LA DORREGO

Torres y el Proyecto Patagonia: escribe Fabián Barda

Volvemos al sur, al mar y al frío

El gobernador de Chubut reflota el Proyecto Patagonia de Alfonsín para trasladar la Capital.

Nunca antes la Dra. Mirtha Legrand había tenido un pase tan perfecto para desgranar brillantez y repentización. En el transcurso del programa televisivo “La Noche de Mirtha”, el gobernador de la provincia de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres habló de fidelidad y de la permanencia de por vida con la misma pareja entre Pingüinos. Justo en esa mesa estaba el actor nacido en Chile, hoy radicado en la Argentina, Benjamín Vicuña cuya vida extra actoral ha sido motivo de ríos de tinta por parte de la prensa especializada en espectáculos. La situación fue replicada inmediatamente por las redes sociales y por algunos portales, incluso de periódicos de tiraje nacional e influencia en las opiniones del círculo rojo y la clase política.

El gobernador patagónico también aprovechó la oportunidad para darle visibilidad a un tema que, según él, venía impulsando desde un tiempo atrás que, indudablemente, la mesa de Mirtha le dio repercusión.

Torres, proveniente del PRO, había tenido minutos de notoriedad en el verano de este 2024 cuando comenzaron a discutirse cuestiones presupuestarias y de coparticipación entre la nación y la provincia patagónica. Torres aglutinó, en ese momento, a los gobernadores patagónicas en el inicio de una rebelión que la gimnasia legislativa, las necesidades provinciales y la canilla de la nación se ocuparon de desactivar. Puntualmente, el round entre Milei y Torres tenía por botín: La falta de fondos de coparticipación, la deuda de la provincia con el Estado nacional y el dominio chubutense sobre el petróleo y el gas. Hasta el propio socio de Milei, Mauricio Macri, no supo explicar cómo el conato lo iniciaba uno de los suyos. Fue tormenta de verano. Torres no asomó a los medios nacionales hasta su asistencia, tal un “Bochini Patagónico” para la Dra. Legrand hiciera subir los colores de ex de Pampita, también ex de la China Suárez.

La novedad sobre lo que propone el gobernador de Chubut respecto del traslado de la Capital es reflotar el denominado “Proyecto Patagonia” impulsado por Raúl Alfonsín en su gobierno entre 1983 y 1989.

El 15 de abril de 1986, haciendo uso de la cadena nacional de radio y televisión, el presidente Alfonsín anuncia un ambicioso proyecto conocido como “Plan para una Segunda República Argentina” a un conjunto de reformas políticas, sociales e institucionales. Estuvo integrado por varios proyectos ambiciosos enviados al Congreso de la Nación que habrían significado, dada su trascendencia, una refundación institucional del país, viniendo de allí el nombre.

Los proyectos principales contemplaban el traslado de la Capital Federal a la Patagonia (Proyecto Patagonia), la creación de la Provincia del Río de la Plata que unificaría el Gran Buenos Aires con la ciudad de Buenos Aires, la reforma de la Constitución Nacional para abandonar el sistema presidencial y adoptar el semiparlamentarismo como forma de gobierno, la provincialización del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, reformar el Poder Judicial y realizar una reforma administrativa del Estado.

La historia cuenta que debería ser la iniciativa del traslado un secreto muy bien guardado. Los viajes de funcionarios nacionales, especialistas en urbanismo hacia Viedma levantaron sospechas en la opinión pública de la capital rionegrina y el 13 de abril, el corresponsal viedmense del Diario “Clarín” hizo el adelanto periodístico. El día 14, el diario “Clarín” publicó en tapa que el gobierno iba a trasladar la Capital Federal a Viedma rompiendo el secreto del proyecto.

