años de prisión.

En el marco de un juicio abreviado, el hombre fue hallado culpable de los delitos de abuso sexual simple, reiterado, agravado por el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente con una menor de edad

Previamente, la fiscal Marina Lara y el defensor oficial Augusto Duprat, con la aceptación del detenido, habían acordado la calificación legal y la pena.

Sorprendido

Para la acusación quedó probado que la tarde del 3 de noviembre del año pasado, en un galpón de un establecimiento rural del partido de Coronel Dorrego, el sujeto manoseó a su hijastra de 11 años, la obligó a quitarse parte de la ropa y la besó por la fuerza.

El hecho fue descubierto por la madre de la pequeña quien, según denunció, se dirigió hacia un galpón ubicado a unos 100 metros de la casa que ocupaban y sorprendió al acusado sometiendo a la niña.

Describió que le dijo al procesado —estaban en pareja desde hacía 6 meses— que no tenía vergüenza y lo cuestionó, a lo que el acusado le refirió que la víctima “se lo había pedido”.

Sostuvo que llevó de inmediato a la nena a la casa y tomó un cuchillo del cajón, con la intención de enfrentar a su ex.

Relató que se cruzó con el hombre y lo golpeó en la cara, aunque este insistía con que todo era un invento. Finalmente el hombre se retiró del campo.

La mujer se comunicó con la Policía y poco después realizó la denuncia penal.

También señaló que el imputado habría tenido conductas similares con una sobrina, aunque esas situaciones no habían sido judicializadas.

Amenazada

La víctima declaró mediante el sistema de Cámara Gesell y contó que el día de los hechos habían regresado de Tres Arroyos.

Describió que en un momento se dirigió al galpón para ver qué estaba haciendo la pareja de su madre y que este le dijo que se sentara en un banco.

Indicó que el acusado le dijo que se levantara el vestido y que ella se negó, aunque el sujeto le contestó que lo hiciera o, de lo contrario, le pegaría.

Posteriormente comentó lo sucedido y señaló que era la primera vez que ocurría, ya que nunca estaba a solas con el procesado.

También relató la forma en que la madre descubrió el abuso, indicando que “le pegó una cachetada y trajo el cuchillo”.

Por último, admitió que se llevaba “más o menos” con el acusado y que no lo quería, aunque “sin tener ningún motivo en particular”.

Pericias y decisión

Una perito psicóloga de la Fiscalía General Departamental sostuvo que no advirtió tendencia a fabular en la menor, así como tampoco halló “la presencia de mecanismos de desmentida, retractación o disociación”.

Señaló también “la presencia de secuelas psicológicas de haber sido víctima de abuso sexual tales como pesadillas, y apego hacia su madre”.

Describió que el relato fue “espontáneo”, manejando un “vocabulario acorde a su edad y expresiones de pudor. Su discurso mantiene lógica y coherencia”.

Consideró además que si bien la víctima no tenía afinidad con el acusado, “no se advierte animosidad para con el mismo, como tampoco se advirtieron presiones externas que pudieran inferir en el relato de los hechos”.

Por todo ello, el juez halló probada la participación del acusado en el abuso imputado y le impuso la pena de prisión efectiva.

El descargo en dos declaraciones

Versiones. El condenado, de 57 años, declaró dos veces ante la fiscal Marina Lara y dijo que era inocente.

Acusaciones. La primera vez comentó que la chica se sentó a su lado mientras trabajaba y que cuando ingresó su madre lo comenzaron a acusar de algo que no había pasado.

Un grano. En la ampliación de la indagatoria describió que la chica se había levantado la pollera para «reventarse un granito o algo» y que él no vio lo que hacía. Dijo que la víctima se oponía a la relación con su madre. (Fuente: La Nueva.). (09-05-22).

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