Una vez aprobada la ley, el 21 de julio de 1987, a través del decreto 1156, es disuelta la Comisión Técnica Asesora en Problemas Urbanísticos, Arquitectónicos y Ambientales y su estructura administrativa se transforma en el Ente para la Construcción de la Nueva Capital- Empresa del Estado (ENTECAP). A esta nueva estructura, realmente, se le dieron amplios poderes: podía expropiar tierras, proyectar el nuevo trazado urbano y desarrollar las diversas obras de infraestructura para cumplir con el proyecto. Los especialistas aseguran que Alfonsín había tomado el modelo del NOVACAP, el organismo brasileño que en los años ´50 había llevado adelante la construcción de Brasilia. El ENTECAP, tuvo actividad durante unos tres años y medio, realizando diversos estudios en diferentes temas (ecológicos, económicos, urbanísticos, demográficos, energéticos, turísticos e hídricos), trazó planos y construyó maquetas de las diferentes obras de infraestructura necesarias para el asentamiento de la población y cumplimiento del traslado, como viviendas, hospitales, escuelas, puentes, oficinas públicas, entre tantas otras obras necesarias para la magnitud del proyecto de traslado. Contemporáneamente la Revista “Summa” de arquitectura publicó algunos datos muy ilustrativos: la superficie a construir sería de 7.777.473 metros cuadrados, de los cuales 5.700.000 era de viviendas, 480.000 de edificios públicos, 405.965 de establecimientos educativos, 84.300 de servicios de salud y 1.107.203 de otras edificaciones. En esos años finales de la década de 1980 se estimaba la inversión en 2.231 millones de dólares. Había algunas medidas que hablaban de la ilusión de ese proyecto ya que el propio ENTECAP estableció (obviamente sin concretarse) el traslado de 23.000 empleados públicos desde la ciudad de Buenos Aires.

En las conversaciones del periodista Pablo Giussani con Alfonsín, publicadas por Sudamericana-Planeta en diciembre de 1987, el entonces presidente al encuadrar la idea del traslado en su proyecto político sostenía que “el traslado de la capital apunta a superar todos los factores que, como el hegemonismo, la balcanización de la sociedad, las divisiones maniqueas del país, han venido demorando nuestra completa integración nacional”.
Para Alfonsín, “la centralización y la concentración de poder han desempeñado un papel de primer orden entre los factores que han tendido a mantenernos cristalizados como una sociedad desintegrada. Y Buenos Aires, o mejor dicho: el status de Buenos Aires como Capital Federal, es el máximo símbolo de esta situación”.

El fracaso no se debió principalmente a la crisis económica de la época (hacia el momento del anuncio ya se notaban algunas grietas en el Plan Austral, programa económico que había lanzado Alfonsín a mediados de 1985). Se apunta que el rol de los medios de comunicación masiva de la ciudad de Buenos Aires y de los sectores ligados a los intereses económicos y políticos de la misma. En principio, los dos diarios de mayor circulación y prestigio en esa época: “La Nación” y “Clarín” acompañaron la iniciativa del alfonsinismo pero luego la tildaron de “costosísima”, “faraónica” e “innecesaria”. La televisión, salvo Canal 9 en manos de Alejandro Romay, todavía estaba en manos del estado dirigida por funcionarios radicales que poco a poco comenzaron ignorar el proyecto, no haciendo más referencia al mismo.

También fue criticado el ENTECAP por haber –según varios especialistas- diseñado un proyecto demasiado costoso, dándole argumento a los opositores.

Otro tema fue la presencia política para dar señal que el proyecto iba en serio. Si bien el ENTECAP tenía sede en Viedma, gastó mucho dinero en personal y oficinas en Buenos Aires que con el tiempo fue incrementando. El mismo Alfonsín sostuvo que quien fuera vice gobernadora de la provincia de Buenos Aires y luego secretaria de vivienda, Arquitecta Elva Roulet, lo acusó de falta de decisión política y le había aconsejado que debía hacer edificios sencillos y mudarse a Viedma y luego ir trasladando de a poco las distintas dependencias gubernamentales. Algunos habían sugerido que el propio Alfonsín realizara algunos actos de gobierno en el nuevo territorio federalizado. Se ubica la presencia del Papa Juan Pablo Segundo en 1987, en Viedma, como un gesto que el propio Alfonsín le pidió al jefe de la Iglesia Católica constituyéndose en el primer Papa en visitar la Patagonia. Hacia el final de sus días el Dr. Alfonsín dijo que “aunque sea en una carpa me tendría que haber instalado en Viedma”.

Un dato que no es menor sobre la ley 23.512 muchos consideran que continúa vigente, pero, durante 2014, fue finalmente anulada con la sanción del Digesto Jurídico argentino. El primer cuerpo ordenado de las normas argentinas fue aprobado por el Congreso el 21 de mayo y promulgado por la Presidenta el 16 de junio. De las 32.234 leyes que había en vigencia quedaron apenas 3.134. Es decir, el 9,72 por ciento. Una de los miles de normas que se derogaron fue la que establecía el traslado de la capital a Viedma y Carmen de Patagones. Un dato anecdótico es que las consultas periodísticas que se hicieron a asesores de Diputados que trabajaban sobre el traslado a Santiago del Estero, contestaron no conocer si en el Nuevo Digesto la ley del traslado a Viedma- Patagones estaba derogada.

El gobernador de Chubut, Ignacio «Nacho» Torres, confirmó la reactivación del proyecto para trasladar la Capital Federal de Argentina a Viedma, Río Negro, una iniciativa que reaviva una idea que se remonta a la presidencia de Raúl Alfonsín en los años 80.

Torres explicó que el proyecto original, conocido como Proyecto Patagonia, buscaba descentralizar el poder político y económico de Buenos Aires, promoviendo un desarrollo más equilibrado del país. «Tenemos una necesidad muy importante de descomprimir, no solamente hablando del federalismo fiscal, sino hablando concretamente de una zona centro macrocefálica», afirmó Torres. La propuesta incluye la creación de un Distrito Federal en Viedma y Carmen de Patagones, con el objetivo de descentralizar la administración y mejorar la eficiencia del gobierno.
El Proyecto Patagonia fue lanzado en 1986 por el entonces presidente Raúl Alfonsín. Este plan tenía múltiples objetivos: descentralizar el poder, solucionar problemas demográficos y fomentar inversiones en el interior del país. Aunque el traslado de la capital fue la medida más destacada, el proyecto también incluía la provincialización de Tierra del Fuego y la promoción de inversiones en la región patagónica.

Torres detalló que el proceso de traslado de la capital podría llevar entre 10 y 12 años, debido a la necesidad de inversiones en infraestructura. «La idea es hacerlo de manera austera, el Estado tiene un montón de bienes ociosos que no utiliza, los cuales se podrían vender para poder contar con los recursos para esa infraestructura que es necesaria», explicó.

El gobernador mencionó que recibió un buen feedback de varios funcionarios del gobierno actual, quienes ven con buenos ojos la propuesta. «Hablé con algunos funcionarios del gobierno y lo que nadie puede contradecir, porque en esto no hay grieta, es que tenemos una necesidad muy importante de descomprimir», señaló.

Torres reconoció que se trata de una discusión disruptiva, pero necesaria para definir el modelo de país que se quiere construir. «Argentina siempre está constantemente en la diaria atando con alambre los problemas, yendo atrás de la coyuntura y es muy difícil parar la pelota y discutir lo importante», reflexionó.

El traslado de la capital a Viedma podría traer múltiples beneficios, incluyendo la descentralización del poder, la mejora en la eficiencia administrativa y el desarrollo económico de la región patagónica. Además, podría servir como un símbolo del compromiso del país con un desarrollo más equilibrado y federal.

El próximo paso para el proyecto es la presentación formal ante el Senado, respaldada por un bloque político que incluye a gobernadores de otras provincias patagónicas. Este bloque buscará consolidar el apoyo necesario para avanzar en la implementación del proyecto, con la esperanza de que esta vez, la iniciativa pueda superar las barreras que impidieron su realización en el pasado.

La idea del traslado de la capital y/o cuestionamiento del sitial de la ciudad de Buenos Aires en cuanto al fortalecimiento del centralismo porteño atraviesa la historia misma de la Argentina aun antes de ser Argentina.

En los últimos 41 años, recuperación de la Democracia mediante, el proyecto Patagonia del Presidente Alfonsín pese a todas las circunstancias fue el que más avanzó a punto tal de haberse aprobado el traslado de la capital de los argentinos. Recién en el invierno de 2014, en el último tramo de su segundo gobierno, la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner lanzó la idea, esta vez, de llevarla al norte, al calor y sin mar, precisamente a Santiago del Estero. Esa idea, extemporánea, solo fue analizada por los equipos técnicos de Frente Renovador que produjeron un dossier.

Macrismo y Albertismo mediante el tema estaba acallado hasta que, desde Chubut, el gobernador más joven de la Argentina lo reflota anclado en la idea de “al sur, al mar y al frío” de Raúl Alfonsín. También en este vertiginoso 2024, surgió otra voz para elevar a Paraná como capital de los argentinos, ciudad que reúne antecedentes históricos al respecto.

La diferencia sustancial con el alfonsinismo es que, pese a plantearse no el cenit de la primavera democrática, fue impulsado por el oficialismo gobernante y reunión el oncenso para su aprobación la legisltivs. La de CFK fue solo una idea planteada en un discurso, los actuales proyectos han sido lanzados por gobernador y un legislador. (02-11-24).

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